31 de agosto
de 2013 -
Nacido en 1933
en Milán, Claudio Abbado es uno de los
mejores directores de orquesta del mundo,
con una intensidad y profundidad poco
comunes para un repertorio que aborda las
páginas más inaccesibles. Es intérprete
sublime de compositores como Mozart y Brahms
y amado en todo el mundo, especialmente en
Europa. Ha adquirido méritos artísticos en
el campo de la música a través de la
interpretación de la literatura musical
sinfónica y operística al frente de muchas
de las orquestas más prestigiosas del mundo.
Claudio Abbado
dirige la sinfonía No. 5 de Ludwig Van
Beethoven
con la Orquesta Filarmónica de Berlín en
2001.
Fragmento del primer movimiento: allegro con
brio.
Abbado se graduó en el Conservatorio de su
ciudad e hizo su debut en La Scala a los 27
años, en 1960. Ocho años más tarde se
convirtió en su director musical, cargo que
mantuvo durante casi 20 años, hasta 1986,
cuando se trasladó a Viena para dirigir la
Staatsoper en la capital austriaca. Tres
años más tarde llegó a Berlín y se convirtió
en el director artístico de la Orquesta
Filarmónica de Berlín. No es el primer gran
director de orquesta en ser designado
senador vitalicio: en 1949 el primer
presidente de la República Italiana, Luigi
Einaudi, nombró a Arturo Toscanini, quien
—sin embargo— renunció al cargo. De hecho,
Giorgio Napolitano, en las motivaciones que
acompañan el nombramiento, explica que ha
«tomado decisiones que siguen la inspiración
detrás de los nombramientos efectuados en
primera instancia por el presidente Luigi
Einaudi», otorgando el título a
«personalidades representativas del mundo de
la cultura y de la ciencia».
Abbado ha trabajado intensamente a favor de
la difusión y el conocimiento de la música,
especialmente entre los grupos sociales
tradicionalmente marginados. Ha sido
responsable de la dirección de las más
prestigiosas instituciones musicales del
mundo —como el Teatro alla Scala y la
Filarmónica de Berlín— y ha creado
instituciones para el estudio y el
conocimiento de la nueva música. Ha sido
promotor de jóvenes talentos fundando
orquestas, como la European Union Youth
Orchestra, la Chamber Orchestra of
Europe, la Mahler Chamber Orchestra
y la Orquesta Mozart. Entre sus creaciones
inolvidables, es importante recordar “Pedro
y el Lobo” —de Prokofiev— con Roberto
Benigni como narrador. Finalmente, hay que
resaltar su adhesión al “Sistema Abreu”, la
red de educación musical creada por el
filántropo venezolano José Antonio Abreu que
se extendió a grandes grupos poblacionales,
particularmente en las zonas más pobres.
(unita.it / puntodincontro.mx
/ adaptación y traducción al español de
massimo barzizza)
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