Una diagnosi
per il Messico

"El País de uno": il nuovo libro
della politologa Denise Dresser.


26 settembre 2011. - Nemmeno la Madre Teresa avrebbe superato la prova di essere presidente del Messico. "Alla fine della sua amministrazione saremmo rimasti di sicuro delusi", dice convinta Denise Dresser.

Le ragioni del suo duro commento sono contenute nel testo del libro El País de uno (Ed. Aguilar), una diagnosi devastante dei mali del Messico, dove i "vecchi demoni", come la corruzione e l'impunità non cedono, protetti da una democrazia disfunzionale.

"I problemi fondamentali sono l'apatia, la rassegnazione e il silenzio. E cosí le élite del paese continuano a fare quello che vogliono".

Dresser cerca di scuotere la coscienza dei lettori con il suo libro, e così dopo l'analisi la scrittrice presenta un appello per iniziare a cambiare la realtà del Paese con una serie di raccomandazioni rivolte ai cittadini che vogliano passare dal conformismo all'azione.

Politologa, studiosa e attivista, Dresser non è più la principessa coraggiosa che sognava da bambina, ma crede ancora che i draghi possano essere sconfitti e nella sua visione i draghi sono rappresentati da alcuni politici, imprenditori e dirigenti sindacali che manovrano per difendere il bottino derubato al Messico.

Utilizza come spada una penna volta alla loro giugulare. Uno stile implacabile e una mira pefetta. Ma i draghi che affronta si riproducono come meduse.

"Mi alzo la mattina pensando, 'Oggi, Denise, devi essere più affilata di ieri'. Ma credo che il Messico abbia bisogno di osservarsi più onestamente, e questa è diventata la mia attività principale. Quello che dico a volte sembra duro, ma sono pochi quelli che potrebbero direbbero che non è vero".

La casa della Dresser è spaziosa e accogliente, progettata dall'architetto Manuel Parra con archi in pietra e un caminetto in soggiorno, ora spento. Nella sua famiglia, dice, trova la pace e il supporto necessari per "uscire a vivere".

Ma l'accademica formata al Colegio de México ed alla Princeton University ha —anche lei— un punto debole. "Ho difficoltà a far parte di organizzazioni e movimenti", dice dopo una lunga pausa. "A volte mi sento una specie di Lone Ranger, molto introversa".

 

(reforma.com / puntodincontro)

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26 de septiembre de 2011. - Ni la Madre Teresa podría haber superado la prueba de ser Presidente de México. "Al final del sexenio acabaríamos desilusionados", dice convencida Denise Dresser.

Las razones de tan duro vaticinio puede descubrirlas en El país de uno (publicado por Aguilar), un diagnóstico demoledor de los males que aquejan a México, donde "viejos demonios" como la corrupción y la impunidad permanecen, cobijados por una democracia disfuncional.

"El problema fundamental es la apatía, la resignación, el silencio. Eso permite que las élites del País hagan lo que se les da la gana".

Dresser busca con su libro sacudir conciencias, por eso al análisis sigue un llamado a cambiar esta realidad, con una serie de recomendaciones dirigidas a ciudadanos que deseen pasar del conformismo a la acción.

Politóloga, académica y activista, Dresser ya no es la valiente princesa que soñó de niña, pero aún cree posible derrotar dragones: los políticos, empresarios y líderes sindicales atrincherados para defender el botín que arrebatan al País.

Utiliza como espada una pluma dirigida a su yugular. Un estilo implacable y una puntería certera. Pero los dragones que enfrenta se reproducen como medusas.

"Yo no me levanto en las mañanas pensando: 'Hoy, Denise, tienes que ser más punzante que ayer'. Pero creo que a México le hace falta mirarse con más honestidad, y a esa tarea me aboco. Lo que digo a veces parece duro, pero pocos dirían que no es cierto".

La casa de Dresser es amplia y acogedora, un diseño del arquitecto Manuel Parra con arcos de piedra y una chimenea en el salón, ahora apagada. En su familia, dice, encuentra la paz y el apoyo necesarios para "salir a la vida".

Porque la académica formada en El Colegio de México y la Universidad de Princeton también tiene su punto débil. "Me cuesta trabajo formar parte de equipos, de movimientos", afirma tras una larga pausa. "Muchas veces soy como una especie de Llanero Solitario, muy introvertida".

Lo más ingrato de su profesión es librar las mismas batallas una y otra vez. "Ver la perpetuación de las peores prácticas, que el País cambia muy lentamente debido a la complicidad de sus habitantes". Pero cada mañana, al abrir el periódico, descubre otra razón para continuar. "Siempre hay algo que me produce indignación".

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El país de uno (Aguilar), afirma su autora, es también una advertencia sobre los costos que implicaría el retorno del PRI a la Presidencia.
Gracias al PRI, escribe, el narcotráfico se infiltró en el Estado, y figuras como Carlos Hank González y la famiglia Salinas hicieron de la política un ejercicio de complicidad y apropiación de los recursos del País.

"Cuando me dicen que soy muy antipriista, lo considero un piropo", sostiene Dresser. "El PRI es hoy el partido del 'No', que se opone a todas las reformas necesarias por los intereses que defiende: rechaza el combate a los monopolios porque fue el partido que los creó, y la transparencia en los sindicatos porque su apoyo se basa en las estructuras corporativas que moviliza en cada elección".

De vuelta en la Presidencia, el PRI trataría de desmantelar organismos autónomos como el IFE. "Para que no podamos volver a sacarlo del poder jamás".

Dresser dedica un capítulo a la oportunidad histórica que Vicente Fox desperdició en su sexenio, al negociar con el PRI en lugar de confrontarlo, lo que heredó a Felipe Calderón una oposición fortalecida y un gobierno con poco margen de maniobra.

El Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard es el gran ausente en el libro de la politóloga. Apenas tres menciones, contra las 32 del ex Gobernador del Estado de México, "el modelo bombón" Enrique Peña Nieto, y las 21 de Andrés Manuel López Obrador.

"Creo que Ebrard sería la mejor opción para la izquierda, un buen candidato, un buen Presidente, pero las posibilidades de que eso ocurra, a mi juicio, ahora son básicamente nulas", afirma. "El momento en que no logró que se forjara la coalición PAN-PRD en el Estado de México, e incluso se retiró ante el temor a López Obrador, ese momento significó su muerte política".

Para Dresser, ser político en México es el mejor trabajo que existe en el planeta. "Carretadas de dinero público y cero rendición de cuentas". La falta de instrumentos como la reelección, las candidaturas ciudadanas y el referéndum, de los que carece la democracia mexicana, tienen marginado al ciudadano, afirma.

"Cuando me dicen que si les damos reelección, (los políticos) se quedarán ahí para siempre, yo les digo que ya se quedan. No hay reelección, pero sí hay trampolín: de la Cámara de Diputados al Senado, luego a una diputación local, y de regreso, sin haber rendido cuentas jamás".

La primera ciudad que visitará Dresser con El país de uno será Monterrey, donde el 7 de octubre tendrá lugar la presentación inaugural de la Feria Internacional del Libro en el museo Marco. Las presentadoras en la Ciudad de México serán sus amigas y "aliadas" Carmen Aristegui y Lidia Cacho, el 27 de octubre, en un lugar por confirmar. Después, viajará en noviembre a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Un café con Slim

Hace unos años, Carlos Slim invitó a tomar un café a Denise Dresser, una de sus más feroces críticas. "Fue una conversación ríspida", recuerda. "Me preguntó por qué estaba obsesionada con la competencia y fue insólito, porque en cualquier lugar la competencia genera mejores productos a precios más baratos".

Slim, dice, es una criatura creada por el Estado, que no instrumentó a tiempo las regulaciones que permitieran frenar sus prácticas monopólicas. "La responsabilidad real no es del Sr. Slim; es del Gobierno de México".

En El país de uno analiza los negocios del hombre más rico del mundo y denuncia también el abusivo poder de los medios encarnado por Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego.

 

(reforma.com / puntodincontro)

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