5 de septiembre de 2016 -
La guerra contra la obesidad y la comida
chatarra —un campo en el que México ha sido
pionero en el mundo con algunas medidas de
política fiscal introducidas en 2014— se
extiende: los técnicos del gobierno francés
están evaluando la posibilidad de gravar los
alimentos procesados con base en el contenido
calórico o en la calidad nutricional.
Al igual que en el país de
los aztecas, también los galos evalúan la
inclusión de los costos socioeconómicos del
aumento de peso entre las amenazas para la salud
pública contra las que es necesario tomar
medidas a nivel nacional. Se están analizando
diversas soluciones para aumentar los impuestos
sobre los alimentos poco saludables con base en
su valor calórico o en su calidad nutricional o
simplemente incrementando el IVA sobre los
alimentos considerados “perjudiciales para la
salud”, utilizando la experiencia
latinoamericana para aumentar el efecto
disuasorio y reducir los efectos secundarios no
deseados de las nuevas disposiciones.
En
México, los aumentos al precio final se ubican
entre el 1% y el 8%, pero la aplicación de la
innovadora política de seguridad social ha
dejado claro que este tipo de impuestos sobre
los alimentos recae sobre todo en los pobres,
que gastan una mayor parte de su presupuesto en
comida. «Es necesario añadir a esta medida
fiscal una intervención para la redistribución
del ingreso», se afirma, por lo tanto, en la
propuesta francesa.
Entre
las hipótesis consideradas, se encuentran el
aumento de los incentivos para los medicamentos
contra la obesidad y el sobrepeso, leyes que
limiten la promoción de productos dañinos, el
establecimiento de porciones estándares en los
comedores y la regulación de la publicidad para
los alimentos destinados a los niños y
adolescentes.
(massimo barzizza / puntodincontro.mx)
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