9 de septiembre de 2017
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Los
altavoces de la alerta sísmica de la Ciudad de
México se activaron la noche del jueves 7 de
septiembre 97 segundos antes de que se sintiera
el terremoto de 8.2 grados en la escala de
Richter que sacudió el país a las 23:49 locales
(las 6:49 del 8 de septiembre en Italia).
El
aviso también se emitió en Acapulco,
Chilpancingo, Puebla y Oaxaca. Esto permitió a
millones de personas salir de sus casas con
anticipación o permanecer en un lugar seguro.
Pese
a esta tecnología, lamentablemente, 61 personas
perdieron la vida en los Estados de Oaxaca,
Chiapas y Tabasco a consecuencia del que ya fue
calificado como el terremoto de mayor intensidad
en la historia moderna de este país
latinoamericano.
Pero
la tragedia pudo haber sido de dimensiones mucho
mayores sin este sistema, que se basa en el
principio fundamental de que las ondas sísmicas
denominadas superficiales, que normalmente
ocasionan los daños más graves, viajan a una
velocidad de entre 3.5 y 4.0 Km/segundo, por lo
que tardan más tiempo que las ondas de radio
—que se desplazan a la velocidad de la luz— en
recorrer la distancia desde el punto en que son
detectadas a los centros urbanos equipados con
sistemas para la alerta.
La
detección del sismo, la estimación de su
potencial tamaño y, finalmente, la trasmisión de
un mensaje dejan entre 50 y 100 segundos antes
de que se manifiesten los efectos del movimiento
telúrico.
El
video que publicamos en este artículo muestra el
funcionamiento del Sistema de Alerta Sísmica (SASMEX)
durante el temblor que sacudió antier el sur y
el centro de México.
Aunque el epicentro del terremoto ocurrió en la
costa de Chiapas, las primeras detecciones
fueron realizadas a 200 kilómetros, en los
sensores próximos al puerto de Salina Cruz
(Oaxaca).
En el
video se observa cómo se activan más de 70
sensores de la red SASMEX. Los números que
aparecen en la parte superior de la pantalla son
las estimaciones de la energía del sismo, que se
van actualizando con las nuevas detecciones. Las
ondas de color amarillo son las que ocasionan
los peores daños.
El
proyecto para el desarrollo de un sistema de
alerta que pudiese prevenir a la ciudadanía ante
movimientos telúricos de grandes proporciones
comenzó en 1989 con el Sistema de Alerta Sísmica
para la Ciudad de México (SAS). Con el pasar del
tiempo se añadió infraestructura para conformar
una red más amplia y al día de hoy la señal se
recibe en seis ciudades: Ciudad de México,
Oaxaca, Acapulco, Chilpancingo, Morelia y
Puebla.