12 de marzo de 2018
- La alerta de viaje a Playa del Carmen emitida
la semana pasada por el Departamento de Estado
de los Estados Unidos —replicada por los
gobierno de Canadá y del Reino Unido— y el
consecuente cierre provisional del consulado
local (que hoy vuelve a abrir), han causado una
espiral de alarmismo mediático internacional,
provocando cancelaciones de muchos paquetes
vacacionales hacia el primer destino turístico
de Latinoamérica.
El sobredimensionamiento con el cual los medios
han tratado el tema provoca una percepción
exagerada con respecto a la realidad de la
emergencia, que sí existe, pero tiene efectos
menores a los proyectados.
El flagelo del narcotráfico está afectando la
gobernabilidad y la calidad de vida de vastos
sectores de la población mexicana, pero la
situación debe ser analizada cautelosamente y
desde diferentes perspectivas. Puede parecer
absurdo, sin embargo los habitantes de algunos
países de Latinoamérica —y de México en
particular— ya han “normalizado” los actos de
violencia que, bajo ciertos aspectos, a nivel
local pueden incluso pasar desapercibidos o
tomados como algo “esperable”.
En todos los países del mundo existen amenazas
que afectan el desarrollo humano.
La delincuencia común es la principal
preocupación para los residentes de muchas
naciones, empezando por los propios Estados
Unidos, donde los delincuentes habituales cobran
cuentas con saldos muy altos de violencia y
muerte. Lo que está claro es que es necesario
examinar los factores locales y específicos de
cada país para comprender mejor la naturaleza
del problema y las posibles soluciones. Es
necesario aplicar estrategias diferenciadas e
integradas para hacer frente a la delincuencia,
que tengan en cuenta los diferentes contextos
sociales, económicos, demográficos y criminales
de cada lugar.
En cuanto al contexto que ha provocado los
últimos acontecimientos de Playa del Carmen, no
se ha visto aún una estrategia eficaz contra la
inseguridad rampante por parte del gobierno
local.
La complejidad de la relación entre ciertos
facilitadores de la criminalidad (como lo pueden
ser los factores socioeconómicos —que incluyen
la falta de educación—, el acceso a armas, etc.)
y la existencia de debilidades institucionales
sumados a la corrupción, permitió que se
rompiera el equilibrio existente en la zona y
fomentara la aparición de nuevos grupos,
particularmente violentos, quienes intentan
ganar brutalmente el control social y
territorial. El microtráfico y la extorsión son
más propensos a causar guerras territoriales
entre los grupos a nivel local que el tráfico de
drogas transnacional manejado por las
organizaciones más grandes.
Incluso cuando el crimen organizado no es un
promotor directo de la violencia, puede tener un
efecto indirecto al corromper las instituciones
estatales, reduciendo de este modo el acceso del
ciudadano a los adecuados mecanismos de
seguridad y justicia.
La importancia de la situación ha interesado
sobre todo a los altos empresarios locales que
por iniciativa de la directora de Coparmex
Riviera Maya, Estefania Mercado, organizaron un
encuentro para todos los asociados, con la
participación de Manuel Monteros de la Parra,
consultor en seguridad internacional para la
ONU.
Durante el foro se señaló el papel integral del
gobierno local en este sentido, así como las
diferentes estrategias requeridas para la
delincuencia común y el crimen organizado, ya
que mientras que la primera puede implicar el
establecimiento estratégico de patrullas, el
segundo requiere operaciones de inteligencia.
Por último, el encuentro destacó la importancia,
junto con los esfuerzos para la seguridad, de
otras iniciativas que contribuyen a enfrentar el
problema de la violencia, como la inversión en
capacitación laboral y la educación de los
jóvenes, el fortalecimiento de las
instituciones, la prudente intervención estatal
y la cooperación regional, bajo el principio de
que la ciencia, la tecnología y la educación son
herramientas fundamentales para construir una
cultura que permita el desarrollo de las
naciones.
(maria avallone / puntodincontro / adaptación y
traducción al italiano de massimo barzizza)
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