11 de diciembre de 2018 - En los informes de taquilla del fin de semana, Roma —la obra maestra de Alfonso Cuarón que este año ganó el León de Oro en Venecia— no aparece. Sin embargo, la película, tras el lanzamiento los días 3, 4 y 5 de diciembre, continúa en las salas a solicitud de los operadores, y actualmente está presente en Italia con récords de réplicas en alrededor de 30 cines, incluyendo el Farnese de Roma, el Messico de Milán y el Lumiere de Bolonia.

La explicación radica en el hecho de que la Cineteca di Bologna, que distribuye el largometraje del director mexicano en el país de la bota, recibió una solicitud explícita de Netflix de no revelar el monto de los ingresos.

En este período histórico de cambio en las modalidades de distribución de los contenidos —tanto en la publicación de los periódicos impresos como en la exhibición de películas en las salas— se está llevando a cabo, en el caso de Roma, una fase de acercamiento post-bélico: Netflix, que hasta ahora había querido mantener su posición de protagonista del cambio de reglas, parece estar aceptando la salida en cines antes que en la web, con la única precaución de no anunciar las ganancias.

La razón parece obvia: con las exhibiciones en los cines se puede competir por los Óscar. La cinta de Cuarón está merecidamente entre las favoritas para las estatuillas y acaba de ser premiada como la mejor del año tanto por los críticos de Nueva York y Los Ángeles.

Y precisamente en California, ayer, el cineasta se refirió a la posibilidad de que esta película sea la primera en la historia en ganar el Óscar en español con subtítulos en inglés.

Continuando con este cambio de estrategia, por ejemplo, en mayo en Cannes podrían competir también producciones de Netflix.

«Espero que esta transición ofrezca más diversidad en el cine», dijo Cuarón en el estreno de la película en el Teatro Egipcio de Hollywood, apenas unas horas antes del lanzamiento en Netflix, programado para el próximo viernes.

(massimo barzizza / puntodincontro.mx)