ITALIA EN MÉXICO
 

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26 de diciembre de 2018 - En un artículo publicado en nuestro portal el 2 de enero de 2014, titulado “Bellas Artes, historia e italianos”, se lee —en el contexto de la descripción de la construcción del recinto cultural más importante de México—: «En el momento en que la construcción fue detenida, el edificio ya había sobrevivido a un hundimiento, causado por un error al calcular el coeficiente de resistencia del suelo, el cual fue resuelto inyectando en el terreno 950 toneladas de una mezcla de cemento y lechada de cal grasa».

Refiriéndose a este párrafo, Marco Georg Salomon Boari, nieto de Adamo Boari, el arquitecto italiano a quien se le encomendó el proyecto, escribió hace unos días a Puntodincontro. Reproducimos a continuación el texto completo de su mensaje:

«Leí con gran decepción el comentario que adjunto, casi difamatorio, dictado por simple ignorancia, acerca del teatro de la Ciudad de México, diseñado y construido por mi abuelo materno Adamo Boari».

«Mi abuelo se tituló en la Universidad de Bolonia en Ingeniería Civil a la edad de 24 años, después de lo cual obtuvo el título de Arquitecto, que prefirió al de Ingeniero. Fue el primero de 14 hijos y tuvo que emigrar porque no había trabajo en Italia. Conociendo perfectamente el suelo, —similar al de la zona contigua a la laguna de Venecia—, donde se construyó el teatro, tomó las debidas precauciones ya que, entre otras cosas, también había realizado amplios estudios sobre el problema de la inclinación de la Torre de Pisa».

«Sus cálculos para los cimientos en los que se tenía que apoyar el teatro eran correctos, pero cuando un perfecto ignorante, sin agregar la superficie de la meseta de apoyo, realizó inyecciones de cemento, es decir, agregó otro peso, está claro que la construcción se hundió hasta encontrar la resistencia adecuada del suelo, estabilizándose».

«No me resulta que haya habido interrupciones en la obra y/o colapsos mientras mi abuelo estuvo en México, país que dejó en 1917. Además, mi abuelo nunca solicitó las inyecciones, y, sin duda, fueron realizadas después de 1917 cuando, debido a la revolución en México, se vio obligado a regresar a su tierra natal, para garantizar su seguridad, así como la de mi abuela y mi madre».

«Desafortunadamente se han escrito demasiadas cosas inexactas, por no decir verdaderos disparates, acerca de mi abuelo, por lo que, si lo considera conveniente, puede mencionar mi nombre y publicar estas líneas».

(massimo barzizza / puntodincontro.mx)

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