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3 de febrero de 2020 (4:50 hrs.) - En la historia de la cartografía —después del Erdapfel, el Globus Jagellonicus y el grabado Novae insulae— fue el genovés Bautista Agnese quien trazó por primera vez el territorio entero de lo que hoy es México en un atlas universal del siglo XVI, alimentando así en forma decisiva el imaginario mundial de la zona que más tarde se convertiría en el único país latino de Norteamérica.

El Erdapfel (“manzana terrestre”), realizado por Martin Behaim en 1492, es considerado el primer globo terrestre que ha sobrevivido hasta nuestros días, aunque las Américas no están incluidas, ya que Cristóbal Colón regresó a España desde su primer viaje no antes de marzo de 1493.

El Globus Jagellonicus, datado alrededor de 1510, es el más antiguo mapa en el que figura América. Su información cartográfica fue ampliada en 1540 por Sebastián Münster con la elaboración de Novae insulae XVII Nova Tabula, un grabado en madera que contiene la primera representación completa del nuevo continente.

Unos meses más tarde, Carlos V de Habsburgo, soberano del Sacro Imperio Romano y Rey de España, encargó al cartógrafo italiano Bautista Agnese (1500-1564) un Atlas para su hijo Felipe II.

Agnese —de origen genovés pero activo en Venecia, donde trabajaba para príncipes, comerciantes y oficiales de alto rango— produjo así entre 1542 y 1544 una de sus obras más conocidas, un planisferio en el que Yucatán aún está representado como un atolón, pero Baja California por primera vez se traza correctamente como una península. Aproximadamente donde hoy se encuentra la Ciudad de México, la anotación Timistitam –en vez de Tenochtitlan– aparece al lado de una vista urbana pequeña contenida en un lago. La capital del imperio azteca ——edificada sobre varios islotes en el lago de Texcoco— había sido conquistada por Hernán Cortés poco más de 20 años antes.

(massimo barzizza / puntodincontro.mx)

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