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6 de enero de 2019 - Hay un detalle en el David de Miguel Ángel que pasó inadvertido durante 500 años de observación y que confirma el genio del gran escultor, pintor, arquitecto y poeta italiano, en grado con su “ojo clínico” de anticipar a la ciencia.

Si bien en muchas esculturas, y en la fisiología cotidiana de las personas, la vena yugular en la parte superior del torso a través del cuello no es visible, en la obra maestra del Renacimiento expuesto en Florencia, está claramente “extendida” y en relieve sobre la clavícula de David. Como sucedería en cualquier joven saludable que se halla en un nivel de excitación al tener que enfrentar un adversario potencialmente letal. En este caso, Goliat.

Una particularidad que indica cómo el espíritu de observación llevó a Miguel Ángel a esculpir algo que luego sería descrito en detalle 100 años después: la mecánica del sistema circulatorio.

Estas observaciones se encuentran en un artículo de Daniel Gelfman, del Marian University College of Osteopathic Medicine de Indianapolis, publicado en la revista médica en Jama Cardiology.

El médico estadounidense que observó el año pasado la estatua durante una visita a Italia fue el primero en notar el detalle. La distensión de la vena yugular —según explica el experto— puede verificarse también en caso de «presiones intracardiacas elevadas y posibles disfunciones», pero el David es joven y en óptimas condiciones físicas. Sólo en otro contexto —un estado de excitación temporal— se produce el mismo efecto.

«Miguel Ángel, como algunos de sus contemporáneos» —escribe Gelfman— «tenía conocimientos de anatomía. Me di cuenta que debió haber notado una distensión venosa yugular temporal en sujetos sanos que están excitados».

«En la época de la creación del David» —observa— «en 1504, el anatomista y médico William Harvey aún no había descrito la verdadera mecánica del sistema circulatorio. Ello no sucedió sino hasta 1628».

También en el Moisés existe la misma particularidad anatómica, mientras la vena yugular de Jesús en La Piedad no está distendida o visible (también en este caso anatómicamente correcta, dado el contexto).

Para los cardiólogos uno de los mensajes importantes que llegan de este artículo es que también los médicos deben tener espíritu de observación cuando visitan a sus pacientes.

En la era actual de escáneres y exámenes de sangre de alta tecnología —explica Marcin Kowalski del Staten Island University Hospital— «Siempre me asombra cuando los estudiantes de medicina logran diagnosticar las enfermedades con la simple observación. Espero que el arte del examen físico no desaparezca del repertorio de nuestros jóvenes médicos».

(massimo barzizza / puntodincontro.mx)

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