6 ottobre 2012 - Erano l'ispirazione dei surrealisti. Le donne, con il loro
fascino, potenziavano la creatività dell'artista. Poi, col passar
del tempo, le muse osarono prendere il pennello, ottenendo risultati molto
diversi da quelli degli uomini.
«Il surrealismo era un movimento
prevalentemente maschile —furono gli uomini a firmare il suo primo
manifesto— e le donne che li accompagnavano erano le loro compagne, mogli,
amanti o amiche, e la loro produzione artistica si teneva un po in disparte»,
spiega Teresa Arcq.
«Con la seconda guerra mondiale, il
gruppo dei surrealisti cominciò a frammentarsi e, con questo, le donne
ebbero più libertà per esprimersi»,
aggiunge la curatrice di In Wonderland: donne surrealiste in Messico e
negli Stati Uniti, un'esposizione del Museo di Arte Moderna (MAM) di
Città del Messico, inaugurata ieri, 5 ottobre.
Remedios Varo, Jacqueline Lamba, Helen Lundeberg, Kati Horna, Stella Snead,
Rosa Rolanda, Dorothea Tanning, María Izquierdo, Lee Miller, Leonora
Carrington, Gertrude Abercrombie e Frida Kahlo furono alcune delle artiste
che trovarono negli Stati Uniti e in Messico il luogo ideale per esprimersi.
«L'America del Nord ha potuto offrire a
queste donne l'indipendenza che non avrebbero avuto in Europa. È diventata
per loro una terra di reinvenzione, un vero Paese delle Meraviglie»,
dice Ilene Susan Fort, curatrice del Los Angeles County Museum of Art
(LACMA), che ha collaborato con il MAM per l'allestimento dell'esposizione.
Il Museo di Arte Moderna di Città del Messico.
«Hanno adottato una posizione molto più
personale, spesso usando l'arte come un mezzo di esplorazione, catarsi
psichica e spirituale», continua Fort.
Così, mentre il numero di ritratti e autoritratti creati dalle donne è molto
più alto rispetto alla produzione maschile, anche il modo di rappresentare
il corpo femminile mostra differenze radicali.
6 de octubre de 2012 - Fuente de inspiración para surrealistas, las
mujeres eran tan fascinantes que activaban la creatividad del artista. Con
el tiempo, las musas se aventuraron a tomar el pincel, logrando resultados
muy distintos a los de los hombres.
«El surrealismo era un movimiento predominantemente masculino, fueron
hombres los que firmaron el primer manifiesto, y las mujeres que los
rodeaban eran sus parejas, esposas, amantes o amigas, su producción se
mantenía un poco al margen», explica Teresa Arcq.
«Con la Segunda Guerra Mundial, el grupo de surrealistas se empieza a
fragmentar y —a partir de esto— ellas encuentran una mucho mayor libertad para
expresarse», agrega la cocuradora de
“In Wonderland: mujeres
surrealistas en México y los Estados Unidos” que estará en el Museo de Arte
Moderno (MAM) a partir deayer, 5 de octubre.
Remedios Varo, Jacqueline Lamba, Helen Lundeberg, Kati Horna, Stella
Snead, Rosa Rolanda, Dorothea Tanning, María Izquierdo, Lee Miller, Leonora
Carrington, Gertrude Abercrombie y Frida Kahlo fueron algunas de estas
mujeres que encontraron en Estados Unidos y México el lugar ideal para
expresarse.
«Norteamérica le ofreció a estas mujeres un grado de independencia que no
podían experimentar en Europa. Se convirtió para ellas en una tierra de
reinvención, su País de las Maravillas», comenta Ilene Susan Fort, curadora
del Los Angeles County Museum of Art (LACMA), recinto que trabajó en
conjunto con el MAM para la muestra.
El Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México.
«Ellas adoptaron una postura más personal, frecuentemente utilizando su
arte como un medio de exploración, catarsis psíquica y espiritual», indica
Fort.
Así, mientras que la cantidad de retratos y autorretratos creados por
mujeres es mucho mayor al de la producción masculina, la manera de
representar el cuerpo de la mujer también muestra un cambio radical.
«En las representaciones masculinas hay una connotación mucho más
erótica, en muchas ocasiones el cuerpo de la mujer aparece sin cabeza;
mientras que las mujeres representan sus cuerpos de manera completamente
diferente, aluden a la mente y le dan importancia a la posibilidad de
concebir», detalla Arcq.
Magas, diosas, alquimistas, y hechiceras forman parte del imaginario
surrealista femenino, a través del cual ellas reflejan una búsqueda de
empoderamiento y emancipación, lo cual también se observa en obras
relacionadas con la vida doméstica y las relaciones de pareja.
La muestra que reúne 137 piezas de 43 artistas realizadas entre la década
de 1930 y la de 1970—entre fotografía, pintura, escultura, video, collage,
ensamblaje, arte objeto y gráfica— también explora temáticas que van desde
el sueño, el juego y las culturas indígenas, hasta la abstracción, la
política y el feminismo.
Este año, In Wonderland... se presentó en el LACMA y en el Museo Nacional
de Bellas Artes de Québec. Su acervo incluye piezas del Modern Art Museum,
el Art Institute of Chicago, el San Francisco Modern Art Museum, el Tate, el
Fondo de Arte Contemporáneo de Suiza, LACMA y varios inmuebles de México.
Paralelo a la exposición, se proyectarán cintas que profundizan en la
vida de algunas artistas. Por ejemplo, el 24 de octubre tocará el turno a
Jacqueline Lamba de Fabrice Maze; y el 7 de noviembre, Filmes experimentales
de Maya Deren (16:00 horas).
En el agujero del conejo
El título de la exposición surge de la novela "Alice in Wonderland" de
Lewis Carroll, en la que una niña cae por el agujero de un conejo y llega a
un mundo de fantasía, donde la lógica no tiene cabida.
«Era un libro venerado por los surrealistas que, aunque fue creado como
literatura infantil, toca temas importantísimos para el movimiento, desde el
hecho de descender a las profundidades de un túnel y entrar a otro nivel de
conciencia, hasta el trastocamiento de la realidad», explica Tere Arcq.
«Alicia se convirtió en un personaje icónico para muchas mujeres, pues
puede cambiar de tamaño y transformar su entorno».
Varias artistas la incluyeron en su obra, la cual se exhibe en el MAM,
como es el caso de Sylvia Fein con su pintura “The Tea Party”, o la foto que
registra el Performance de la japonesa Yayoi Kusama en Central Park titulada
“The Anatomic Explosion Happening at statue of Alice in Wonderland”.