5 de agosto de 2015
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La economía china desacelera. A principios
de esta semana el índice PMI del sector
manufacturero cayó a 47.8, un nivel que
empieza a sugerir una debilitación
de la actividad económica. Y si el mayor
consumidor mundial de materias primas —como
el oro, el gas natural, el petróleo, el
maíz, el cobre, la soya, la plata y la caña
de azúcar— está mostrando signos de
debilidad, las monedas de los países
exportadores de estos productos terminan
bajo estrés.
Entre ellas se encuentra el peso mexicano,
cuya situación es, por otra parte, amenazada
también por la que parece ser ya una
realidad ineludible: la “normalización” de
las tasas de interés en Estados Unidos, como
anunció ayer el el presidente de la Reserva
Federal de Atlanta, Dennis Lockhart, en
referencia a las próximas predecibles
acciones del Banco central estadounidense
para aumentar el costo del dinero. El lado
positivo de esta situación es que los EE.UU.
pueden darse el lujo de subir las tasas
debido a que su economía está mostrando
signos de fortaleza, una situación que
debería resultar positiva en el mediano
plazo también para México, donde el nivel de
interdependencia comercial con el “vecino
del norte” es, sin duda, elevado.
Sin embargo, en el corto plazo, prevalece el
nerviosismo, por lo que el peso hacia el
final de la jornada de ayer, alcanzó un
nivel de 16.27 respecto al dólar en
transacciones al mayoreo, que —en
comparación con el cierre anterior de
16.1625— resulta en una devaluación del
0.7%. En cuanto al mercado al menudeo (en
las ventanillas bancarias) la divisa
estadounidense cerró a 16.60 pesos.
(massimo
barzizza / puntodincontro.mx)
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