2
de noviembre de 2015 -
El Día de Muertos en México tiene sus orígenes
en la época prehispánica, cuando algunas etnias
locales —como los Mexicas (Aztecas), los Mayas,
los Purépecha, los Nahuas y los Totonacas— lo
celebraban en el noveno mes del Calendario Solar
en un evento que se consideraba presidido por la
diosa Mictecacíhuatl (literalmente, la “señora
de las personas muertas”, mejor conocida como la
“dama de la muerte”).
Más adelante, la
conquista española produjo, a partir del siglo
XVI, un interesante sincretismo religioso. Una
de las demostraciones más conocidas de esta
mezcla de culturas es la Noche de Muertos, donde
el concepto indígena de la muerte se entrelaza
con la noción cristiana de inmortalidad del
alma.
Se creía que los
muertos necesitaban comida para llegar a su
destino final, por lo que al morir se dejaba
junto a ellos comida, agua, ofrendas y diversos
objetos. Esta tradición se adaptó al calendario
cristiano en los días 1 y 2 de noviembre. El 1
de noviembre es Todos los Santos, dedicado a los
niños difuntos, mientras el día 2 se conmemora a
los adultos. Se cree que en estos días los
fallecidos regresan a visitar a sus seres
queridos.
Michoacán. Decenas de personas se
reúnen en un panteón cerca de Morelia para
recordar a sus difuntos. (Notimex).
Yucatán. Decenas de personas
participan en el “Paseo de las Ánimas” en Mérida
(Reuters/Lorenzo Hernández).
Oaxaca. Pobladores
del municipio de Santa María Atzompa velan a sus
difuntos en el panteón (Cuartoscuro/Arturo Pérez
Alfonso).
Quintana Roo. Un sacerdote maya
ora durante los festejos del Hanal Pixán o
comida de las ánimas, una tradición del pueblo
maya, en el panteón de la comunidad de Tres
Reyes (EFE/Alonso Cupul).
(massimo barzizza
/
puntodincontro.mx)
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