23
de noviembre
de 2016 -
Puntodincontro entrevistó al Embajador de
Italia, Luigi Maccotta, pocos días después de su
llegada a la Ciudad de México.
Embajador Maccotta, usted llega en un momento
difícil después de los resultados de las
elecciones en los Estados Unidos. Un momento
complicado y, desafortunadamente, poco claro
porque México y los propios Estados Unidos
probablemente no tienen una idea precisa de lo que
podrá suceder. ¿Existe la posibilidad de que
pueda haber un reflejo negativo en el interés de
Italia hacia este país de América Latina, dada
la situación actual?
Bueno, en primer lugar, gracias por la recepción
y por venir a entrevistarme. Quiero aprovechar
esta oportunidad para enviar un cordial saludo a
todos los italianos en México y agradecer su
trabajo y sus acciones para acercar a los dos
países, lo cual es muy importante.
Estos
son tiempos difíciles, la situación general en
el mundo es complicada. Las elecciones en los
EE.UU. pueden haber contribuido a crear una
complicación adicional, pero es pronto para
decirlo.
Creo
que los países vecinos están destinados a tener
que colaborar y dialogar. Los Estados Unidos y
México son dos grandes democracias y encontrarán
seguramente una forma para seguir adelante
juntos. Son economías altamente compenetradas
entre sí —no sólo la de México con los EE.UU.,
sino también viceversa— por lo que creo que son
tantos y tales los intereses mutuos que los dos
países están destinados, independientemente de
quién esté al mando, a llegar a un acuerdo y
continuar a colaborar, de esto estoy bastante
seguro.
También es evidente que México ha comenzado
desde hace unos años una política de
diversificación en sus relaciones con el mundo.
Además de ser uno de los miembros del TLCAN,
pertenece a la Alianza del Pacífico y también a
la OCDE y al G-20 y ha volteado hacia Europa e
Italia, con el interés y el deseo de hacer más y
establecer relaciones estrechas de cooperación
en muchos campos.
Desde
este punto de vista, puede parecer un momento
difícil, y tal vez lo sea, pero es superable y,
en mi opinión, nos estamos moviendo hacia una
intensificación de las relaciones entre Italia y
México y entre México y el resto del mundo.
Existe un Business Council Italia-México que
—corríjame si me equivoco, Embajador— se ha
reunido hasta ahora dos veces, la primera con
motivo de la visita a México en 2014, del
entonces Presidente del Consejo de Ministros
Letta y la segunda en junio de 2015, cuando la
Presidente Peña Nieto visitó Italia. ¿Las
misiones diplomáticas de Italia en México y de
México en Italia tienen la posibilidad de
fomentar una nueva reunión de sus miembros? ¿No
sería éste un momento adecuado?
El
Business Council viaja por su cuenta. Está
excelentemente encabezado del lado italiano por
el presidente de Enel, Starace, y del lado
mexicano por el Lic. Madero, presidente del
consejo de administración de Rassini. Tiene
total independencia en lo que se refiere a sus
reuniones y agenda. En septiembre de este año
fui invitado a un desayuno de trabajo con los
dos presidentes, pero no creo que le corresponda
a la embajada provocar reuniones.
Seguramente, si el año que viene habrá una
reunión de la comisión binacional en Roma —y
estamos trabajando para eso— es probable que
pueda ser esa la ocasión para una tercera
reunión de este organismo. Las relaciones entre
las empresas son intensas, cercanas, y los dos
presidentes tienen ideas y propuestas sobre cómo
el Business Council podría ayudar a los
gobiernos, ya que es este el propósito de este
foro: dar recomendaciones a los gobiernos de los
dos países para hacer aún más armoniosa la
relación bilateral desde el punto de vista
político, económico-comercial y en todos los
sectores.
Es un
componente más en las relaciones que pasan a
través de un gran número de canales
institucionales, tales como, por supuesto, la
embajada, pero también el ICE, la Cámara de
Comercio —muy activa y dinámica—, el Instituto
Italiano de Cultura, la oficina SACE, en el
campo de la ciencia la oficina encabezada por
nuestra agregada Emilia Giorgetti, en el ámbito
de la defensa el general Goretti, quien se
encuentra en Washington, pero a menudo viaja a
México, y es importante que exista esta panoplia
de sectores e instrumentos para consolidar una
relación que es muy amplia y abierta, muy rica
y, sobre todo, con un potencial ilimitado.
¿Sus programas como embajador de Italia en
México ya están claramente definidos o tendrán
que adaptarse a la evolución de la situación
internacional, que no está claramente definida?
Mi
prioridad en México es conocer a la gente. Creo
que el trabajo de un embajador no es sentarse
detrás de un escritorio todo el día, sino salir
tanto como sea posible, conocer lo más posible
todo tipo de personas.
Por
supuesto, los interlocutores naturales son la
Secretaría de Relaciones Exteriores, los
miembros del gobierno, las diversas autoridades,
los Secretarios de Estado que pueden estar
involucradas en las relaciones de colaboración,
pero también personalidades en el campo de la
cultura, del arte, de la prensa, de los medios
de comunicación, del mundo empresarial e incluso
la gente común.
Es
importante que un embajador se mueva y se
sumerja en la sociedad del país en el que lleva
a cabo su misión diplomática. Así que yo diría
que mi prioridad es conocer a tantas personas
como sea posible.
Desde
un punto de vista más oficial, formal y de
protocolo, estoy a la espera de presentar mis
credenciales —de otra forma sería una especie de
“embajador demediado”, parafraseando el título
de un libro de Calvino— y desde un punto de
vista personal ya inicié una serie de reuniones,
contactos y visitas, y debo decir que estoy
feliz, porque realmente es un ambiente muy
emocionante el que he encontrado en México.
¿Usted ya conocía México?
Ya
había estado aquí una vez. Fui durante tres años
y medio Director para América Latina del
Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia por
lo que estaba involucrado con todo el
subcontinente. Sé que México pertenece a América
Latina, pero también es parte de América del
Norte y, en resumen, creo que la mejor
definición es que México es México.
Tuve
la oportunidad en agosto de 2013 de venir tres o
cuatro días a esta capital con el Subsecretario
Mario Giro y, además de tener contactos con su
homólogo de Icaza en la Secretaría de Relaciones
Exteriores, también fuimos a Querétaro para
visitar el distrito industrial, donde hay muchas
empresas italianas, y establecer contactos con
las autoridades locales.
Debo
decir que —aunque en ese momento no imaginaba
que vendría a trabajar a la Ciudad de México— la
sensación fue de una metrópoli vibrante,
hermosa, potente e interesante. Volví, pues, de
México con impresiones muy positivas.
Luego, en 2014, comenzó el auge de las
relaciones bilaterales con las visitas del
Presidente del Consejo Letta, varios ministros,
incluyendo nuestro Canciller Gentiloni, el
Presidente del Consejo Renzi, el Presidente de
la República Mattarella, visitas que en su
conjunto llevaron la relación bilateral a un
nivel central en el panorama internacional de
Italia. Esto, sin duda, en el contexto de
América Latina, pero también en el ámbito del
Grupo de los 20, lo que añade una dimensión
global a la relación.
Es
una situación que celebro y para la cual espero
poder contribuir con el fin de que se mantenga
la intensidad de los intercambios y, me atrevo a
decir, la curiosidad por el interés mutuo,
porque es cierto que existe una gran demanda de
Italia en México y una gran necesidad de conocer
mejor, y de manera más objetiva, a México en
Italia.
En Italia se acerca la fecha del referéndum. El
voto en el extranjero por correspondencia y su
vulnerabilidad en términos de posibles fraudes
electorales ha sido y continúa siendo criticado
por miembros de algunas corrientes políticas.
¿Cree que esta situación podría poner en peligro
la permanencia del derecho al voto, desde sus
países de residencia, de los italianos en el
mundo?
Creo
que el principio que da la posibilidad a los
italianos en el extranjero de votar es
inviolable. Se puede discutir, sin embargo,
sobre cómo votar. Creo que es un principio y un
derecho absoluto: es la forma de ejercer la
ciudadanía y de participar en la vida
democrática del país. Claro, hay técnicas para
implementar este derecho, y estas, tal vez,
podrían ser mejoradas.
¿Quiere enviar algún mensaje a los italianos en
México?
Quiero que mis compatriotas en este país sepan
que estoy a su disposición. Voy a tratar de
viajar tanto como me sea posible para
encontrarlos y conocerlos. La Embajada tiene la
tradición de estar a su servicio, y mis colegas
aquí trabajan para ellos, por lo que invito a
todos a crear sinergias, a ser unidos y
cohesionados.
Es
importante que las instituciones italianas que
operan en un país estén cerca de la comunidad,
pero también lo es que reciban apoyo,
comprensión y solidaridad de los connacionales
locales. En mi opinión, esta es la mejor manera
de crecer y lograr resultados positivos juntos,
en el interés de ambas partes. Por lo tanto, mi
mensaje es a favor del diálogo y de la
colaboración.
También estamos abiertos a la crítica
constructiva. Queremos mejorar, no somos los
depositarios de la verdad y sé que siempre es
posible hacer las cosas mejor, pero es
importante que haya honestidad intelectual y una
gran seriedad a la hora de hacer críticas y
pedir cosas adicionales. En este contexto, estoy
seguro que podremos construir muchas cosas
juntos.
(massimo barzizza / puntodincontro.mx)
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