CRÓNICA
 

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1 de enero de 2019 - Cohesión nacional, cultura de la responsabilidad y orgullo por nuestro país que debe ser visto «un poco como nos ven desde el exterior», donde nuestra identidad es «sinónimo de sabiduría, genio, armonía y humanidad». Es este el mensaje que el primer mandatario, Sergio Mattarella, dirigió a los italianos ayer por la noche en su discurso de fin de año.

«Está por concluir» —dijo al principio el presidente— «una década exigente, marcada por una larga crisis económica y por cambios tan rápidos como impetuosos. En este periodo muchas cosas han cambiado a nuestro alrededor, en nuestra vida y en la sociedad. Es una oportunidad para pensar, juntos, en el mañana. Para ampliar el horizonte de nuestras reflexiones; sin descuidar el presente y sus problemas, sino dándonos cuenta de que el futuro ya ha comenzado», agregó.

«Italia» —dijo— «despierta confianza. Esa misma confianza con la que miran, desde afuera, hacia nuestro país debe inducirnos a creer más en nosotros mismos, para dar forma a la esperanza de un futuro mejor». «Debemos confiar» —es su llamado— «y participar activamente en el interés común. Tenemos grandes recursos. De humanidad, de ingenio, de habilidades empresariales. Todo esto produce experiencias importantes, buenas prácticas de gran importancia».

«Es una virtud que hay que cultivar juntos la del civismo, del respeto a las necesidades de los demás, del respeto a los asuntos públicos. Limita la agresión, la arrogancia, la mezquindad, las laceraciones de las reglas de convivencia».

El astronauta Luca Parmitano y Emanuele Crestini —el alcalde de Rocca di Papa que murió mientras rescataba a los empleados del ayuntamiento— fueron dos italianos que el Presidente de la República quiso recordar en su mensaje de fin de año.

(ansa.it / puntodincontro.mx / adaptación y traducción al español de massimo barzizza)

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