6 de agosto de 2020 (8:21 hrs.) - A dos jóvenes enamorados (Fanny y Edward) les gustaría casarse, pero Tobías Mill —un rico comerciante judío, padre de la muchacha— lo impide, prefiriendo que su hija se case con uno de sus socios comerciales, el canadiense Slook.

Es grande la sujeción de la joven (no sólo sicológica), privada de la libertad de decisión, incluso en sus afectos más íntimos, de acuerdo con el principio de la ‘patria potestad’ (creada por el derecho romano y abolida en Italia solo en 1975) que daba al jefe de familia poder económico y social sobre esposa e hijos.

El tema podría constituir (como ha ocurrido en otras ocasiones) el drama de una ópera seria, si no fuera puesto en clave de comedia a través de una exageración cómica: Fanny es prometida a Slook a través de una letra de cambio (un instrumento financiero de pago utilizado en los más comunes intercambios comerciales) y rebajada, por lo tanto, a una mercancía cualquiera.

Slook es el portavoz de una cultura diferente y denigrado por su diversidad. Como proviene de una de las colonias británicas, es caracterizado desde las primeras escenas como incivilizado, torpe, ignorante de las convenciones y de los buenos modales que distinguían en ese entonces la cultura europea.

El barítono ucraniano Iurii Samoilov interpreta a Slook

Pero será él quien dará a todos una lección, poniendo en crisis la ‘patria potestad’, de la cual ni siquiera logra entender el significado, para valorar el afecto sincero que une a los dos jóvenes: endosará en favor de Edward —sin exigir nada a cambio— el título de crédito que le tendría que haber garantizado la ‘posesión’ de la muchacha y en cambio asegurará un futuro sereno para los dos enamorados.

¿Quién no la conoce? Es la trama de ‘El contrato de matrimonio’, farsa en un acto con el cual Gioachino Rossini dio inicio a su brillante carrera de compositor presentándola el 3 de noviembre de 1810 en el Teatro San Moisè de Venecia. A la edad de dieciocho años, el músico (que ya había compuesto la obra ‘Demetrio y Polibio' sin representarla en escena) fue flanqueado por Gaetano Rossi, un libretista veronés ya experimentado que luego escribió para él ‘Tancredi' (1813) y ‘Semiramide' (1823).

Producida por el Rossini Opera Festival (cuyo superintendente es el peruano Ernesto Palacio) con la Royal Opera House de Muscat (donde se volverá a representar en enero de 2021), la ópera se presentará el 8 de agosto en el Teatro Rossini, inaugurando la 41ª edición del Festival.

En el escenario la Orquesta Sinfónica Rossini, dirigida para la ocasión por Dmitry Korchak, junto con una compañía de canto compuesta por Carlo Lepore (Tobías Mill), Giuliana Gianfaldoni (Fanny), Davide Giusti (Edward Milfort), Iurii Samoilov (Slook) y Pablo Gálvez (Norton).

La dirección del espectáculo se confió a Laurence Dale, la escenografía y el vestuario a Gary Mcann. La iluminación es coordinada por Ralph Kopp. Simple y alegre, con una puesta en escena verdaderamente muy moderna, la ópera es capaz de entretener y alegrar a la audiencia que seguramente agradecerá al elenco con sinceros y calurosos aplausos.

(paola cecchini / puntodincontro.mx)