18 de abril de 2020 (11:49 hrs.) - Para el individuo promedio, excluyendo por lo tanto a los deportistas profesionales o a quienes están más atentos a su bienestar físico, estas semanas de restricciones provocadas por el Coronavirus implican un estilo de vida más sedentario.

Quedarse en casa es lo que exige la ley en Italia y lo que indican las recomendaciones del gobierno en México. Incluso quienes no “abundan” en actividades motoras antes no podían evitar, en su vida diaria profesional y social, moverse con pequeñas acciones (las escaleras para llegar a la oficina, ir de compras, un paseo en el centro de la ciudad, las salidas con amigos, etc.).

Ahora, incluso esas actividades ya no se llevan a cabo. Por supuesto, serían suficientes un poco de ejercicio en el hogar o alguna actividad doméstica, pero estas no son acciones tan obvias.

Por estas razones, la AIRC —una fundación sin fines de lucro que promueve la recaudación de fondos para la investigación sobre el cáncer en Italia— ofrece algunos consejos a partir de dos cuestiones: ¿Es necesario modificar la dieta? ¿Pueden algunos compuestos en los alimentos ayudar a prevenir la infección por Covid-19? «Es bueno informarse» —subraya la AIRC— «pero mientras más tiempo se pasa frente a las pantallas, mayor será la probabilidad de encontrarse con noticias falsas, confusas e incompletas. Algunas de estas se han difundido precisamente en el campo de la nutrición».

Si, por un lado, estas preguntas no tienen una respuesta definitiva, dado que el virus y la epidemia son nuevos e inéditos para la especie humana y el conocimiento disponible es actualmente escaso y limitado, por el otro es posible difundir algunos principios básicos.

El primero de estos es no llenar los carritos impulsivamente, haciendo compras injustificadas (los bienes de primera necesidad, como lo han afirmado repetidamente las autoridades italianas y mexicanas, están garantizados), es más, llevar a cabo elecciones adecuadas en las compras, dado que la utilización de energía en estsos días, en la mayoría de los casos, se ha reducido.

«Es bueno recordar» —explica la Asociación— «que una alimentación saludable comienza precisamente a partir de un gasto consciente que, junto con hábitos y comportamientos apropiados, puede contribuir a que el cuerpo se mantenga más fuerte y pueda combatir mejor un eventual contagio».

Entonces, comencemos con la primera pregunta: ¿cuáles son las compras clave para una nutrición saludable y consciente? Frutas y verduras, por supuesto. «Se sugiere» —subraya la AIRC— «comer alrededor de 5 porciones de vegetales frescos, posiblemente de diferentes colores». Cualquier ocasión es buena para consumir frutas y verduras: como condimento o guarnición, en las meriendas (especialmente para los niños) o incluso como ingrediente para la preparación de otros platillos.

Pasemos ahora a las proteínas, que, de acuerdo con el organismo privado sin fines de lucro, deben alternarse: animales y vegetales, privilegiando estas últimas. «No se justifica» —argumentan— «hacer grandes reservas de carne, tanto fresca como procesada. Las investigaciones más recientes exigen un consumo limitado, en particular de la carne roja, y minimizar los embutidos, como el salami y salchichas. En una semana, la carne roja no debe consumirse más de dos veces».

En cuanto a los carbohidratos, la recomendación es no limitarse a la pasta y al pan, sino también consumir cereales en grano, quinoa, cebada y avena, que pueden ser ingredientes ideales para preparar primeros platos, sopas o ensaladas frías. Las harinas, por otro lado, deben ser de preferencia integrales.

Lo que debe evitarse, o al menos limitarse, es el consumo de azúcares simples: «No hay razón» —se explica— «para comer dulces, pasteles, snacks, galletas y otros productos con una alta cantidad de azúcares más de lo habitual, especialmente en un período sedentario.

Un exceso de azúcares puede conducir a un aumento del peso corporal, favoreciendo el sobrepeso y la obesidad, con el consiguiente aumento del riesgo de numerosas enfermedades crónicas. No está prohibido disfrutar de pequeños placeres, lo importante es no exagerar».

En resumen, debe prevalecer el sentido común, especialmente en este período. Incluso el aspecto recreativo-educativo puede volverse fundamental en un proceso de conciencia y responsabilidad, especialmente con los más pequeños. ¿Cómo? Leyendo, por ejemplo, las etiquetas de los alimentos, cocinando con niños y literalmente metiendo las manos en la masa.

Pasemos ahora a la segunda pregunta clave: ¿hay alimentos, nutrientes o suplementos que puedan prevenir el contagio de Coronavirus?

Parece que llegó una primera respuesta el pasado 26 de marzo con una nota publicada por la Universidad de Turín: un estudio realizado por el profesor Giancarlo Isaia, profesor de geriatría y presidente de la Academia de medicina de Turín, y por Enzo Medico, profesor ordinario de histología (los dos expertos, en su análisis, también se refirieron a las recomendaciones de la Asociación Dietética Británica), destacaron un posible papel preventivo y terapéutico de la vitamina D en el manejo de la pandemia de Covid-19.

También se debe tener en cuenta que la deficiencia de esta vitamina, en Italia y México, afecta a una gran parte de la población. Y los primeros datos preliminares recopilados en estos días en Turín, confirman que los pacientes hospitalizados por Covid-19 tienen una prevalencia muy alta de hipovitaminosis D.

Como se afirma en la investigación, ha llegado una serie de respuestas relevantes con respecto a esta vitamina: desempeña un papel activo en la modulación del sistema inmune; es frecuente la asociación de hipovitaminosis D con numerosas patologías crónicas que pueden reducir la esperanza de vida en personas mayores, más aún en caso de contagio de Covid-19; tiene un efecto en la reducción del riesgo de infecciones respiratorias virales, incluidas las del coronavirus y es capaz de contrarrestar el daño pulmonar por hiperinflamación.

«En asociación con las conocidas medidas generales de prevención», —se lee en la nota— «se sugiere garantizar niveles adecuados de vitamina D en la población, pero sobre todo en los sujetos ya contagiados, en sus familiares, en el personal de salud, en los ancianos frágiles, en los huéspedes de las residencias de asistencia social, en personas en régimen de clausura y en todos aquellos que por diversas razones no se exponen adecuadamente a la luz solar».

Y en este punto es inmediato señalar un problema crítico: la vitamina D es sintetizada por el cuerpo con la exposición al sol, pero las restricciones para el contagio, por supuesto, no ayudan a que este proceso se materialice.

«La compensación por esta deficiencia generalizada de vitaminas» —se aclara— «puede lograrse en primer lugar exponiéndose a la luz solar lo más posible, incluso en balcones y terrazas, ingiriendo alimentos ricos en vitamina D y, bajo supervisión médica, tomando preparaciones farmacéuticas específicas».

(journal.cittadellarte.it / puntodincontro.mx / adaptación y traducción al español de massimo barzizza)