12 de julio de 2018
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Cumple 60 años el Museo Frida Kahlo —también
conocido como museo de la Casa Azul— ubicado en
el centro de Coyoacán, uno de los barrios más
famosos de la Ciudad de México.
En
1904 el padre de Frida, Guillermo Kahlo
—húngaro-alemán de nacimiento—, construyó la
casa donde hoy se encuentra el sitio expositivo.
Según la historiadora Beatriz Scharrer, el
proyecto seguía «la usanza de la época: un patio
central con los cuartos rodeándolo y el exterior
totalmente afrancesado. Fueron Diego y Frida
quienes, más tarde, le dieron un estilo muy
particular y, al mismo tiempo, le imprimieron
—con colores y decoración popular— su admiración
por los pueblos de México».
Entre
las paredes de la edificación se dieron cita
grandes personalidades que convivieron con los
dos artistas, entre ellas León Trotsky, Henry
Moore, Remedios Varo y André Bretón.
A lo
largo de los años la propiedad sufrió una serie
de modificaciones acordes a los gustos de la
pareja. En 1937 fue adquirido el espacio donde
hoy se encuentra el jardín. En 1946 se añadió un
estudio para Frida, diseñado por Juan O’Gorman,
y el 12 de julio de 1958, de acuerdo con la
voluntad de Diego Rivera, fallecido el año
anterior, el sitio fue abierto al público,
convirtiéndolo en museo.
Las
instalaciones permiten a los visitantes
descubrir la profunda relación que existe entre
Frida Kahlo, sus pinturas y su hogar.
Entre
lo más destacado se encuentran las camas (cama
de día y cama de noche) que utilizó la pintora
mientras se encontraba inmovilizada de la
columna. Muchos de sus cuadros fueron inspirados
por el sufrimiento que vivió tras de varias
cirugías reconstructivas. Otro de los atractivos
del museo es el estudio, donde también se puede
apreciar la biblioteca. La cocina de la casa ha
sido preservada como cuando era utilizada por
Frida.