18 de agosto de 2018
- Se lleva a cabo en Nubia la obra que inauguró
con éxito el Rossini Opera Festival 2018 en el
año del 150° aniversario luctuoso del compositor
de Pésaro. Me refiero a Ricardo y Zoraida (11,
14, 17 y 20 de agosto), una nueva producción con
un reparto extraordinario que incluye a Juan
Diego Flórez y Pretty Yende en el papel de
protagonistas y Sergey Romanovsky (Agora), que
ya fue la estrella absoluta de la edición 2017
interpretando al personaje de Néoclès en Le siège de Corinthe.
Este drama para música en dos
actos de Francesco Berio di Salsa (quien ya
había escrito para Gioachino el libreto de Otelo),
cuenta la historia de amor entre Ricciardo —«el
más valiente de los paladines»— y Zoraide, la
hija del príncipe asiático Ircano, de quien está
enamorado Agorante, un poderoso rey de Nubia
todavía casado con Zomira.
La dirección de la Orquesta Sinfónica Nacional
de la RAI fue confiada a Giacomo Sagripanti,
originario de los Abruzos de treinta años de
edad residente en Suiza, votado en 2016 en los
Opera Awards de Londres como “mejor joven
director de orquesta”, mientras que la dirección
fue firmada por el canadiense Marshall Pynkoski,
escenógrafo y bailarín afirmado que —evitando
cualquier transposición de la historia a la
actualidad— incluyó muchos efectos escénicos y
ballets coreografiados por Jeannette Lajeunesse
Zingg, su esposa, con quien fundó hace treinta
años la Opéra Atelier en Toronto.
Giacomo
Sagripanti
Resultaron ser
muy exitosas las escenografías de Gerard Gauci,
que posee un sofisticado conocimiento del diseño
islámico y ha colaborado recientemente con el
Museo Aga Khan en la capital de la provincia de
Ontario, como curador de la exposición “Arte
Oriental”.
Todos las miradas estaban puestas en Flórez
(Lima, 1973) asiduo frecuentador de Pésaro, a
tal punto que hace dos años le fue otorgada la
ciudadanía honoraria. También compró una villa
en la colina de la ciudad de San Bartolo y,
entre una gira y otra, regresa aquí en el verano
con su esposa Julia, una modelo alemana, y sus
dos hijos.
Juan Diego Flórez.
Divertida, ingeniosa y ocurrente. Una Adina
buscando marido en un hotel con forma de pastel
de bodas no es algo que suceda todos los días.
Así representó la directora de Pésaro Rosetta
Cucchi la segunda ópera en escena en el ROF
(12,15, 18 y 21 de agosto), jugando con el deseo
común del sexo femenino: el de encontrar el
amor, posiblemente para toda la vida.
En la
compañía de canto resalta el regreso del
barítono Vito Priante (anteriormente Nicola en
La Gazzetta de 2015) y una joven estrella en
su debut en el festival, Lisette Oropesa, una
soprano estadounidense de origen cubano, de
regreso del éxito en el Teatro Real de Madrid
donde, dirigida por Daniel Oren, interpretó
“Lucia di Lammermoor” (a partir del 25 de agosto
interpretará Violetta en La Traviata en la
Fenice de Venecia).
Lisette Oropesa
Farsa en un acto a partir de un libreto de
Gherardo Bevilacqua Aldobrandini (que a su vez
es una reducción de El califa y la esclava,
del prolífico Felice Romani), es la única entre
las de Rossini escrita para un teatro no
italiano o francés: fue encargada por el
inspector de los teatros portugueses en 1818 y
compuesta por Gioachino en Bolonia, donde pasó
un período de convalecencia con sus padres.
Debido a la prisa, el músico compuso solo tres
‘números’, esbozó otro, tomó tres de su
Segismundo y encargó la composición de las
otras arias y de los recitativos a varios
colaboradores.
Es bien sabido que bajo presión y estrés,
Gioachino ganaba tiempo «calentando las sobras»,
como solía decir. Copió la obertura de El
contrato de matrimonio en Adelaida de
Borgoña, la de La gazzetta en “La
Cenicienta”, la de Aureliano en Palmira en
Isabel, reina de Inglaterra y en el Barbero
de Sevilla hasta que, cuando sus obras ya se
volvieron demasiado conocidas, no pudo seguir
con esta estrategia.
En el podio de la Orquesta de la RAI se
encuentra el venezolano Diego Matheuz, uno de
los primeros violines de la Orquesta Sinfónica
Simón Bolívar, que pertenece al Sistema, la
organización de educación musical pública, con
acceso libre y gratuito, para niños de todas las
clases sociales, fundada en 1975 por el
economista y músico José Antonio Abreu.
Diego Matheuz
Es
inútil negarlo: el evento más esperado fue El
barbero de Sevilla, la ópera más famosa del
Maestro, que fue estrenada (un fracaso
memorable) en el Teatro Argentina de Roma el 20
de febrero de 1816.
Todos
estuvieron de acuerdo: fue un espectáculo
original y emocionante más allá de todas las
expectativas y el público pidió varias veces el
regreso de los artistas al escenario aplaudiendo
y pisando el piso de madera del Adriatic Arena.
«Parece increíble. En mi larguísima carrera he
puesto en escena casi todas las obras de
Rossini, pero nunca El barbero de Sevilla. Por
fin llegó el momento de abordar esta muy popular
obra maestra, que ha pasado por todas las
interpretaciones posibles en el mundo. Me
enfrento a este desafío con la sabiduría que
proviene de muchas reflexiones a lo largo de los
años, de muchos proyectos abandonados, de muchas
interpretaciones hipotéticas. Hoy empiezo con la
convicción de que no nos enfrentamos a una
farsa, sino a una comedia de intrigas y, por lo
tanto, elijo como punto de partida la fuente
literaria, es decir, Beaumarchais, cuya idea de
libertad e igualdad en las clases sociales,
vinculada a la visión ilustrada de la historia y
la confianza en la razón, representa el progreso
imparable del hombre. Es una comedia de
personajes fuertes, no de marionetas. Rossini
vuelve todo claro y lógico con el filtro
brillante de su ironía». Así Pier Luigi Pizzi
—88 años y 700 espectáculos como director y
escenógrafo—habla de la tercera ópera en el
escenario del ROF (13,16,19 y 22 de agosto) que
dirigió con la colaboración de Massimo Gasparon
y la supervisión musical de Yves Abel.
Pier Luigi Pizzi
«Es
una comedia real en el sentido clásico del
término, una comedia de intriga, con personajes
muy marcados, pero todos en sentido negativo:
Don Bartolo, por ejemplo, es un oportunista, don
Basilio un sórdido aprovechado, Fígaro un
diabólico traficante sin escrúpulos, el conde un
joven derrochador y burlón, Rosina una mujer
inteligente y meticulosa, nada ingenua. Según la
lógica, todos estos personajes deberían
parecernos odiosos, pero Rossini realiza el
milagro de que sean reconocibles, universales,
nos hace amar a sus monstruos, se divierte, usa
el mal para el bien. Es un benefactor de la
humanidad, con él me he sentido de inmediato
encantado y divertido. También se aborda el tema
de la revancha social, la burguesía contra la
aristocracia, pero todo se trata de una manera
irónica: no estamos hablando de Las Bodas de
Fígaro, donde se canta frente a las botas del
señor conde, para ser claros. El cambio es
profundo, pero la nobleza aún tiene un gran
peso», concluyó el director frente a una atenta
audiencia.
El
ROF continúa con El viaje a Reims, un drama
lúdico en un acto de Luigi Balochi, interpretado
por los estudiantes de la Academia Alberto Zedda
(15 y 17 de agosto), la Petite Messe Solennelle
para solistas, coros, órganos y orquesta,
dirigida por Giacomo Sacripanti (videoproyección
en vivo desde la Piazza del Popolo) y numerosos
conciertos de bel canto.
Los
esperamos el próximo año con Semiramide,
El curioso malentendido y Demetrio y
Polibio, los tres títulos operísticos en
programa para el ROF 2019, año en que el
festival celebrará el cuadragésimo
aniversario.¡No se lo pierdan!
(paola cecchini / puntodincontro.mx / adaptación
y traducción al español de massimo barzizza)
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