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14 de diciembre de 2013 - Crema batida, crema chantilly, chocolates, buñuelos, pudín de arroz... Si bien es cierto, como dicen, que convertirse en veganos —excluyendo de la dieta los alimentos de origen animal— no implica renunciar a la buena comida (la tradición italiana está llena de platillos basados exclusivamente en productos vegetales), en el campo de los postres la cuestión es más compleja. Es difícil negar que entrar a una pastelería y encontrar algo que no lleve leche ni huevos es muy difícil. Seducidos por el aroma de los dulces “prohibidos”, hasta los más estrictos seguidores de la tendencia cruelty free habrán seguramente tenido la tentación de ceder a esos manjares. Por lo menos hasta este momento. Pero ahora que la opción vegana está empezando a difundirse, incluso los pasteleros piensan en la “conversión”. O, más bien, en reinventarse.

Sucede, por ejemplo, en Florencia, en la pastelería Gualtieri, una tienda histórica (fundada en 1933) donde cada día, junto con pasteles y bollos de crema tradicionales, salen del horno maravillas culinarias estrictamente veganas. Hojaldre de crema de avena, milhojas de soya, croissants rellenos, tiramisú, chocolates de avellana, tarta Sacher.

Todo completamente vegetal. «Ya logramos reinventar el 90% de la pastelería tradicional, incluyendo masa para pasteles y merengue», dice con orgullo Riccardo Gualtieri, nieto de Alfredo, quien hace 80 años fundó el establecimiento.

Después de una serie de acontecimientos que lo llevaron, por razones éticas, a acercarse al veganismo («aunque no soy vegano», confiesa), hace poco más de un año Ricardo decidió averiguar si también en el campo de la pastelería era realmente posible sustituir leche, huevos y mantequilla con productos vegetales. «Mi objetivo era crear masas vegetales igual de sabrosas que las tradicionales que siempre habíamos preparando. Y tengo que decirles que gané la apuesta. Empecé a experimentar a partir de masas dulces y buscando alternativas para la mantequilla. Después de un tiempo, gracias también a la web, encontré algunos productores de margarinas vegetales con las características que estaba buscando: libres de grasas hidrogenadas y de aceite de palma. Y así comenzamos la producción de galletas y pasteles de frutas. Luego fue el turno de la masa de hojaldre y, por lo tanto, strudel y empanadas de manzana veganos. Y después, cuando logré crear una crema chantilly vegana —hecha con leche de avena— alcanzamos el éxito total: el milhojas vegano es uno de los postres más solicitados».

Hoy en día, en la pastelería Gualtieri, el surtido de bollería y pastelería vegana es sorprendente: en el mostrador nunca faltan el tiramisú, las berlinesas e incluso la versión vegetal del merengue. Una especie de milagro culinario. «El siguiente paso es el Bongo vegano —dice Ricardo riéndose— ya casi lo logro, pero todavía no estoy 100% satisfecho».

Sin embargo, salvo raras excepciones, las pastelerías veganas son todavía una rareza. También en Florencia, Dolce Vegan (nacido como pastelería y luego convertido en un restaurante) ofrece tiramisú, tartas de queso, panna cotta: estrictamente vegetales, orgánicos y libres de azúcar. Porque también el cuidado de la salud es importante. En Milán, en el restaurante vegano Mudra, se puede elegir entre pan dulce, pastel de ciruela, bizcochos y cannoli a la crema.

En Turín, Ratatouille —restaurante, gastronomía y pastelería vegana— ofrece los productos clásicos de la tradición de Piamonte, en versión vegetariana, desde el brut ma bon (feo, pero rico), hasta los “honguitos” con chocolate y los pasteles mignon en general que, nos recuerdan los de Ratatouille, nacieron precisamente en Turín y luego se extendieron por toda Italia. El local, que abrió sus puertas en julio, nace de la pasión restaurantera de dos parejas amigas, Stefano Calza —de 37 años— y Simona Colucci (35), así como Fabrizio Trevisson (40) y Silvia Voltolini (35). «Somos veganos y tuvimos experiencias gastronómicas similares pero diferentes —dice Stefano—. Simona y yo teníamos una pequeña tienda de gastronomía vegetariana, mientras que Fabrizio y Silvia habían abierto una pastelería tanto tradicional como vegana.

Los “honguitos” veganos de Ratatouille.

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(beatrice montini / corriere.it / puntodincontro.mx / adaptación y traducción al español de massimo barzizza)