27 de agosto
de 2013 -
¿Qué es la
felicidad y de qué sirve ser felices? Para
tratar de responder estas preguntas,
investigadores de fama mundial se reunieron
en Los Angeles a finales de junio para
cuatro días de intervenciones y debates. A
lo largo del discurso de inauguración, la
Profesora Barbara Fredrickson —docente de
psicología en la Universidad de Carolina del
Norte en Chapel Hill y autora de dos best
sellers, “Positivity” y “Love 2.0”— propuso
una respuesta aparentemente muy sencilla: la
felicidad es una emoción positiva cuyo
objetivo es extender nuestra capacidad de
visión y acción.
Desde hace tiempo, la
neurociencia ha descubierto que las
emociones negativas tienen el objetivo de
enfocar nuestra atención en un peligro o en
alguna amenaza. Cuando sentimos miedo, una
serie de neurotransmisores entre ellos la
adrenalina, la noradrenalina y la epinefrina
ayudan el sistema cognitivo a concentrarse
en el problema, olvidando todo lo demás.
Al contrario, las
emociones positivas y en particular la
felicidad, ayudan al sujeto a poder a
prolongar la propia atención y a aumentar el
nivel de apertura hacia los demás. A través
de los efectos de una serie de hormonas,
como la serotonina y la oxitocina, nuestro
sistema cognitivo reduce la distancia de las
personas que nos rodean y se abre a nuevas
experiencias y nuevas ideas.
El problema es que no
siempre los efectos cognitivos de las
emociones son adecuados a las situaciones
que debemos afrontar.
Fredrickson nos cuenta la
historia de una paciente suya -Paula- que
después haber perdido su trabajo a causa de
la crisis económica, comenzó a sentir una
situación de ansia permanente que le impedía
salir de la situación en la que se hallaba:
“Los efectos del ansia la llevaban a
concentrar su atención solo hacia el
problema y no hacia las posibles soluciones,
encerrándola en un círculo vicioso del cual
era imposible salir”.
La solución a este
problema salió de las investigaciones de
otro psicólogo chileno: Marcial Losada. Este
investigador ha descubierto que para activar
los efectos de las emociones positivas,
basta que durante el día la proporción entre
aspectos positivos y pensamientos negativos
de la propia propia vida, sea al menos tres
a uno: por cada pensamiento negativo, se
necesitan tres positivos.
Partiendo de esta
sencilla consideración, Paula comenzó a
escribir un diario en el cual por cada
problema que debía afrontar, debía indicar
por lo menos tres momentos/sensaciones
positivas experimentadas durante el día. No
era necesario que la naturaleza de las
emociones fuera comparable: para
contrarrestar los efectos de una entrevista
de trabajo negativa, bastaba el beso de su
hijo al regreso de la escuela, un desayuno
placentero con las amigas y la lectura de un
libro interesante. Después de solo cuatro
meses, la dimensión de negatividad
desapareció y en algunas semanas Paula pudo
encontrar un nuevo trabajo.
La historia de Paula
subraya cómo los efectos de la felicidad son
útiles ya sea en el ámbito personal que en
el profesional. Durante el Positive Business
Forum (Foro de los negocios positivos),
evento organizado hace algunos meses por la
Escuela de Palo Alto, Shawn Achor, docente
en Harvard y autor del best seller “The
happiness advantage”
(Las ventajas de la felicidad), explica cómo
las proporciones tres a uno entre aspectos
positivos y negativos al interior de un
grupo de trabajo, es la frontera entre los
grupos de alta y bajo rendimiento”
Por este motivo, a partir
del 2007 Achor ha creado la sociedad “Good
think, Inc.” (Pensar bien Inc) de la cual es
administrador delegado, con el objetivo de
usar los resultados de la investigación de
la psicología positiva y de las
neurociencias para promover una cultura de
empresa basada en la positividad y en el
crecimiento personal. Como subraya Shawn:
“Cuando los niveles de éxito aumentan, no
necesariamente somos más felices. Por el
contrario, cuando aumentan las emociones
positivas, los niveles de éxito aumentan
siempre. Los trabajadores obtienen mejores
resultados cuando son más felices: por eso,
si queremos aumentar las ventas o la
productividad, basta sólo actuar en modo
positivo, aumentando la felicidad”
En conclusión, la felicidad puede ser un
medio, más que un fin. Está en nosotros
decidir, como Paula, en usar el potencial de
las emociones positivas para alargar
nuestros horizontes y sacar lo mejor de
nuestro potencial.
(giuseppe riva / puntodincontro.mx /
adaptación de
massimo barzizza y traducción al
español de
carla acosta)
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