Google+

 

bullet

Leggi questo articolo in italiano.

 

16 de octubre de 2014 - Sin duda, la gastronomía mundial es lo que hoy conocemos gracias a las importantes aportaciones basadas en ingredientes y procedimientos provenientes de México, país que enriqueció la cultura culinaria internacional a partir de la llegada de los conquistadores españoles a principios del siglo XVI.

Uno de los ingredientes más importantes exportados de Mesoamérica a Europa fue el maíz, el cereal que salvó a gran parte del viejo continente de la insuficiencia alimentaria, ya que anteriormente —en tiempos difíciles y de poca cosecha— la población más pobre sólo comía bellotas.

En Italia, el primer cultivo documentado de maíz fue realizado en Lovere, en la Valcamonica, por un noble, Pietro Gajoncelli, que en 1658 al parecer importó los primeros 4 granos desde las Américas.

Como consecuencia de la difusión en la siembra de esta gramínea, en el norte del país de la bota se creó la polenta, un antiguo platillo que en su versión más conocida se prepara precisamente con harina de maíz hasta obtener una especie de tamal blando que se sirve acompañado de variados ingredientes para enriquecer su sabor.

A diferencia de lo que se hacía en Mesoamérica, sin embargo, en Italia el maíz no se sometía en aquella época al proceso de nixtamalización —la cocción en una solución alcalina, generalmente a base de agua y cal— un procedimiento utilizado principalmente para la obtención de masa (nixtamal). La palabra proviene del náhuatl nextli (“cenizas de cal”) y tamalli (“masa de maíz cocido”).

Las poblaciones de México y Guatemala utilizaban ya en épocas prehispánicas esta técnica —cuyas primeras evidencias se remontan al año 1500 a.C.— para ablandar los granos y facilitar así la elaboración de tortillas y su digestión.

La nixtamalización es especialmente importante debido a que eleva el contenido de niacina del producto procesado, eliminando con ello el riesgo de desarrollar pelagra, atribuido en otras partes del mundo al consumo de maíz como único cereal, sin el complemento de otras fuentes ricas en vitamina B3.

En ausencia de nixtamalización, en Italia esta enfermedad llegó a ser muy frecuente en los siglos XVIII y XIX, sobre todo en las zonas del norte, donde fue derrotada sólo en la segunda mitad del siglo XX. Cabe señalar que los agricultores del valle del Po, al no tener otra posibilidad para alimentarse, llevaban en ese entonces una dieta basada en dos o tres kilos de polenta al día.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
bullet Haz clic aquí para leer los demás artículos de la sección “Cultura”.

 

(massimo barzizza / puntodincontro.mx)