18
de mayo
de 2014 -
Por primera vez en Pietrasanta, Italia, el
escultor mexicano Gustavo Aceves (Monterrey,
Nuevo León, 1957) exhibe los avances de su
proyecto “Lapidarium”, que inició hace 10 años
y que consiste en la creación de cuatro
caballos monumentales de 12 por 8 metros y
otros 100 de tres por tres metros, en
diferentes materiales, como bronce, piedra,
metal, mármol y madera.
Desde el 22 de marzo, varios espacios de esa
ciudad italiana, donde el autor reside desde
hace dos años porque es un lugar con
tradición escultórica y se encuentran ahí
los talleres de mármol y para la fundición de bronce más
importantes del mundo —lo cual le ha
permitido concretar su trabajo—, muestran la
primera fase del ambicioso proyecto.
Sitios como la Iglesia de San Agustín, la
Plaza de Armas y el muelle de Pietrasanta son algunos de los espacios
tomados por estos monumentales caballos que,
según el escultor mexicano, ofrecen una
narrativa visual sobre el fenómeno de la
migración, que históricamente ha estado
presente en todo el mundo, desde el día en
que el hombre salió de África, pasando por
el relato de los hebreos que cruzaron el Mar
Rojo rumbo a la tierra prometida, hasta
las migraciones actuales que suceden en
diversos países, como en Latinoamérica,
México y Estados Unidos.
«Habla
de caballos que navegan como símbolo de las
barcas que se usan para cruzar a la otra
orilla»,
explicó Aceves.
El escultor, quien en 2008 participó en la
primera Bienal de Arte Contemporáneo de
Pekín, China, y en 2011 formó parte de un
homenaje que 60 artistas le rindieron al
Papa Benedicto XVI, explica que la idea de
tomar la figura del caballo como referente
para este proyecto escultórico se basa en un dibujo
de Leonardo da Vinci que nunca llevó a cabo porque
el bronce que planeaba ocupar en la creación
de su obra fue utilizado para fundir cañones
que se usaron en una guerra contra Francia.
Además de sus dimensiones y el trabajo
escultórico que implican, las piezas
destacan porque —a pesar de que se trata de
100 esculturas similares— son únicas,
explica el artista: «Mis caballos fueron
hechos rompiendo la tradición del mercado de
la escultura, ya que normalmente se hace un
molde y luego se crea una muestra de seis o
siete esculturas. En este caso hablamos de
un proyecto ambicioso donde cada escultura
es única, son 100 piezas únicas e
irrepetibles».
Una vez concluido este proyecto, Aceves
planea exhibir sus esculturas en el Arsenal
de Venecia, para luego llevarlas a Berlín,
París, y Pekín durante 2015. Para finales de
ese año o a principios de 2016 llegarán a la
ciudad de México, donde podrían ocupar el
Zócalo de la capital.
(abida ventura / el
universal / puntodincontro.mx
/ adaptación y traducción en italiano de
massimo barzizza)
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