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11 de mayo de 2014 - Hay historias que parecen increíbles, suspendidas entre el mito y la realidad. Una de ellas es la historia de Chipilo, un pequeño centro urbano de cuatro mil habitantes que se encuentra en México y fue la meta de un largo viaje de emigrantes provenientes de la ciudad de Treviso, en el noreste de Italia, a finales del siglo XIX, donde aún hoy en día —130 años después— se habla el dialecto de la región italiana del Véneto.

Fue en 1882 cuando aproximadamente cincuenta familias originarias de Segusino, un pequeño pueblo de 2 mil habitantes en provincia de Treviso, fundaron en el estado mexicano de Puebla la colonia de Chipilo.

Francesca Cazzaniga, originaria de Treviso, licenciada en Historia del Arte, es una de las personas que se quedaron fascinadas por esta aventura de raíces italianas que se mantienen sin cambios con el pasar del tiempo, incluso en otro continente. En 2012 se encontraba en el estado de Jalisco con su marido, de orígen mexicano, para adoptar un niño y fue entonces cuando descubrió por casualidad esta historia.

«No lo podía creer cuando llegué a Chipilo y oí hablar dialecto del Véneto, incluso los letreros de las tiendas y de las calles están escritos en italiano —dice Francesca Cazzaniga—, pero la sorpresa poco a poco se transformó en una gran admiración por el poder de la tradición, que en este caso contribuyó a fortalecer los lazos de una comunidad en un ambiente inicialmente extraño y adverso».

A partir de ese momento, una vez de vuelta en Italia, se interesó en la historia de Chipilo y estudió el tema, lo que le permitió escribir una novela histórica. «Quise respetar el contexto histórico de los acontecimientos, a partir del desbordamiento del río Piave, que obligó a los agricultores de Segusino a emigrar, hasta la llegada y el establecimiento de un nuevo Segusino en México, donde también hay una colina bautizada con el nombre de Monte Grappa —continúa la autora— para luego insertar en el texto una historia de amor entre Alejandro —un mexicano— y Catalina, hija de Bartolomeo Miotto y Rebecca Montagner, dos apellidos que siguen siendo muy comunes en Chipilo».

Por el momento la novela es un e-book en italiano, «Chipilo: villaggio veneto in Messico», a la venta en Amazon en formato Kindle, pero la joven escritora espera que alguna editorial se interese para difundir aún más esta historia de italianos en el mundo.

Los responsables de la biblioteca de Segusino —ciudad que celebró la ceremonia de hermandad con Chipilo en 1982, en ocasión del centenario de la fundación de este pequeño centro urbano mexicano— al enterarse del libro, lo imprimieron y lo pusieron a disposición de sus usuarios.

El alcalde, Lio Guido, fue a Chipilo en septiembre de 2010, acompañado por una delegación de Treviso. «Escuchar el dialecto véneto en México y lograr entenderse es realmente una experiencia increíble», dice Guido. «Han conservado algunas de nuestras tradiciones, pero lo más destacado es nuestro dialecto que se transmite de padres a hijos».

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(corriere del veneto / puntodincontro.mx / adaptación y traducción al español de massimo barzizza)