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13 de octubre de 2014 - Comenzó este mes el segundo curso de peluquería para los beneficiarios de la AIA, la Asociación Italiana de Asistencia de la Ciudad de México que, desde el siglo XIX, ofrece apoyo a los ciudadanos italianos y sus descendientes que se encuentren en dificultades económicas o que sufren de una enfermedad. Puntodincontro entrevistó para la ocasión a Regina Casalini, presidente de la Asociación, y a Moisés Rocha, instructor de estos cursos de formación.

Señora Casalini, ¿Estas clases forman parte de las actividades regulares de la Asociación Italiana de Asistencia en México?

«Una de las funciones más importantes de la AIA es precisamente la impartición de cursos para diferentes oficios que puedan ofrecer a nuestros asistidos la posibilidad de trabajar inmediatamente. Empezamos en 2012 con el festival de la pasta y seguimos con la capacitación en peluquería. El primer curso para estilistas se dio de junio a septiembre de este año y ahora ya inició el segundo que terminará en noviembre. Estamos planeando también un programa de formación para sastres».

«Moisés tocó la puerta de la Embajada de Italia, pero —al no ser ciudadano italiano— nos fue remitido, ya que, a diferencia de nuestra representación diplomática, la AIA está facultada para apoyar también a los descendientes de italianos, como es el caso de Moisés, independientemente de su nacionalidad actual».

Regina Casalini.

«Tanto el chef del Festival de la Pasta como Moisés estuvieron de acuerdo en impartir cursos en la AIA después de haber sido apoyados por nuestra Asociación. El financiamiento necesario para esta iniciativa proviene de la Secretaria de Desarrollo Social del Distrito Federal y, en particular, del Instituto de Asistencia e Integración Social ante el cual ganamos un concurso para que nos fueran asignados fondos del Nacional Monte de Piedad. También participa, como patrocinador, Alfaparf, la empresa italiana de la industria cosmética líder en México, apoyándonos con todos los productos necesarios para la impartición de las clases y las prácticas».

Moisés, ¿Podría describirnos su experiencia personal, profesional y las características del curso que está impartiendo aquí en la AIA?

«Acudí a la Embajada italiana y después a la Asociación Italiana de Asistencia buscando apoyo dado que había fallecido un hijo mío y me encontraba desempleado. Me preguntaron que sabía hacer y les comenté que, antes de convertirme en contador, había estudiado para peluquero y, ejerciendo esta profesión, había trabajado en Nueva York, Miami, Filadelfia y muchos otros lugares». «No trabajaba tiempo completo sino que, además, tomé cursos en todas esas ciudades. Aquí en la Ciudad de México trabajé para Joss, una cadena muy importante y muy famosa; hoy no sé que tan buena sea, pero en aquella época trabajar para ellos era como sacarte la lotería. Luego me casé con una italiana y me fui a vivir primero a Chipilo y luego al Estado de Veracruz, en Córdoba, donde estudié contaduría».

Moisés Rocha (segundo desde la derecha) con los alumnos del primer curso para peluqueros de la Asociación Italiana de Asistencia.

«Cualquier estilista —o peluquero o cortador de cabello, como lo quieran llamar— sabe que para convertirse en un experto hay que practicar. No es posible volverse bueno de la noche a la mañana. El aprendizaje rápido es más fácil para un tinturista o un peinador, pero no para un estilista. Los participantes a este curso me sorprenden porque están asimilando muy bien las nociones en un tiempo muy reducido».

«Para este programa de capacitación nos estamos juntando, dos veces por semana, aquí en las instalaciones de la Unione Italiani nel Mondo de la Ciudad de México, que nos presta el espacio para la realización de este proyecto. Pero, además, tengo una estética que —como parte integrante del curso— pongo a disposición de los alumnos para que puedan practicar los conocimientos aquí adquiridos».

«Algunos de los alumnos ya están en condiciones de encontrar un puesto de asistente en una estética de prestigio, y de ahí se adquiere poco a poco la experiencia para empezar a trabajar regularmente. En esta actividad, hay que ser buenos, refinados y discretos, características que con toda seguridad generarán recomendaciones que, para un estilista, atraen más clientes que una publicidad en la radio».

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(massimo barzizza / puntodincontro.mx)