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29 de junio de 2014 - El “Pabellón Cero” será la puerta principal de la Expo 2015. Con una extensión de diez mil metros cuadrados, se encuentra en la entrada oeste, donde se espera el 70% de las llegadas. Su curador es Davide Rampello, que interpretará el tema “Nutrir al planeta” a través de la historia de la alimentación, que coincide con la de la evolución: «Fue a través de la búsqueda de comida que el hombre comenzó a crear comportamientos, herramientas, lenguajes, símbolos y ciudades», dice el conocido director y docente siciliano.

El pabellón, diseñado por Michele De Lucchi, es una estructura de conos de madera de entre 20 y 26 metros de altura y será el único que permanecerá abierto por la noche.

Cuenta la historia de la evolución como secuencia de eventos de la cultura de la comida a través de una fuerte dramatización. Sin recurrir a la digitalización, todo se basa en la empatía entre el visitante y los objetos realizados, que muestran la calidad aún presente en la artesanía italiana. En la construcción de los objetos, de hecho, participan decenas de carpinteros, herreros y pintores, llamados a trabajar con materiales tradicionales y sintéticos.

El pabellón es un recorrido a lo largo de doce salas, además de una última dedicada a cinco historias de buenas prácticas de alimentación. Comienza con un enorme archivo de la memoria de 23 metros por 50, con una fachada en nogal y madera de haya en la que se encuentran cajones y paneles inspirados en los sistemas de memoria artificial de los siglos XVI y XVII.

El Archivo de la Memoria es un puerta de 24 x 50 metros en castaño, roble y olmo con cajones y estatuas que recuerdan la historia de la civilización.

En la parte posterior de esta fachada se proyecta la historia de las primeras artes: la caza, la pesca, la agricultura y la ganadería. Luego, un árbol del conocimiento de 24 metros atraviesa el techo hacia la sala de la cultura vegetal, un enorme archivo de especias. De ahí, se pasa a la ganadería, una gigantesca arca de Noé con aproximadamente cincuenta animales en resina y poliestireno en escala real.

Un roble de 24 metros de altura, en resina, atraviesa el techo. Es la imagen simbólica del árbol de la vida y el conocimiento, que empuja al hombre hacia la perfección.

El desarrollo de herramientas permite el primer arado, que a su vez provoca la aparición de espacios geométricos y paredes de piedra, así como el desarrollo del concepto de propiedad privada y la formación de ciudades. La de los recipientes es la única sala donde se exponen materiales arqueológicos auténticos: varias decenas de botellas y tarros que se remontan a miles de años antes de Cristo.

Por medio de la domesticación de los animales, la vida del hombre se transforma. La sala del arca de Noé contiene todas las especies animales, talladas, pintadas en las paredes o colgados del techo.

La época de la modernidad inicia con una sala dedicada a la industria, para después entrar a una bolsa mundial de la alimentación, con una enorme pantalla. En la parte posterior está la sala del hiperconsumo de alimentos: aquí, sobre un piso cubierto con desperdicios sintéticos, se proyectarán secuencias de películas (con la cara grande de Alberto Sordi comiendo espagueti en “Un americano en Roma”).

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(pierluigi panza / corriere.it / puntodincontro.mx / adaptación y traducción al español de massimo barzizza)