5 de febrero de 2016 -
Finales de enero, una mañana de frente frío en
una colonia periférica de la Ciudad de México.
Encuentro a Don Luigi Ciotti, fundador de
Libera (Asociaciones, nombres y números contra
las mafias), histórica asociación italiana e
internacional para la lucha contra la
criminalidad organizada y el apoyo a las
víctimas. La cita es en la sede de Cauce
Ciudadano, asociación de la red de Libera en
México que trabaja con los jóvenes de los
barrios marginales. Éste es uno de los pocos
momentos disponibles en la agenda del religioso,
quien tiene planeados un sinnúmero de encuentros
con organizaciones de la sociedad civil y
víctimas de la criminalidad en el marco de la
iniciativa “México por la Paz-Pace per il
Messico”. Esta campaña, lanzada en 2012, se
propone dar a conocer en Italia la difícil
situación mexicana y sostener a los grupos que
desde aquí luchan por su transformación y
fomentan una “antimafia social”.
¿Cuál es la importancia de México para Libera?
Vine muchas veces a México. Justo en estos días
unos amigos me entregaron libros que hemos
coeditado sobre el tema de las drogas. Como
Gruppo Abele (Organización sin fines de lucro
italiana) nos habíamos hecho portadores
también del tema de las dependencias de las
drogas con unos contactos aquí en México para
realizar proyectos juntos, compartir
experiencias y ayudarnos. Creo que se deben
compartir experiencias y luego cada uno debe
conjugarlas en su propio contexto y territorios,
en su cultura y en el camino de las personas.
Esto nos ha permitido conocernos: decir droga
quiere decir también mafia. El tráfico de
substancias estupefacientes está en manos de
organizaciones criminales casi en su totalidad,
especialmente de las de tipo mafioso. Entonces,
como en Italia, Libera nace un poco de la
historia del Gruppo Abele, que luchaba contra
las distintas formas de dependencia y no sólo.
También las formas de explotación, la
prostitución, la trata, la corrupción o la
ilegalidad. Ha sido más fácil aquí sentir la
necesidad de crear una colaboración. Así nació,
porque el problema del narcotráfico nos toca a
todos, ¿no?
He estado asimismo en otros países de América
Latina justo por lo mismo. Por tanto esta
relación nace porque nos unen los mismos
intereses y problemáticas, aun en regiones y
contextos distintos. El narco tiene dimensiones
criminales no indiferentes. Porque pienso en las
más de 26mil personas desaparecidas, pienso que
la primera causa de muerte juvenil aquí es el
homicidio, mientras que en otros países son los
accidentes de tránsito. Pienso en las más de
180mil víctimas de la guerra al narcotráfico y,
entonces, son números grandes. Sin embargo, con
cifras mucho menores, hemos vivido la misma
historia en Italia porque, ¿cuántos muertos hizo
y sigue haciendo la violencia criminal allá?
¿Qué pueden tener en común estas dos
experiencias? ¿Qué puede aportar Libera desde
Italia para México?
Es un intercambio que nos enriquece
recíprocamente. Cada vez que vengo aquí aprendo.
Conozco experiencias, valor, creatividad,
fantasía. Y el trabajo en las periferias, en los
barrios y territorios difíciles. Toqué con mano
el valor de reaccionar por parte de muchos,
crecidos dentro de estas organizaciones a lo
mejor desde pequeños, que finalmente se hacen
promotores de un camino alternativo para salir
de los circuitos criminales. Carlos Cruz de
Cauce Ciudadano es una de estas historias.
Entonces hay reciprocidad porque cada quien se
enriquece y está llamado a dar su aporte y
contribución sin bajarlo desde lo alto. Y esto
pasa en todos los territorios. Aquí estamos
construyendo juntos unos caminos: ALAS, la red
de Libera en América Latina, arranca desde la
admiración, la atención, el reconocimiento y el
respeto y la valorización por lo que estamos
agradecidos con las realidades que en ella se
comprometen. Y de la misma manera hemos hecho
posible que la experiencia en nuestro país de
origen pudiera volverse una referencia.
Creo que tanto en Italia como aquí hemos
recogido una gran necesidad: yo la llamo “grito
de libertad”. ¿En qué sentido “libertad”? Quien
es pobre no es libre, quien es aplastado por la
violencia criminal no lo es, quien vive bajo
chantajes no es libre, las chicas explotadas no
son libres. Por eso este grito de libertad nos
une, aun en contextos distintos. Además de ser
el más preciado de los bienes, la libertad es la
más exigente de las responsabilidades. Tenemos
la responsabilidad de comprometer un poco de
nuestra libertad para ayudar a los que libres no
son. Hemos decidido hacerlo al juntar tantas
asociaciones de mundos muy distintos, porque
allí vas a encontrar a movimientos católicos y
más laicos, a jóvenes y mayores, etcétera.
¿De qué manera?
A través de tres instrumentos importantes que
tratamos de compartir. Primero, el cultural.
Porque la cultura despierta las consciencias, el
trabajo en las escuelas, con las universidades.
Aquí con Cauce Ciudadano acabamos de hacer un
encuentro y trabajamos sobre los lenguajes que
tienen que considerar la riqueza de los
contenidos y tienen que ser accesibles para
todos los interlocutores. La segunda cosa que
nos une es la memoria que debe transformarse en
compromiso para no tornarse pura celebración,
evento. A menudo hay este riesgo, pero la
memoria yo siempre la identifiqué con una frase:
convertir la memoria en una ética del
compromiso. Bueno, en Italia tratamos de hacer
esto, de no dejar solos a los familiares, de
tutelarlos, pero también de conducir una batalla
política al fin de que tengan una serie de
garantías.
Debo decir que las víctimas inocentes acertadas
de la criminalidad organizada mafiosa ya cuentan
con unos reconocimientos en nuestro país, mas no
vale para todo el mundo. Por ejemplo los que
fueron matados antes de 1961 no son reconocidos
y no entiendo por qué. Parece que siembre es la
economía que determina la atención que, al
contrario, debería de volcarse más hacia la
historia de las personas. Hemos tratado de
sacarlos, de estar cerca de ellos, de sentir la
responsabilidad de la memoria, el deber de
transmitirla, pero sobre todo de crear
condiciones para que nadie se olvide que el
mejor modo de hacer memoria es comprometernos
más todos. No sólo un día al año. Elegimos el
primer día de primavera para recordar a todas
las víctimas. El 21 de marzo, cada año, en una
ciudad. Este año en toda Italia a la misma hora
del mismo día se dará lectura a esta lista
interminable de nombres: es una señal
evidentemente, pero no olvidemos que la memoria
está bien pero para ser verdadera necesita de
compromiso. Ayudamos a muchos familiares para
que transformaran su dolor y cansancio en
testimonio y compromiso. A no encerrarse en su
dolor y miedos, sino a hallar puntos de
referencia para ser ellos mismo una fuerza. No
una categoría, como se dice, “Uds. son los
familiares”, sino ciudadanos con
responsabilidades que no vamos a dejar solos. El
tercer punto fue el que nos dio más problemas,
aunque ahora todos entienden la importancia del
secuestro de los bienes de los mafiosos.
Cuando Libera nació, hemos compartido el sueño
de Pio Latorre. Siciliano, diputado y
sindicalista, él había intuido que se tenían que
meter en el código penal los crímenes de tipo
mafioso. Luego esa ley se hizo, pero él no la
vio porque fue asesinado antes.
Otra gran intuición suya fue que había que
sustraer a los mafiosos los patrimonios porque
¿qué es lo más molesto para jefes y capos? Su
objetivo es el poder, el dinero, la fuerza, y
entonces les molesta el hecho de que les quitas
este poder y su imagen, además de aquellos
patrimonios que acumularon a menudo matando y
violentando. Cuando nace Libera, pensamos que su
sueño se cumpliría. La ley que había era
incompleta, no preveía cabalmente la
confiscación de bienes. Por eso recolectamos un
millón de firmas para que los ciudadanos tomaran
una posición y se sumaran para pedir al
parlamento y a la política una ley adecuada.
Después, para mejorarla, se le agregó el aspecto
del uso social de los bienes secuestrados,
cuando posible. Hoy son centenares las
asociaciones que acceden a ellos mediante
convocatorias públicas. Abrimos un poco este
camino, creando las primeras cooperativas sobre
terrenos agrícolas, pero a través de los
municipios. Los bienes incautados a mafiosos
quedan en las manos del estado que los encarga a
los municipios que, a su vez, pueden usarlos
para el bien común o darles un uso social
encargándolos a las cooperativas. El estado no
da dinero a las cooperativas sino a los
municipios, siendo ellos los gestores. Tratamos
de crear cooperativas agrícolas con el proyecto
Libera Terra, optando por cultivos biológicos.
Esto significa dar laburo. Era difícil, hace 20
años, tan sólo imaginar en nuestro país que las
riquezas de las mafias pudiesen volverse
oportunidades de trabajo, en lugares
estimulantes para la participación civil, y
herramientas de cambio.
En tu charla en el Instituto Italiano de
Cultura, has dicho que corrupción y mafia son
dos lados de un medallón. ¿Sería aplicable una
política de este tipo aquí en México, pese a sus
altos niveles de violencia y la connivencia de
las autoridades?
Diría que sí. Aquí, pero también en Italia, los
niveles de corrupción son excepcionales.
Entonces, quisiera decir que la economía mafiosa
hoy está, en muchos sentidos, ligada a la
economía legal, al sistema que gobierna el libre
mercado. Las finanzas, los intercambios y la
corrupción involucran la ética pública y
privada. En este sentido la lucha a las mafias y
a la corrupción no son solamente un deber ético,
sino también una prioridad económica porque nos
empobrecen a todos. Éste es el fuerte poder en
manos de los mafiosos. El problema no son,
entonces, sólo los poderes legales, ni sólo los
mafiosos, cuyas finalidades son dinero y fuerza,
substancialmente.
El problema real son también los poderes legales
que se mueven ilegalmente. Las mafias son
parásitos de un sistema que destruye el trabajo,
la dignidad y la esperanza. Para alcanzar su fin
utilizan uno que otro poder que les permite
sobrevivir y las protege. Y son segmentos del
poder político. Más que nunca hoy son también
los poderes económicos, empresariales y
financieros. Esto queda claro, tanto es así que
textualmente el Banco Central de Italia, años
atrás, habló de “corruptos que se sientan
regularmente en las mesas directivas de empresas
públicas". Entonces digo, en fin, ya que lo
denuncian seriamente, ¡qué se cree rápidamente
un sistema para sacarlos! A lo mejor unos pasos
se están dando, mas creo que siga central el
problema de la corrupción, incubadora del poder
mafioso. Pero hay más, otro elemento es la
“mafiosidad” difusa.
19 de enero de 2016. Paolo Pagliai y Don Luigi Ciotti
en el Instituto Italiano de Cultura de la Ciudad de México.
Parece un concepto cercano al de narcocultura
aquí en México.
Exacto. Es el verdadero patrimonio de las
mafias, antes del económico. Los mafiosos logran
hacer esto porque hay justamente una mentalidad
mafiosa que nos rodea. La vemos en nuestro país,
aunque ciertas cosas han cambiado. Nosotros y
otros grupos hemos trabajado mucho en las
escuelas, en las universidades, con los jueces,
por una batalla cultural. Se dieron pasos, creo
que tenemos una de las mejores legislaciones de
contrasto a las mafias. Claro que luego hay que
ponerlas en práctica. Lo que falta, por ejemplo,
en un país como México es una comisión
antimafia, la política tiene que equiparse. En
una herramienta política fundamental. Nuestro
papel es otro, apunta a la sociedad civil, a la
educación, a la dimensión cultural, al
compromiso social, porque tenemos demasiados
ciudadanos a medias, según las corazonadas y los
momentos, mientras que necesitamos de ciudadanos
más responsables.
También aquí existe la percepción de que los
movimientos de protesta, como el de la Paz del
2011 y el surgido entorno de los padres de los
estudiantes de Ayotzinapa, hayan funcionado por
oleadas que, a veces, reculan y no siempre
logran cambios.
Es cierto. Siempre digo que el camino está
cuesta arriba para todos. Pero tres palabras son
fundamentales para mí. La continuidad en hacer
las cosas, aunque es difícil. La segunda es
compartir, ya que no se trata de la obra de
navegadores solitarios. Creo en la unión de
energías y pensamientos. Entonces nuestra
experiencia me llevó aquí hace 5 años, llamado
por la conferencia episcopal mexicana, ya que el
ejemplo de lo que se había construido en Italia
se antojaba interesante para este episcopado. Se
preguntaban cómo había sido posible juntar a
tantos movimientos tan diferentes entre sí. Fue
una apuesta evidentemente. En cada país, aun con
rasgos distintos y considerando que aquí por
ejemplo la clase media es más reducida y es una
tierra de extremos, el camino del “Nosotros”, de
juntar fuerzas con corresponsabilidad, se torna
importante. En fin, está la continuidad, el
compartir, el nosotros y la corresponsabilidad.
Ésta quiere decir que sentimos que tenemos que
colaborar con las instituciones cuando hagan su
parte, pero tenemos que ser espinas en su flanco
cuando no se afirmen derechos, la igualdad y
dignidad de las personas.
En el contexto mexicano, y en cierta medida
hasta en el italiano, hay que considerar que
activistas, periodistas, defensores de derechos
humanos y todas las categorías representativas
de comunidades o grupos sociales están entre dos
fuegos: la criminalidad organizada y los
aparatos del estado a varios niveles que
arremeten en su contra. A veces esto ocurre
mediante leyes que penalizan o criminalizan las
protestas y demandas sociales. Éstas son
interpretadas por los medios y por una opinión
pública conservadora como “delincuenciales” y se
les compara al crimen organizado. ¿Cuál es tu
opinión?
Estoy muy consciente de esto, de estos
elementos, porque al estar viniendo mucho aquí y
al estar escuchando, veo que por un lado está
esta situación pero por el otro está el valor. Y
se necesita mucho valor, la dignidad, el no
retirarse. Vi grupos de chicos, las asociaciones
en Cuernavaca, e hicimos un encuentro
importante. Ésta es una gran batalla política
que hace falta conducir, pero está en las manos
del pueblo, de la nación, por lo que es su
parte. Me da gusto que haya colaboraciones
también con magistrados italianos, algunos
vinieron a México, pero hace años que hay
cooperación para buscar maneras. Hay que hacer
que no se vuelvan sólo visitas de fachada y que
se concreten porque es el camino va por allí. La
corrupción, que está en diferentes niveles, nos
empobrece a todos y es así en nuestro país
igual: el lodo, las maniobras, la
desestabilización. Tenemos que tener todos más
valor. Creo que la primera gran reforma por
hacer, mirando hacia Europa, es una auto-reforma
de las consciencias, para despertar a nuestras
consciencias. Claro, aquí hay una parte de la
población a la que culturalmente le puede costar
más trabajo o tiene menos herramientas, pero
también en Italia ahora hay 8 millones de
persones en pobreza relativa y 4 millones en la
absoluta. Pese a unas mejores en los últimos
tiempos, estamos en los últimos lugares de
Europa por la deserción escolar. Millones de
italianos son analfabetos o tienen formas de
analfabetismo de retorno. Y entonces, la lucha a
las mafias…
¿Cómo ves un contexto como el mexicano en que
siempre hay mano de obra criminal disponible por
la pobreza y la falta de oportunidad?
Sí, es cierto, y también en Italia ahora todos
los vacíos creados por el gran trabajo de las
detenciones de fugitivos son llenados por
reemplazos, pues la falta de trabajo y los que
ya dejan de ir a la escuela favorecen todo esto.
Las mafias no son hijas de la pobreza o el
retraso, pero es indudable que pobreza,
desigualdad y marginalidad son lo que favorece
su expansión por lo que hace falta enfrentar el
problema de las prácticas sociales verdaderas,
reales. Lucha a la mafia en nuestro país quiere
decir trabajo, cultura, escuela. Claro, también
están el trabajo de los jueces y las fuerzas de
seguridad, pero se vuelve importante una
respuesta de las políticas sociales. Luego los
grandes capos, como por ejemplo el jefe de Cosa
Nostra en Corleone hace tiempo, era un médico, o
sea no se trata sólo de gente pobre que,
entonces, reacciona de cierta manera. Hoy detrás
están las grandes finanzas, aquella sucia
alrededor del mundo, esa economía que Papa
Francisco ha llamado “economía asesina”.
¿Hay una responsabilidad de los poderes públicos
por ciertas políticas económicas y el abandono
de muchos territorios?
Sí claro, es lo que decía. Las mafias son
fuertes cuando la política es débil, cuando la
democracia es pálida. Por ejemplo no es posible
que en Italia crezcan la evasión fiscal y la
corrupción. Ahora todos elaboran códigos de
ética pero yo estoy preocupado porque el primer
código ético es tu consciencia. Porque no basta
con escribir códigos. No, son tus
comportamientos, tus lenguajes, tus elecciones y
frecuentaciones. Hoy “ética” es una palabra que
está en boca de todos, en cambio debería
involucrar más nuestras consciencias y
comportamientos.
¿Cuál es la posición de Libera o tuya en el
debate, muy actual en México, sobre la
legalización de las drogas?
Es un debate que sigue y sigue hace mucho
tiempo.
¿Cuál es su posición? ¿Quitar esos mercados a
las mafias puede ser una estrategia útil?
Pienso que tenemos que sentarnos todos en una
mesa, despojándose de prejuicios y moralismo,
para preguntarnos, sin olvidar la dignidad de
las personas que es el objetivo central, qué se
puede hacer en este mundo donde ya hay
muchísimas hipocresías. Una hipocresía que vemos
de cerca es cuando tomo una cajetilla de
cigarros, negocio monopolizado por el estado,
con encima el mensaje “Peligroso para la salud”.
Creo que es una hipocresía porque las venden y
le pegan encima la imagen de la muerte.
Entonces, qué se encare el problema en conjunto,
con verdadera voluntad política de atacar este
punto, qué se abran los armarios que están
blindados en Viena, en donde tantos
investigadores elaboraron reportes
excepcionales. Allá está el centro de la Onu
sobre dependencias. Muchos investigadores de
todo el mundo trabajaron para este organismo
para entender los mecanismos, los gobiernos, los
tráficos. Están bajo juramento.
A muchos los encontramos, también hay italianos,
y nos dicen hace años que hagamos algo porque,
dicen, “aquellos documentos en los armarios, las
muchas investigaciones con las que trabajamos
durante años y mostramos lo que estaba detrás de
todo este mundo y los giros de las drogas, no
son tomados en cuenta y no son publicados”.
Porque cuando tocan a los gobiernos, estos
tienen el derecho de voto y, por tanto, si el
informe que elaboras, el trabajo que te
encargué, contiene denuncias, pues entonces
muchos son bloqueados porque saldrían cosas que
la política o los gobiernos se niegan a hacer
público. Son informes sobre tráficos y
coberturas, sobre lo que se esconde detrás. Por
eso digo que hagamos una reflexión seria, con
cartas descubiertas, sobre cuál es la solución
porque han fracasado todos los otros caminos. La
lucha a las drogas la hemos perdido todos.
¿Qué opinas de la estrategia de mano dura y
militarización de los territorios que arrancó a
finales de 2006 con la llamada “guerra a las
drogas” en México?
Me parece que la droga sigue estando bien
presente sobre toda la faz de la tierra. No
tengo las competencias, la profesionalidad, pues
opero en lo social, pero veo la desesperación de
la gente. Veo que las políticas, incluso en
Italia, en el nombre de la crisis económica, se
han reducido fuertemente: la prevención ha sido
cortada del 50%. Siempre porque el factor
económico es el que penaliza todo. Depende, sin
embargo, de cómo inviertas el dinero… Pero la
droga sigue estando allí. Hay mucha, cada vez
más. Yo trabajo al fin de que la gente no llegue
a drogarse, pero tenemos que preguntarnos,
asimismo, cómo derrotar un mercado en manos de
estos criminales que, además, tienen
protecciones. Por eso “los armarios de Viena”
tienen que abrirse.
Pero en este sentido hay un doble obstáculo a la
legalización: una falsa moral en la opinión
pública y luego la cerrazón política.
No sé decirte si es bueno, malo, etcétera. Sólo
digo que hay que encontrar de verdad la
voluntad, libres. La reflexión se tiene que
hacer, partiendo de la dignidad de la persona,
pero que se haga acerca de todas las formas de
dependencia porque nos enfocamos en una
dirección y luego olvidamos otras. Anorexia y
bulimia: ¿quién hablaba de eso cuando hace
muchos años el Gruppo Abele se adelantó sobre el
tema? Bueno hace falta que la política enfrente
realmente el problema. No tengo una fórmula
mágica, pero la “lucha a las drogas” de verdad
la perdimos todos en estos años. En Italia, hace
años, era una noticia si un chico moría de
sobredosis. Ahora volvieron a crecer las
muertes, pese a la existencia de medicamentos y
demás, pero ya no es noticia. Se da por
asentado, se fue esa indignación real que sacude
las consciencias y nos hace involucrar.
Aquí fue una gran sacudida el crimen de estado
cometido contra los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Lo recuerdo bien, porque me llegó una carta
cuando participábamos en Contro-Mafie en Italia,
un evento bienal al que acuden más de 3000
personas. En la asamblea final en Roma había
llegado una carta de algunos chicos mexicanos.
Su grito, desde México, era: “Hagan algo,
díganlo al mundo”. Delante de todas esas
personas y de los medios quise llevar la
denuncia. Leí la carta porque me habían escrito
un texto pesado y dramático, pidiendo que nos
los dejáramos solos “frente a los criminales y
los políticos mafiosos que usan policías y
ejército para secuestrar”. Y finalmente se han
movilizado más. De la misma manera no hay que
olvidar a los otros 26mil.
El problema de muchos casos en México, como el
de la matanza, persecución y desaparición de
estudiantes de la “noche de Iguala”, es que
desde el inicio se da la participación de la
policía y de aparatos del estado, conniventes u
omisos, dentro de operativos articulados.
No basta con indignarse y conmovernos al
respecto, tenemos que movernos más todos.
Cuidado que aquí hay una corrupción enorme, no
soy yo quien se lo va a explicar. Pero la misma
situación por la que hubo aparatos del estado
involucrados existe también en Italia. Hay un
proceso Estado-mafia en curso en nuestro país
que va mostrando la complicidad de los hombres
del estado. Los mafiosos son nadie. Nadie.
Logran realizar sus fines porque encuentran
alianzas y apoyos de secciones del mundo
político, de la economía y las finanzas. Hallan
a profesionistas que se ponen a su servicio.
¿Cuál es según tú el peor enemigo de las mafias?
Bueno, diría que somos nosotros. La gran
revuelta de las personas que desde abajo sienten
dentro de sí que el cambio necesita de cada uno
de nosotros. Nosotros tenemos que ser el cambio.
Estos grupos que he encontrado aquí son una
señal de esperanza: aunque son mal vistos por
muchas instituciones y obstaculizados, nos
muestran que ése es el camino. Ciudadanos más
responsables y gente que actúa. No obstante, la
política debería crear las condiciones.
El problema es que más que crear condiciones se
crean restricciones a la libertad, ya sea de
expresión o de organización y manifestación, las
que son hostigadas.
La presencia de Libera y la red ALAS, que
promueve una “antimafia social”, sirve para no
dejarlos solos, antes que nada, y a darles un
alcance más internacional para aumentar su
visibilidad e interacciones.
¿Cómo fue tu encuentro con los papás de Gisela
Mota, la alcaldesa de Temixco asesinada hace
unas semanas durante el primer día de su
mandato?
Hace años trabajo con los familiares de las
víctimas y, bueno, no es un trabajo, es un
encuentro y te cambia la vida. Sientes más
prepotentemente dentro de ti el deseo de
comprometerte, de hacer algo, aunque te sientes
pequeño y frágil. Todos nos sentimos así alguna
vez, pero la convicción es que no tenemos que
parar. Tenemos que tener más valor para que las
cosas positivas emerjan y estas personas no se
queden solas. Fue un encuentro que guardaré
profundamente en el corazón. Es uno de los
encuentros con familiares de víctimas del hampa
que he vivido en estos años, frente a ellos no
hay palabras. Hemos hablado con muchos silencios
y vi en ellos una gran dignidad. La visita, por
su seguridad y la nuestra, lo tuvimos que hacer
en un lugar externo, no en su casa. Cuando nos
despedimos, me dijeron algo para mí sorpresivo.
Me dijeron: “Ojalá que todo haya ido bien”, pero
no hablaban de nuestro encuentro. Éste seguirá
para no dejarlos solos y porque Gisela tiene que
vivir mediante el compromiso de todos. Y porque
esas balas que mataron a esta chica, si no
sentimos que nos pegaron también a nosotros, la
memoria se vuelve algo retórico.
La preocupación de sus familiares era hacia
nosotros, esperaban que nos hubieran seguido y
visto. Trataron de fijar un encuentro porque
temen retorsiones. El día de la muerte de
Gisela, su padre y su hermano se lanzaron a
perseguir a los delincuentes que después
tuvieron un enfrentamiento con la policía.
Algunos de ellos fueron baleados y murieron.
Entonces nos vimos lejos de casa. Su mamá nos
dijo que la gente le pide que se postule en
lugar de su hija. Hablamos un poco de eso y no
sé si lo vaya a hacer o no. Sé simplemente que
recibí otra vez una lección porque pienso en lo
que significa ser padre o madre o hijo y ver
mientras matan a tus queridos delante de ti. Yo
vivo esa sensación profundamente adentro y sin
duda te sientes impotente, pero más te dan las
ganas de decir “juntemos nuestras fuerzas, con
humildad, pero juntemos nuestras energías porque
no es posible que eso siga ocurriendo”.
¿Conoces al poeta Javier Sicilia, fundador del
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en
2011, el cual ha sido un referente para la
organización y visibilidad de las víctimas de la
narcoguerra mexicana?
Sí, hemos pasado varios momentos juntos. En
Cuernavaca el otro día, hablamos mucho, hemos
tenido un debate y un buen encuentro.
Conversamos sobre lo que están haciendo y me
enriqueció mucho. También él vino con los padres
de Gisela. Hemos hablado de todo un poco y de
que hay heridas que nunca sanan.
Tras el arresto del Chapo Guzmán, jefe del
cártel de Sinaloa, el presidente de México
subrayó la presunta solidez de las instituciones
y recordó las detenciones de capos ya
realizadas. ¿Basta con eso?
Justo hablé del tema en una entrevista con
Carmen Aristegui en CNN. Tengo miedo de estos
mitos porque hay riesgo de que toda la imagen y
atención se enfoquen allí y luego nos distraemos
de otros aspectos. Una vez detenido un jefe,
inmediatamente es substituido por otros, por lo
tanto ¡cuidado! No hay que transformarlos en
mitos.
(fabrizio
lorusso / puntodincontro.mx / adaptación
de massimo barzizza
y traducción al español de
Fabrizio lorusso.
esta entrevista fue publicada
también en
huffington
post y desinformémonos)
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