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24 de abril de 2013 - El Tigre Azteca tiene dientes y garras. Ya no pelea nada más en la playa bajo el sol, sino que se eleva a dos mil metros, se esconde entre iglesias del barroco indígena, edificios coloniales y pirámides desconocidas en comparación con las famosas de los Maya de Yucatán. El Tigre Azteca, como llamó el Financial Times al “nuevo” México, parafraseando a los países (“tigres”) asiáticos, decidó cambiar el rostro de su turismo, relanzando al país como uno de los destinos más codiciados en el mundo, con todas las intenciones de seguir atrayendo a los turistas en chanclas, pero también a los hambrientos de cultura. Y manteniendo el ritmo, con su industria del esparcimiento, de un impresionante crecimiento económico, el cuatro por ciento más en 2012.

Se trata de un proyecto ambicioso, impulsado desde arriba por el recién elegido presidente Enrique Peña Nieto, 46 años y miembro del PRI, partido que recuperó el poder después de haber gobernado hasta el año 2000 por 71 años ininterrumpidos. Inmediatamente después del inicio de su mandato, el joven presidente formó un Gabinete Turístico presidido por él mismo, para hacer frente a los problemas que impedían que México volviese a ser uno de los protagonistas del turismo mundial: la necesidad de más conexiones aéreas, de infraestructura y de seguridad para los viajeros. Sin olvidar el equilibrio social, tras décadas de dominio de unos cuantos destinos establecidos: las comunidades indígenas tienen patrimonios culturales invaluables, pero poco publicitados, y al mismo tiempo sufren de hacinamiento, con evidentes problemas de orden público.

“Sustentabilidad y beneficio social”: se trata de un programa del Presidente Peña Nieto que quiere ir más allá del tradicional México, sol y playa, llevando a los turistas a otros destinos para dar a conocer una nueva realidad que podría llegar a ser familiar también para los italianos, quienes por ahora se conforman con la hermosa Riviera Maya. La intención del proyecto se ha puesto de manifiesto en los últimos días en el Tianguis Turistico —la feria del turismo mexicano— celebrado con un centro de exposiciones y una ceremonia de apertura digna de una pequeña olimpiada. Por primera vez, el lugar elegido no fue una playa, sino los 2160 m de altura sobre el nivel del mar de la ciudad de Puebla, que muchos recuerdan sólo como una de las sedes del Mundial de la FIFA en 1986, pero en realidad es una ciudad rica en historia, cultura y gastronomía.

 

La inauguración del Tianguis Turistico en Puebla.

 

Una elección con un fuerte valor simbólico, que dio un nuevo impulso a aspectos menos conocidos pero muy relevantes desde el punto de vista del patrimonio artístico. El pequeño estado de Morelos alberga once conventos reconocidos por la UNESCO. En algunos de ellos todavía se celebra la misa en latín, con cantos gregorianos que se elevan hacia los techos abovedados y adornados con frescos antiguos. En la calle se practica a menudo el trueque, con intercambios de leche, pan dulce, juguetes. Guadalajara es un conjunto de plazas de increíble belleza, con edificios en los que se mezclan la arquitectura colonial española con el estilo contemporáneo de los murales de Diego Rivera. El Estado de Coahuila es tierra de dinosaurios, en la que se han encontrado restos arqueológicos suficientes para montar un formidable museo de la prehistoria, con fósiles y huellas gigantes.

En Baja California, es suficiente alejarse de la delicada frontera de Tijuana para encontrar una ruta del vino que Anthony Bourdain ha llamado la nueva Toscana, llena de vides arrulladas por un clima muy similar al del Mediterráneo.

En el Estado de Querétaro es posible elegir entre varias rutas, que van desde el desierto hasta las cascadas, desde las misiones franciscanas hasta las empresas que se dedican a la producción de vinos y quesos.

Y Puebla —la ciudad anfitriona del Tianguis— se encuentra a menos de dos horas en coche de la Ciudad de México y se caracteriza por una arquitectura colonial encantadora, que se vuelve evidente en las fachadas de los edificios multicolores, pero también en las increíbles iglesias del barroco indígena, donde las esculturas de Cristo en la cruz se intercalan con miembros de las etnias locales alimentándose con rodajas de mango, aguacate y piña.

Explica Claudia Ruiz Massieu, Secretaria federal de Turismo de México, que una de las prioridades del gobierno de Peña Nieto es la reducción de la delincuencia en algunos estados con fuerte potencial cultural, al tiempo que se buscan cada vez más acuerdos con las cadenas hoteleras para derrotar el odioso fenómeno del turismo sexual. Se busca cecer juntos y unidos. México intenta, así, con sus tesoros de arte que pertenecen a todos. Diez ciudades y 31 sitios declarados patrimonios de la humanidad, 40 mil centros arqueológicos, 174 áreas naturales protegidas: ¿es suficiente?

 

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(mattia chiusano / repubblica.it / puntodincontro.mx / adaptación y traducción al español de massimo barzizza)