
05:41 h - (Adnkronos) «La reforma de la ciudadanía, aprobada mediante un inexplicable procedimiento de urgencia el pasado mes de mayo, ha generado una tormenta perfecta. Italia rechaza a las personas de origen y sangre italianos, en un contexto demográfico que presagia un futuro en el que los italianos solo pasarán a la historia. Limita drásticamente el reconocimiento de la ciudadanía en el extranjero, lo que genera una discriminación inaceptable incluso dentro de una misma familia, donde dos hermanos, hijos de los mismos padres, pueden no ser reconocidos ambos como italianos. También impide que quienes tengan otra ciudadanía soliciten también la ciudadanía italiana; en resumen, la prohibición de la doble nacionalidad, una innovación verdaderamente insostenible en nuestro sistema legal».
Así lo enfatizó el presidente del Movimiento Asociativo Italianos en el Exterior (MAIE) y exsubsecretario de Asuntos Exteriores, Ricardo Merlo, al presentar ante la Cámara de Diputados, junto con el diputado Franco Tirelli y el senador Mario Alejandro Borghese, una propuesta de enmienda al Decreto Ley 36 del 28 de marzo de 2025, convertido en la Ley 74 del 23 de mayo de 2025.
«Existe también otra cuestión de gran importancia» —añadieron los tres representantes de la MAIE— «quienes concibieron la reforma no tuvieron en cuenta que Italia se encuentra entre los países del mundo con una crisis demográfica muy preocupante. Según estimaciones fiables, en 2080, solo 45 millones de italianos vivirán en su patria y, gradualmente, dentro de 300 años, esa cifra alcanzará los 20 millones. Estos números son alarmantes; Italia probablemente tendrá una sociedad multiétnica con pocos italianos».
«De ahí nuestra determinación» —explicaron— «de presentar un proyecto de ley al Parlamento, con Franco Tirelli, de la Cámara de Diputados, y Mario Alejandro Borghese, del Senado, como primeros firmantes. Una propuesta equilibrada, abierta a las aportaciones de todas las fuerzas políticas».
«En ella se establece, en cumplimiento del principio de ius sanguinis y en el marco de los valores constitucionales de igualdad, irretroactividad y cohesión nacional, la restauración del derecho a adquirir la ciudadanía italiana por descendencia, garantizando al mismo tiempo una conexión lingüística y cultural efectiva con nuestro país. Se incluyen los bisnietos y demás descendientes de ciudadanos italianos, siempre que demuestren un conocimiento adecuado del italiano (nivel B1 del Marco Común Europeo)».
«No ocultamos» —concluyeron— «que era necesaria una reforma de la ciudadanía 33 años después de la ley de 1992, pero la aprobada es devastadora y debe ser absolutamente revisada».
Foto: italianismo.com.br










