
12:54 h - (rinnovabili.it) En el debate sobre la transición ecológica, el sector de la construcción se cita a menudo como uno de los principales contribuyentes a las emisiones globales de CO2. La producción de cemento, en particular, se asocia con una elevada huella de carbono debido tanto al consumo de energía como a las reacciones químicas. Sin embargo, existe un aspecto menos conocido, pero relevante: a lo largo de su vida útil, el cemento es capaz de reabsorber parte del CO2 emitido mediante un proceso natural llamado recarbonatación del cemento.
Hasta ahora, la contribución de la carbonatación se consideraba marginal en los balances nacionales de emisiones.
Sin embargo, un estudio reciente del MIT Concrete Sustainability Hub, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences , ha cuestionado esta visión.
Utilizando un enfoque ascendente, investigadores han estimado por primera vez la cantidad de CO2 que absorbe anualmente el cemento en edificios e infraestructuras de Estados Unidos y México.
Los resultados muestran que, tan solo en 2024, el parque inmobiliario estadounidense absorbió más de 6.5 millones de toneladas de CO2, lo que equivale al 13% de las emisiones del proceso cementero del país. En México, el fenómeno es aún más significativo: a pesar de utilizar la mitad de cemento que Estados Unidos, la absorción alcanza el 25% de las emisiones del sector.
La recarbonatación del cemento (también conocida como carbonatación) es un proceso químico conocido desde hace tiempo. El CO2 atmosférico penetra en los poros del hormigón, reacciona con compuestos a base de calcio y forma carbonato de calcio estable. Sin embargo, la velocidad e intensidad de este proceso dependen de múltiples factores. El tipo de aglomerante (cemento Portland o mezclas alternativas), la porosidad del material (morteros versus hormigones compactos), la geometría de los elementos (superficie expuesta al aire) y las condiciones ambientales (humedad, temperatura) desempeñan un papel crucial. Por ejemplo, una losa de hormigón en Alaska absorbe CO2 mucho más lentamente que un muro de mortero en una ciudad mexicana.
La investigación modeló cientos de arquetipos estructurales, simulando el comportamiento de diferentes elementos de construcción bajo diversas condiciones geográficas y climáticas. Esto permitió una estimación más realista del impacto del fenómeno a nivel nacional.
Si bien no puede reemplazar estrategias más amplias de descarbonización, la recarbonización representa una oportunidad concreta para mejorar el balance de emisiones del sector de la construcción. Ciertas soluciones de diseño, como el uso de mezclas menos densas, geometrías con superficies expuestas elevadas o la eliminación de recubrimientos impermeables, pueden promover la absorción sin comprometer la durabilidad. Sin embargo, en presencia de refuerzos metálicos, el aumento de la humedad y el pH superficial pueden incrementar el riesgo de corrosión.
Por lo tanto, se requiere un equilibrio cuidadoso entre el diseño estructural, la durabilidad y la sostenibilidad. Además, la investigación destaca cómo los métodos utilizados actualmente en los principales inventarios internacionales, incluidos los del IPCC, tienden a sobreestimar el papel de la carbonatación debido a la simplificación de los modelos. Una revisión basada en datos empíricos podría mejorar la precisión de los informes ambientales y destacar mejor la contribución de los edificios existentes.
El estudio proporciona la primera visión detallada del ciclo del carbono asociado al cemento en uso, llenando un vacío previamente ignorado en los modelos de emisiones.
En el futuro, el método podría extenderse a otros países combinando las bases de datos del parque inmobiliario con los datos nacionales de producción de cemento.
Incluir correctamente la recarbonatación del cemento en las políticas climáticas no significa minimizar las emisiones del sector, sino reconocer que los edificios existentes también pueden contribuir, a lo largo de su vida útil, a la reducción del CO2 atmosférico. Este cambio de perspectiva podría ofrecer oportunidades inesperadas en el camino hacia una construcción baja en emisiones.
Immagine: mezzopieno.org










