16:22 hrs. - El gobierno italiano —a propuesta de los ministros de Agricultura y Soberanía Alimentaria, Francesco Lollobrigida, y de Cultura, Gennaro Sangiuliano, ha incluido la “Cocina casera italiana” entre los candidatos de 2023 en la lista representativa de los patrimonios culturales inmateriales de la humanidad de la Unesco. La Comisión Nacional aprobó por unanimidad. El expediente seguirá un proceso en el que primero será enviado por el Ministerio de Relaciones Exteriores a la Unesco y luego será evaluado, a más tardar, en diciembre de 2025.
La Cocina tradicional mexicana, basada en el ejemplo de la gastronomía ancestral del Estado de Michoacán, fue incluida en el catálogo del patrimonio cultural inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en noviembre de 2010. Tres años después, en 2013, tuvo lugar lo más parecido hasta el día de hoy a un reconocimiento para la gastronomía italiana: la inclusión en la misma lista de la Dieta Mediterránea, gracias a prácticas tradicionales, conocimientos y habilidades que se han transmitido de generación en generación en muchos países que se asoman al antiguo Mare Nostrum, proporcionando a las comunidades un sentido de pertenencia y continuidad.
«México, Corea, Francia y Japón son las únicas cocinas que, en su totalidad o en parte, son patrimonio de la Unesco. No puede no estar ahí Italia también», dijo recientemente el ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida. «Nuestros cocineros» —añadió— «son productores de cultura, historia, estética y poesía, valores fundacionales de nuestra nación».
El comité promotor de la candidatura del Bel Paese, presidido por el profesor Massimo Montanari, emérito de historia de la alimentación de la Universidad de Bolonia, está compuesto por Giovanna Frosini (profesora de la Universidad para Extranjeros de Siena), Paolo Petroni (presidente de la Academia Italiana de Cocina), Laila Tentoni (presidente de la Fundación Casa Artusi), Vito Teti (profesor titular de Antropología Cultural en la Universidad de Calabria), Roberta Garibaldi (ex directora ejecutiva de Enit y vicepresidente del Comité de Turismo de la OCDE), Alberto Capatti (profesor universitario e historiador de la gastronomía italiana), Maddalena Fossati (directora de La cucina Italiana), Vincenzo Santoro (responsable del departamento de cultura y turismo de la Asociación de Municipios Italianos) y Leandro Ventura (director del Instituto Central para el patrimonio inmaterial del Ministerio de Cultura).
Según los promotores, la comida casera italiana es un conjunto de prácticas sociales, rituales y gestos, basados en concebir el momento de preparar y comer como una oportunidad para compartir y discutir. En Italia, cocinar es una forma de cuidar a familiares y amigos (cuando se cocina en casa) o a los clientes (cuando se cocina en un restaurante), es el resultado de un juego continuo de conexiones e intercambios: de la mesa familiar llega a aquellas de los restaurantes y viceversa, de las generaciones anteriores a las nuevas. La cocina italiana es un mosaico de muchos saberes locales que, sin jerarquías, la interpretan y la caracterizan. Es una práctica que hace sentir bien, que sirve para definir la calidad de vida. La práctica de cocinar es una manifestación de creatividad y una forma de protección de la biodiversidad porque se basa en no desperdiciar nada, en la reutilización de los restos de comida y en los productos de temporada y territoriales. La práctica de cocinar es un momento colectivo: la elección de qué comer es a menudo una ocasión de conversación con familiares y amigos y, una vez completada, cada uno tiene su propio papel y todos están involucrados: elegir la receta y los ingredientes, comprarlos, prepararlos, cocinarlos, poner la mesa, comentar, observar, juzgar y aprender. Cocinar y comer juntos se convierten así en un ritual cotidiano, un momento de celebración aun cuando no haya nada que celebrar, en el que se está juntos, en la cocina, mezclando tradición y creatividad, recordando y recreando las recetas de las abuelas, las madres, los padres y los niños.
La cocina italiana debería ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO «Simplemente porque es el mayor valor de identidad que tiene Italia», dijo Maddalena Fossati en una reciente entrevista con Vanity Fair. «En torno al concepto de mesa» —añadió— «confluye todo lo que somos: siempre hablamos de comida, incluso mientras comemos. Leemos recetas, las transmitimos, cocinamos siempre que podemos. Tenemos una de las mayores biodiversidades del mundo y una cocina tradicionalmente basada en la sostenibilidad. Somos muchos, diferentes, pero siempre nos reconocemos bajo un mismo sombrero que nos une a todos, incluso a los italianos que viven en el extranjero: ese sombrero es la cocina italiana».