
04:33 hrs. - La XIX Conferencia de los Investigadores Italianos en el Mundo, celebrada en Bruselas, en el seno de las instituciones europeas y bajo los auspicios del Parlamento Europeo, representó quizás la señal más contundente y concreta enviada a la política italiana en los últimos años. En Bélgica se reunió la mejor representación científica internacional del país de la bota: una comunidad global de académicos y profesores universitarios de alto perfil que representaron la excelencia del ingenio italiano, pero que residen y trabajaban en el extranjero. Italia, tras haberlos formado y educado, los vio partir hacia otros países, a los que contribuyen gracias a buenas perspectivas laborales y profesionales.
Durante años, la política italiana ha sido incapaz de proponer planes adecuados para esta diáspora en auge, que incluye a decenas de miles de cerebros en fuga —o mejor dicho, cerebros expatriados— para fomentar el regreso de estas figuras destacadas. Su experiencia, en última instancia, beneficia a otras naciones, a menudo competidoras de Italia en innovación, tecnología y ciencia.
Vincenzo Arcobelli, fundador de la Conferencia y presidente de esta edición, es miembro del CGIE (Consejo General de Italianos en el Extranjero) y presidente del CTIM (Comité Tricolor para los Italianos en el Extranjero).
En su discurso, señaló que «hay aproximadamente 120 mil investigadores italianos en el extranjero, 15 mil solo en Estados Unidos». Durante 13 años, de 2011 a 2024, la salida de 550 mil jóvenes de entre 18 y 34 años ha causado daños económicos a Italia por un valor de 134 mil millones de euros (fuente: Fondazione Nord Est). ¿Cómo se puede revertir esta tendencia?
Según Arcobelli, el gobierno italiano debe tomar medidas estratégicas inaplazables. En primer lugar, se necesita más financiamiento para la investigación; en segundo lugar, es necesario estabilizar contractualmente a los investigadores; es necesario promover la meritocracia (en un país como Italia, aún plagado de nepotismo y baronías universitarias); es necesario desarrollar sinergias entre universidades y empresas; modernizar las infraestructuras; simplificar los trámites administrativos y utilizar sistemáticamente el programa marco Horizon Europe, destinado a la investigación y la innovación para el período 2021-2027.
En este contexto de altibajos, un avance positivo es la asignación de 50 millones de euros de parte de Italia a favor de infraestructuras de investigación y el retorno de los estudiosos, a diferencia, por ejemplo, de Estados Unidos, donde la actual política federal está provocando la fuga de profesores y estudiantes hacia al extranjero. Sin embargo, para ser eficaces, estas intervenciones deben ser estructurales y no eventuales, a fin de transformar el mundo de la investigación en Italia en un centro atractivo, competitivo e inclusivo.
Gabriele Andreoli, presidente del Institute for advanced studies and cooperation (IASC), presentó a los ponentes institucionales de la Conferencia de Bruselas.
Entre ellos, la vicepresidente del Parlamento Europeo, Antonella Sberna, la vicerrectora de la Universidad Libre de Bruselas, Anne Weyembergh, el presidente de la Texas Scientific Italian Community, Andrea Giuffrida, el coordinador del evento, Antonio Cenini, la embajadora de Italia en Bélgica, Federica Favi, y el ministro de Salud italiano, Orazio Schillaci, quien participó mediante un mensaje de video. También pronunciaron discursos los máximos representantes de la Cámara de Diputados, el Senado y el Gobierno italiano. Sus intervenciones se inspiraron en el reconocimiento del verdadero valor estratégico de la investigación científica y la cooperación internacional. La presencia de miles de talentos italianos en el extranjero también debe considerarse una oportunidad para desarrollar un número significativo de colaboraciones entre el Bel Paese y otros países del mundo, con proyectos de cooperación que permitan a Italia desempeñar un papel más destacado en la innovación científica y tecnológica.
El profesor Simone Lucatello, investigador del Instituto José María Luis Mora de la Secretaría de Ciencia de México y coordinador del informe GEO7 (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), destacó uno de los temas recurrentes: «Necesitamos una relación más práctica, clara y continua entre los investigadores en el extranjero y las instituciones italianas, capaz de construir una verdadera visión a largo plazo».
Además de Lucatello, participaron como ponentes Cristina Bettin (Israel), Ilaria Pagani (Australia), Rossana De Angelis (Francia), Carla Molteni (Gran Bretaña) y Fabio Pinna (Bélgica).
La conferencia se centró en cuatro áreas estratégicas en las que los investigadores italianos operan con éxito en el extranjero: aeroespacial, tecnología, medicina y ciencias humanas. El sector aeroespacial destacó la crucial contribución de los investigadores italianos a los proyectos de la Agencia Espacial Europea y de la NASA, como subrayó el coordinador Stefano Boccaletti, quien moderó las presentaciones de Adriano Ghedina, Cesare Brava y Claudia Paladini. En este contexto, las contribuciones son relevantes, abarcando desde telescopios espaciales hasta misiones interplanetarias, con una comunidad altamente integrada y dinámica a nivel internacional.
Un argumento similar se aplica a la innovación tecnológica. Timoteo Carletti y Simone Napolitano abordaron los temas de las redes complejas y los llamados materiales amorfos (sólidos cuyas moléculas se distribuyen aleatoriamente), gracias a las contribuciones de Itamar Procaccia, Riccardo Muolo, Charo del Genio y Ludovico Minati. Fueron presentadas también las actividades en el área de la bioeconomía circular (que busca conciliar el crecimiento económico, la creación de empleo, la protección del medio ambiente y la salud humana y animal), los digital twins (réplicas virtuales de objetos o procesos reales para estudiar y mejorar su comportamiento), y la espectroscopia fotoacústica (útil, por ejemplo, para la detección de contaminantes). Alessandro Parente, David Cannella, Luca Fiorani, Elio Tuci, Simone Lucatello y Angelo Pinto ilustraron estas investigaciones.
También en el campo de la medicina, la aportación de Italia al mundo siempre es relevante.
Andrea Giuffrida y Maddalena Parafati organizaron un panel con ponentes de renombre: Antonio Colaprico, Pietro Coletti, Enkelejda Miho, Eleonora Leucci, Viviana Vella, Antonella Fioravanti, Sara Piccirillo y Casimiro Gerarduzzi. Estos expertos ofrecieron una evaluación de la excelencia italiana en este sector, incluyendo la medicina ómica, que estudia los sistemas biológicos a nivel molecular, la medicina traslacional, que combina la investigación científica con la práctica clínica, la neuroinformática, que aprovecha los datos de la investigación en neurociencia, y la oncología de vanguardia.
Un capítulo importante de la Conferencia de Bruselas fue dedicado al humanismo y la inteligencia artificial (IA), donde el dualismo entre ética y bienestar se encuentra actualmente en el centro del debate internacional. En particular, se analizó la relación entre la espiritualidad y la IA. El profesor Michele Vincenti, de la UCW (Universidad Canada West) de Vancouver, observó que, a lo largo de los siglos, los Ejercicios Espirituales y la Lectio Divina de San Ignacio de Loyola han demostrado ser herramientas útiles para aumentar la autoconciencia, la formación para el liderazgo y el discernimiento ético.
Eugenia Cenini, investigadora en Ciencias de la Educación de la Universidad de Espirito Santo (Brasil), presentó su proyecto Mens Sana, cuyo objetivo es evaluar el bienestar físico y psicológico, así como la calidad de vida, mediante un enfoque integrado que incluye parámetros de salud física, psicológica y genética.
La XIX Conferencia de Investigadores Italianos en el Mundo confirmó, en general, el dinamismo de esta comunidad, activa en numerosos países del mundo, dotada de una vitalidad y una capacidad de innovación que deberían emularse también en Italia. El país de la bota corre el riesgo de quedar al margen del desarrollo si no se adapta a los desafíos del mercado y, sobre todo, si no logra conectar el Sistema Italia con su capital humano en el extranjero. Ahora les toca a los políticos demostrar concreción y coherencia. Mientras tanto, los investigadores quedaron en volverse a encontrar en Roma para la edición 20 de la Conferencia, con la esperanza de finalmente poder influir en las políticas y decisiones gubernamentales mediante la colaboración con las instituciones locales.
Artículo de Alessandro Bettero publicado en el número de julio-agosto de 2025 del Messaggero di Sant’Antonio, edición italiana para el exterior, de la casa editorial Messaggero di Sant’Antonio, vinculada a los Frailes Menores Conventuales de la Basílica de San Antonio de Padua.
Foto: lavocedelpatriota.it