16:07 hrs. – Una mención de una tierra situada más allá del Atlántico fue identificada en una obra medieval inédita, escrita por el fraile dominico Galvano Fiamma alrededor del año 1340. El descubrimiento se produjo como parte de un proyecto didáctico de la Universidad de Milán (UniMi), en el que han colaborado numerosos estudiantes de Literatura y ha sido publicado en la revista estadounidense Terrae Incognitae, dedicada a la historia de las exploraciones.
Se sabe que el continente americano entró en la órbita del conocimiento europeo con la expedición de Cristóbal Colón, realizada en 1492.
En realidad, exploraciones en las costas norte de su territorio ya habían sido realizadas en siglos anteriores por navegantes vikingos y dejaron rastros esporádicos en los relatos de algunas sagas nórdicas. Sin embargo, la noticia de la existencia de tierras más allá del Atlántico nunca se había documentado fuera de Escandinavia.
La investigación en curso en la UniMi ahora muestra que algo se sabía también más al sur.
Un proyecto científico y didáctico activo desde hace algunos años en el departamento de Estudios Literarios, Filológicos y Lingüísticos de la casa de estudios milanesa, coordinado por Paolo Chiesa, profesor de literatura latina medieval y humanística, ha sacado a la luz una mención de tierras más allá del Atlántico que precede alrededor de 150 años el viaje de Colón.
La cita proviene de Milán y se encuentra en la Cronica universalis de Galvano Fiamma (retratado en la imagen principal de este artículo en una ilustración de alrededor de 1438), autor de varios relatos escritos en el período de los Visconti. Dentro de esta obra, aún inédita y objeto de estudio del proyecto, hay una referencia a una tierra llamada Marckalada, sin duda identificable con la llamada Markland de las sagas nórdicas.
Esta es la traducción en español del pasaje de Galvano, originalmente escrito en latín: «Los marineros que surcan los mares de Dinamarca y Noruega dicen que más allá de Noruega, hacia el norte, se encuentra Islandia. Más adelante hay una isla llamada Grolandia...; y más adelante, hacia el oeste, hay una tierra llamada Marckalada. Los habitantes del lugar son gigantes: hay edificios de piedras tan grandes que ningún hombre podría ponerlas en su lugar, si no gigantes muy grandes. Allí crecen árboles verdes y viven muchos animales y pájaros. Pero nunca ha habido ningún navegante que haya podido conocer con certeza noticias sobre esta tierra y sus características».
Es probable que la noticia haya llegado a Galvano desde Génova, ciudad con la que el escritor tuvo contacto, y que los marineros mencionados fueran navegantes genoveses que comerciaban con las regiones del norte. El interés del descubrimiento radica en que reabre una cuestión largamente debatida, pero sobre la que no había documentación: si en Génova, antes de Colón, circulaba información sobre la existencia de tierras más allá del Atlántico y si alguna noticia, incluso vaga, de su existencia había vuelto más aceptable el riesgo de la expedición de 1492.
«La mención de América es sólo una de las sorpresas que reserva la Cronica universalis de Galvano Fiamma» —explica Paolo Chiesa— «aunque probablemente sea la más sensacionalista. Se trata de un trabajo inédito, sobre el que hemos construido un proyecto educativo en el que varios alumnos han colaborado con sus tesis, repartiéndose la transcripción del manuscrito y la versión definitiva del texto. Los alumnos han aprendido mucho de esta experiencia y ahora también tienen la satisfacción de ver que su trabajo tiene un resultado científico sorprendente».
La parte del manuscrito que contiene la mención de América fue transcrita por Giulia Greco, ahora estudiante de doctorado en la Universidad de Trento, quien dice: «La obra se presenta en una escritura gótica del norte de Italia, no siempre fácil de descifrar. Además de la transcripción de la parte del texto que le fue asignada, cada alumno tuvo que identificar las fuentes utilizadas por Galvano para la información contenida. Para la frase "americana", en particular, no se han identificado fuentes de libros, por lo que hay que creerle a Galvano cuando dice que estaba transmitiendo información oral».
La siguiente etapa de la investigación es la publicación de la Cronica universalis completa.
Esta parte del trabajo es coordinada por Federica Favero, becaria de investigación, quien lo describe de la siguiente manera: «El manuscrito de la obra se encuentra en Estados Unidos y es de propiedad privada. Por lo tanto, fue necesario ir donde se encuentra: el propietario nos autorizó a fotografiar todo el código y trabajamos sobre la base de estas imágenes. Ahora debemos estandarizar las transcripciones producidas por las tesis a un estándar editorial científico, profundizar en los puntos oscuros restantes y agregar al texto los comentarios necesarios. Una vez hecho esto, la Cronica universalis estará disponible para todos, como se merece».