La comunidad italiana en la Ciudad de México recordó a sus difuntos

12:14 hrs. – Ayer por la tarde, en el Instituto Italiano de Cultura de la Ciudad de México —tras de la suspensión del año pasado— se llevó a cabo la tradicional misa por los difuntos organizada por la Asociación Italiana de Asistencia (AIA), institución que desde inicios del siglo XX ofrece apoyo a los ciudadanos del Bel Paese y a sus familiares en situaciones de dificultad.

Frente a unos 70 participantes, el Nuncio Apostólico en México, Monseñor Franco Coppola, preparó la liturgia en memoria de 60 miembros de la comunidad italiana fallecidos en los últimos dos años, muchos de ellos víctimas de la pandemia de Covid-19.

Los nombres estuvieron expuestos junto al altar:

Fauro Aloi, Carlos Manuel Appendini Tazzer, Marco Bellingeri, Lauretta Belsasso, Guido Benaglio, Francesco Bonomo, Francesco Brusa, Gabriele Caccia, Edda Cantele, Franco Canzonieri, Giuseppa Capoccia, Giuseppa Maria Cappello, Francesco Ceciarelli, Giulio Chiesa, Antonio Coiro, Alberto Conforto, Domenico Conte, Roberto Javier Coppe, Mario Corbetta, Massimo Corsani, Adalberto Cortesi, Leonardo Dalla Fina, Carmen de Aquino y Jaso, Maria Esther de Aquino y Jaso, Gelindo De Marco, Roberto Federle, Angelo Filippi, Carlo Fiorenza, María Carmen Frías, Claretta Gagna, Luciano Grilli, Rita Consuelo Hallmann de Mascarini, María de los Ángeles Hernández de Portaluppi, Volfango Mario Jesek, María Esbeida López Torres, Armando Mariani, Lina Matello, Refugio Mora, Benedetto Mortola, Mirella Mungai, Josefina Navarrete de Zearo, Sergio Orsi, Ana Ortega de Fabri, María Dolores Osorio de Foresti, Enrico Pagani, Clara Pappadia, Dante Paulon, Rocco Pellicano, Michele Pilato, Pasquale Porto, Guerrina Pribac, Salvatore Rapacciuolo, Alberto Salvatore Rapuano, Stellina Ravetto, Margarita Sandoval de Moccia, Luisa Sormani, Piergiorgio Spataro, Renzo Tentor, Rocco Tomeo, Ana María Urrutia Tazzer, Luciano Valentinotti y Albertina Vittoni.

Marco Cannizzo

«Discúlpennos si alguien no está en esta lista» —explicó Marco Cannizzo, presidente de la AIA— «Son las personas que conocimos como amigos y como socios de nuestra institución y están incluidos todos los que supimos que han fallecido». La ceremonia continuó con la misa celebrada en italiano por el representante pontificio en tierra azteca.

«Nuestra vida es insegura» —dijo el Nuncio durante la homilía— «y es casi absurdo hablar de seguridad cuando una criatura diminuta e invisible es capaz de acabar fácilmente con nuestra existencia, independientemente de nuestros medios económicos y de nuestro estado de salud. Es un aspecto que debe hacernos dar cuenta de lo importante que es tener siempre presente esta realidad. El mundo moderno, al no entenderla, prefiere no hablar de la muerte, que sin embargo es una etapa ineludible de nuestra vida. Puedes vivirla en la desesperación de pensar que después de ella todo terminará, o puedes vivirla, en el extremo opuesto, como la vivió la Virgen María, quedándose plácidamente dormida a sabiendas de que se habría despertado con el Señor».

Después de la ceremonia religiosa, el presidente del Com.It.Es., Gianluca Brocca, dedicó una reflexión a «algunos miembros de la comunidad italiana en México que nos dejaron en este período».

Gianluca Brocca

«Recordamos a Edda Cantele, siempre atenta a las necesidades de los menos afortunados. Tras la muerte de su marido, decidió, con su hijo Giorgio, crear el fondo Luigi Cantele en el contexto de la Asociación Italiana de Asistencia, para ayudar a las personas mayores y solas en dificultades. Durante años, la iniciativa ha ayudado a estos y otros casos a mejorar su calidad de vida. Hoy, rebautizado como “Luigi y Edda Cantele”, el fondo apoya mensualmente a un grupo de familias en extrema pobreza».

«Nuestro pensamiento también va para Enrico Pagani» —continuó Brocca— «un exitoso hombre de negocios que siempre ha ayudado a la AIA a través de la donación de artículos producidos por el grupo industrial que su hermano Claudio sigue dirigiendo hoy. El año pasado, aún con vida, Enrico regaló una feliz Navidad a 100 familias, mediante un pago que fue enviado a cada una de ellas. Sin duda fue un ejemplo para muchos de nosotros por su apego a los valores de la familia y del trabajo».

«Benedetto Mortola quedará siempre en la memoria de la comunidad italiana en México», agregó el titular saliente del Com.It.Es. «Muy conocido en Guadalajara, donde residía, Benedetto fue un referente para nuestra comunidad. Ocupó varios puestos importantes, siempre como voluntario, en asociaciones italianas, como el Com.It.Es. y la Sociedad Dante Alighieri, y siempre contribuyó a crear unión entre nuestros conciudadanos. Propició varios momentos de encuentro que luego se convirtieron en verdaderas tradiciones para los italianos de Guadalajara».

«Luciano Valentinotti, partigiano, dedicó su vida a luchar contra las injusticias. Siempre colaboró en innumerables iniciativas comunitarias y, durante su mandato como consejero del Com.It.Es., organizó diversas exposiciones e iniciativas a favor de artistas italianos residentes en México. Él mismo fue un creador de gran valor y sus pinturas hicieron reflexionar a muchas personas sobre las realidades e inequidades de nuestro mundo».

«Además de la generosidad y el amor por los demás» —añadió Brocca— «todas las personas recordadas tenían en común una energía y una determinación excepcionales en la consecución de sus objetivos. Claretta Gagna no fue la excepción. Gracias a su ingenio, en 2004 logró crear un grupo que hizo posible diversas campañas médicas en zonas pobres del Estado de Chiapas en apoyo a niños, mujeres y hombres en situaciones difíciles. En este contexto, médicos de renombre internacional han donado, y continúan haciéndolo, su talento para atender a los sectores más débiles de la población».

«También recuerdo a otras tres personas que muchos de nosotros conocimos en el Instituto Italiano de Cultura y en la Embajada: Marco Bellingeri, Esbeida López y Laura Belsasso, quienes siempre se desempeñaron en el trabajo tratando de solucionar los problemas de nuestros connacionales».

Luigi De Chiara

El embajador de Italia en México, Luigi De Chiara, también se dirigió al nutrido grupo de asistentes. «Hablaré de dos importantes representantes de la comunidad italiana en este país: Giulio Chiesa y Adalberto Cortesi», dijo. «Soy quizás la persona menos calificada para hacerlo, porque como muchos de ustedes saben llegué a fines de 2019, unos meses antes del inicio de la emergencia sanitaria, así que a pesar de haber estado aquí dos años no he tenido la oportunidad de profundizar el conocimiento de la comunidad italiana en México, pero con Giulio Chiesa y Nani Cortesi inmediatamente se estableció un contacto extraordinario».

«En el caso particular de Giulio Chiesa, él ya no era totalmente autónomo para caminar y, a los pocos días de mi llegada a México, me invitó a tomar un café a su casa. Recuerdo como si fuera ayer este extraordinario encuentro con una persona que tenía un juicio muy agudo y vigoroso y que había hecho cosas excepcionales: sigo encontrando gente que me habla de él como profesor de una de las instituciones académicas más prestigiosas de México, el ITAM».

«En aquella ocasión, Giulio me proporcionó algunas claves de interpretación del país e información sobre la presencia local italiana que ha sido y sigue siendo de enorme utilidad para mí».

«Quizás» —añadió De Chiara— «es aún más difícil hablar de Nani Cortesi. He conocido a pocas personas tan protagonistas de su época y él fue una de las primeras visitas que llegaron a la Embajada tras mi aterrizaje en México. Todavía recuerdo la determinación con la que quiso subir las escaleras para visitarme en mi estudio, en lugar de encontrarnos en la planta baja de la sala de reuniones».

«Tengo la ilusión de que se creó un acuerdo de comunicación de inmediato, porque después de nuestro primer encuentro, en los siguientes tres o cuatro meses, nos reunimos al menos dos veces por semana».

«Era un italiano que amaba este país, hizo cosas extraordinarias, incluyendo varias asignaciones oficiales de los gobiernos que se sucedieron aquí, y su enorme generosidad me mantiene descubriendo iniciativas que se han beneficiado de ella a lo largo de los años».

Después de su discurso, el Embajador De Chiara entregó a Emma Chiesa la “Stella d'Italia” otorgada por el presidente Mattarella a Giulio. La distinción se confiere a italianos y extranjeros que resaltan por crear puentes y puntos de contacto entre Italia y naciones extranjeras.

A continuación, el jefe de la diplomacia italiana en México develó —junto con Gianni Vinciguerra, director del Instituto Italiano de Cultura— una placa con la que el aula magna de la sede de esta institución en Coyoacán queda dedicada a la memoria de Adalberto Cortesi.

Luigi De Chiara e Gianni Vinciguerra

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