Los que les tienen miedo no los han visto a los ojos

Los que les tienen miedo no los han visto a los ojos

04:01 hrs. – Todos lo saben: la Grecia continental está repleta de historia, las Cícladas encarnan el prototipo de la isla “casas blancas y mar azul”, el Dodecaneso combina el encanto de las colinas azotadas por los etesios con el legado de los míticos Caballeros de Rodas y las visiones de San Juan en la cueva de Patmos...

Desde cualquier perspectiva, el país ofrece emociones, sorpresas y paisajes inolvidables. Quizás en este catálogo de maravillas las islas del Egeo nororiental, cercanas a la costa turca, ocupan un lugar algo apartado y es una pena porque están llenas de encanto, con características diferentes entre ellas que expresan con fuerza el alma del Egeo..

Lesbos —famosa por ser el lugar de nacimiento en el siglo VII a.C. de los poetas Alceo y Safo— es quizás la más conocida: cuenta con una capital vibrante (Mitilene) llena de palacios espléndidos y es famosa por el aceite de oliva y el ouzo, un destilado seco a base de mosto de uva, aromatizado con anís, hinojo y regaliz, servido con agua y hielo (grado alcohólico: de 38 a 50°).

Samos, donde nació Hera (Juno) y cuna del matemático Pitágoras, perfumada de campos de cítricos... y Quíos (donde se cree que nació Homero), patria del compositor Mikis Theodorakis, conocida por sus pueblos medievales y por la producción de masilla, una resina de goma elogiada ya por Hipócrates como un buen remedio para los trastornos digestivos, incluyendo las úlceras.

Estos hermosos lugares, a las puertas de Europa, han sido desde hace años el escenario de una de las mayores tragedias humanitarias. Desde la firma del acuerdo UE-Turquía (marzo de 2016), más de 180,000 migrantes (procedentes en su mayoría de Afganistán, Siria, Irak, Somalia y Congo) han pasado por estas islas: 847 desaparecieron o murieron tratando de llegar a Grecia, 21 perdieron la vida en los hotspots y en los centros de refugiados han ocurrido 12 incendios.

Según el ACNUR, actualmente viven en el país aproximadamente 109,000 refugiados y migrantes: 70,200 en el continente, 38,800 en las islas (Lesbos, Quíos, Samos, Kos y Leros).

Nuevo campo en Samos

Considerados inútiles para el sistema (y así se sienten), viven en un hacinamiento aterrador dentro de los campos de refugiados, alojamientos temporales en los rincones más recónditos del continente, “no-ciudades” en miniatura, que crecen desmesuradamente y carecen de humanidad y dignidad.

Para las mujeres —en particular las que no tienen familia— la vida es aún más dura. Las duchas y letrinas (en algunos campamentos hay un baño por cada 72 personas y una regadera por cada 84) se vuelven zonas peligrosas cuando cae el sol, a menos que vayan acompañadas de hombres. Asearse durante el día también requiere precaución y atención. El acoso sexual y el intento de abuso son las formas más comunes de violencia de género, pero los casos de violación, incluso en niñas muy jóvenes, no son infrecuentes. Los problemas son muchos y de varias índoles.

Hablé de este tema con Mara Eliana Tunno, quien hasta hace poco trabajaba como psicóloga para Médicos Sin Fronteras (MSF) en el campamento de Kara Tepe en Lesbos:

«En la isla —donde estuve durante 10 meses— el trabajo de MSF continúa sin cesar desde 2015, cuando comenzó la crisis. La organización administra dos clínicas: la primera, fuera del campo de Mavrovouni (Monte Nero) es exclusivamente pediátrica y ofrece atención básica, apoyo de salud mental para menores y servicios dirigidos a mujeres embarazadas. La otra, en la ciudad de Mitilene, se encarga de atender a víctimas de tortura y violencia sexual, así como a personas con graves problemas de salud mental. Las dos estructuras se construyeron deliberadamente fuera de los campamentos para que se volvieran una especie de “zona de confort”, de modo que los migrantes puedan experimentar la cita con los operadores de MSF como un momento liberador, lejos de las limitaciones».

«Para todos nosotros es fundamental conocer el contexto de origen de nuestros pacientes con el fin de relacionarnos mejor con ellos. No olvidemos que en algunos países de origen la salud mental es un concepto puramente abstracto o incluso un tabú. Es por eso que siempre contamos con el apoyo de un mediador cultural, una figura clave que nos ayuda a superar las barreras culturales antes y durante las reuniones».

P: ¿MSF también está presente en Samos?

R: Sí y ha incrementado sus actividades allí para responder al aumento masivo de llegadas, instalando un sistema de agua y sanitario para las personas que viven alrededor del centro de recepción oficial (3,500 migrantes en un sitio con 648 lugares), en tiendas de campaña improvisadas en el bosque. Les proporcionamos agua potable y servicios sanitarios. Este es el primer paso de una intervención que incluye la construcción de duchas, con el fin de prevenir problemas de salud relacionados con la mala higiene. Manejamos un centro de día cerca del campamento que ofrece atención de salud mental, sexual y reproductiva. En la otra isla, Quíos, los servicios de MSF incluyen (además de atención médica general) medicamentos de viaje para las personas que viven en el campamento de Vial (un antiguo depósito de basura), así como servicios de mediación cultural en el hospital local.

Irak, a lo largo de la línea del frente. Mientras los civiles buscan refugio en campamentos para desplazados, los equipos de MSF (la única organización sin fines de lucro presente) abren un hospital cerca de la zona, atendiendo a los heridos, 2017. (Lorenzo Meloni/Magnum Photos)

P: ¿A cuántas personas ha tratado MSF en los últimos años?

R: A 1,369 entre 2019 y 2020, muchas de ellas en estado mental grave. Más de 180 pacientes se habían autolesionado o habían intentado suicidarse. Dos tercios de ellos son niños: el menor tenía solo 6 años.

P: ¿Es largo el trámite para obtener la condición de refugiado en las islas?

R: Sí, bastante largo, incluso puede durar años. Para presentar una solicitud de asilo, hay que someterse a una entrevista en la que a menudo es difícil ser aprobado, especialmente si el candidato se encuentra en condiciones mentales inestables.

P: ¿Por qué es difícil ser aprobado?

R: Porque puede durar hasta seis horas y se basa en la experiencia personal de la persona en cuestión: puede incluir tortura, violencia sexual, episodios de guerra. Sin el apoyo de un psicólogo o un mediador es fácil tener un colapso emocional después de algunas preguntas y por lo tanto el rechazo de la solicitud. La negativa tiene efectos devastadores y genera una frustración extrema: después de enfrentarse a increíbles dificultades y muchas veces huyendo de guerras y persecuciones, muchos de ellos no logran reaccionar ante el resultado negativo de la aplicación y durante mucho tiempo se ven abrumados por un sentimiento de fracaso total que les genera incluso más frustración y devastación desde el punto de vista psicológico...

P: ¿Estamos hablando de trastorno de estrés postraumático?

R: Así es. A menudo tienen dificultad para procesar los recuerdos más dolorosos y siguen viviendo con miedo durante mucho tiempo. Los síntomas de estrés y depresión se encuentran entre los que nuestro personal médico ve con mayor frecuencia: afectan aproximadamente al 50% de nuestros pacientes adultos y menores.

P: Entonces también los menores están muy involucrados...

R: Los médicos y los psicólogos notan síntomas preocupantes en los niños, como ataques de pánico, sonambulismo, pesadillas, autolesiones y pensamientos suicidas, además de comportamientos regresivos como enuresis nocturna secundaria o retrasos en el desarrollo cognitivo, emocional y social. Cuando estaba en Lesbos —ahora trabajo en Kananga, en la República Democrática del Congo, donde atiendo a mujeres que han sobrevivido a la violencia sexual— seguí a una niña de 8 años que, tras vivir el incendio en el campo de Moria donde ella vivía y un enfrentamiento entre policías y manifestantes, había dejado de hablar y ya no reaccionaba a ningún estímulo. Entre los pacientes menores de MSF, muchos han sido testigos de violencia u homicidio (40%), otros han sufrido al menos un episodio que puso en peligro su vida (44%) y alrededor del 20% han sufrido abuso o maltrato.

P: ¿Dónde viven en Lesbos los inmigrantes extremadamente vulnerables, incluyendo a los discapacitados y a los niños muy pequeños?

R: Desde abril de 2021 han caído en un abismo. Después del cierre del campamento de Pikpa (que se había convertido en un modelo de recepción y solidaridad), también se cerró el de Kara Tepe y los 400 extremadamente vulnerables fueron transportados al maxicampamento de Mavrovouini que las ONG han apodado 'Moria 2.0' por su parecido.

Campo Moria (Lesbos): revisión antes de la distribución de alimentos. (Enri Canaj/Magnum Photos)

P: ¿Qué significa eso?

P: Como una prisión...

P: Como una prisión...

R: Sí... algunos fueron secuestrados en Irán e Irak durante el viaje, luego llegan a Europa...

P: ...a la que tienen en un concepto muy alto, casi con temor y reverencia...

R: …y acaban siendo prisioneros en un campo. Algunos no lo pueden creer: ¡nunca lo habrían imaginado! Los vi cuando acababan de desembarcar y, a pesar del infierno que habían vivido, seguían llenos de ilusión y esperanza. Unos meses más tarde en el campamento se habían convertido en personas derrotadas y desesperadas. «Yo no soy un delincuente, ¿por qué me tratan así?», me han preguntado muchas veces.

P: Hay una cosa que me intriga: leí que, aunque todavía no hay una investigación específica en el campo de la etnopsiquiatría, los médicos de MSF han notado síntomas que son más comunes en algunas culturas que en otras. ¿A qué se refieren exactamente?

R: Con base en mi experiencia, puedo decir que he notado síntomas más comunes en unas culturas que en otras: las personas de Afganistán, en general, sufren más depresión, autolesiones, convulsiones y desmayos, mientras que entre los que vienen de países africanos son más frecuentes los casos de alucinaciones y otros síntomas psicóticos.

P: En términos generales, podemos decir que la política migratoria de Europa y Grecia es, lamentablemente, de no aceptación...

R: ...efectivamente pretende dificultar las condiciones de vida, para desalentar la llegada de otros inmigrantes en busca de seguridad en Europa.

P: Me parece que el gobierno de Mītsotakīs se está moviendo en esta línea abarcando varios frentes:

  • aprobó una ley más estricta sobre protección internacional que redujo la ya limitada capacidad de los solicitantes de asilo para obtener atención médica. La nueva ley también establece que los menores pueden ser detenidos y que el trastorno de estrés postraumático ya no debe calificarse como vulnerabilidad;
  • está comenzando a utilizar los centros donde estuvieron presos los disidentes durante la dictadura de los coroneles (1967-1974);
  • decidió el pasado mes de junio reconocer a Turquía como un lugar seguro, con el objetivo de devolver a afganos, sirios, somalíes, pakistaníes y bengalíes;
  • dotó a las fuerzas armadas que custodian la frontera con Turquía de los llamados 'cañones sonoros', sirenas violentas capaces de alcanzar los 162 decibelios, insoportables para el oído humano acostumbrado a los 60 decibelios.

Es muy cierto que...

Los que les tienen miedo no los han visto a los ojos.

Los que les tienen miedo no han visto vuestros rostros.

Los que les tienen miedo no ven a vuestros hijos.

Olvidan que la dignidad y la libertad trascienden el miedo y la división.

Olvidan que la migración no es un problema de Oriente Medio y del Norte de África, Europa y Grecia.

Es un problema del mundo..

(Patriarca ecuménico Bartolomé I, Lesbos, 16 de abril de 2016 / Papa Francisco, Lesbos, 5 de diciembre de 2021)

Paola Cecchini

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