Artículo de Alessandro Bettero publicado en el Messaggero di Sant’Antonio el 7 de junio de 2022
02:56 hrs. - «Nosotros damos fuerza a las asociaciones de los investigadores. Promovemos concretamente las ideas y la innovación tecnológica y la participación de los docentes italianos. Hay un flujo de conocimiento, de contactos, de circulación de científicos que ya es imparable». Vincenzo Arcobelli, uno de los miembros más destacados del CGIE, el Consejo General de los Italianos en el Extranjero, impulsor y promotor de la Conferencia de investigadores italianos en el mundo, mira lejos. Después de dieciséis ediciones —la más reciente se llevó a cabo en abril pasado en la Ciudad de México—, es momento de valoraciones y llamados. «¿Los políticos italianos están interesados o no en los italianos en el mundo? 6 millones de inscritos en el A.I.R.E., el registro de italianos residentes en el extranjero, más 80 millones de descendientes», pregunta provocativamente Arcobelli. Y luego agrega: «El gobierno y el parlamento deben tomar decisiones. Con estas conferencias estamos impulsando concretamente el Sistema Italia pero le corresponde a Roma, que tiene los medios y los recursos, dar continuidad a estas iniciativas. A veces desde afuera nos hacen notar que existe la percepción de que alguien, en los organismos públicos italianos, es indiferente o pone trabas en lugar de apoyarnos y colaborar con hechos y no con palabras para promover el sistema país y la creatividad italiana en el mundo».
La conferencia de la Ciudad de México fue organizada por la ARIM, la Asociación de Investigadores Italianos en México, en colaboración con la TEXASIC, la comunidad científica italiana de Texas. El evento se caracterizó por la presencia de siete presidentes y representantes de las asociaciones de investigadores italianos en el extranjero: la comunidad científica italiana de Miami (MSIC), la Asociación de investigadores italianos en Brasil (ARIB), la de investigadores italianos en Francia (RéCIF), la Sociedad de Académicos Italianos en Suiza (Sais) y la Asociación de Investigadores Italianos del Este de China, además de la ARIM y la Texasic. Estas asociaciones juegan un papel importante y meritorio al contribuir a la promoción del Sistema Italia en el extranjero en los campos de la ciencia, la investigación y la innovación, poniendo a disposición sus recursos para la comercialización territorial y para fortalecer las relaciones institucionales y profesionales a nivel local.
Estados Unidos
Fabio De Furia es el fundador y presidente de la comunidad científica italiana de Miami (MSIC). La asociación nació en 2014. Los socios fundadores fueron aproximadamente veinte y los miembros cerca de 70. «Agrupaciones como la nuestra juegan un papel fundamental: son las fábricas del futuro», observa De Furia. Los investigadores tienen la capacidad de captar los signos de cambio para responder a los desafíos de los nuevos paradigmas de la sociedad contemporánea, ahora cada vez más orientada hacia la sostenibilidad y la inclusión». De Furia toma como ejemplo su realidad: «La MSIC es un centro de transferencia de tecnología que sigue el mismo modelo que las “ciudades de investigación italianas” y en ella participan universidades, organismos de investigación, grandes empresas, parques científicos y tecnológicos, así como asociaciones de empresas italianas y estadounidenses. El objetivo institucional es crear un vínculo entre la universidad y el mundo industrial para favorecer la transferencia de tecnologías innovadoras y promover la competitividad del sistema industrial italiano y estadounidense».
Básicamente la MSIC facilita el encuentro entre las pequeñas y medianas empresas y las nuevas tecnologías, apoyando junto con los socios programas de desarrollo tecnológico y participación en licitaciones para la obtención de subvenciones estadounidenses, fondos regionales y nacionales italianos y los del programa Horizonte de la Unión Europea destinados precisamente a la investigación y la innovación. «Las pequeñas y medianas empresas generalmente no cuentan con instalaciones de investigación válidas y la adquisición de nuevas tecnologías es de vital importancia para poder lograr o mantener una posición competitiva en el mercado nacional e internacional», señala De Furia. La MSIC hace entender a los estadounidenses que Italia no produce solo comida y moda y que en nuestras universidades tenemos patentes y tecnologías competitivas que también pueden apoyar el sistema industrial estadounidense porque no se excluye que una pequeña o mediana empresa en los Estados Unidos pueda tener necesidad de tecnología italiana y que juntos puedan desarrollar sinergias, especialmente en aquellos sectores en los que somos protagonistas en el mundo, como el aeroespacial, la biotecnología, la economía verde, los bienes y actividades culturales y la industria creativa».
En los últimos años, además de la cantidad, también ha cambiado la calidad de la emigración italiana, especialmente hacia los Estados Unidos. Hay jóvenes, profesionales, familias, empresarios preparados. «Como institución tenemos el deber de acercarnos a estas nuevas realidades. Creo que hoy necesitamos responsabilidad y una respuesta más robusta, sistémica y duradera por parte de las asociaciones de investigadores», explica De Furia. «Existe la necesidad de un proyecto compartido entre asociaciones para tomar mejores decisiones en apoyo del ecosistema de innovación italiano en el extranjero».
México
El profesor Simone Lucatello es el presidente de la ARIM, la Asociación de Investigadores Italianos en México. Nacido en Vicenza y con un largo currículum de títulos académicos obtenidos en Italia y en otros países, vive en el extranjero desde hace más de veinte años. Realiza actividades de investigación y docencia en el Instituto Mora del Conacyt, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México. Se dedica a la sostenibilidad y al cambio climático. Cuenta con colaboraciones con las universidades estadounidenses de Stanford y Harvard y es consultor de la ONU en temas ambientales. Recientemente, el presidente de la República, Sergio Mattarella, le otorgó el título de Caballero de la Orden de la Estrella de Italia por sus méritos científicos. Lucatello es presidente de la ARIM desde hace cuatro años. «En México» —nos informa— «nuestra asociación cuenta con más de doscientos miembros y aproximadamente cincuenta de ellos son activos. Proceden de los más diversos campos: ciencias físicas y naturales, ciencias sociales, ciencias de la sostenibilidad. Tenemos historiadores, astrónomos, físicos, geólogos y médicos».
¿Por qué llegan a México investigadores italianos? «El país ha crecido mucho en algunos sectores, en particular en los de antropología, geología, vulcanología, oceanografía. Además, al igual que otros países, por ejemplo China, ofrece oportunidades a quienes vienen de Europa y están adecuadamente formados en el campo de la tecnología. Muchos jóvenes vienen aquí para hacer un doctorado, por ejemplo, en el campo de la investigación planetaria o en el de las ciencias sociales, humanidades e históricas. Hay muchos antropólogos y arqueólogos. En los temas de energía y cambio climático, México ofrece mucho, tiene ojo para la investigación científica y para los científicos europeos en particular». El nivel de becas entre Italia y México es similar y también los salarios son competitivos en comparación con los de Italia y España. «Además» —explica Lucatello— «las condiciones de trabajo son mucho mejores que en Italia, especialmente para las licitaciones y para hacer carrera. Hay figuras de referencia en las universidades, pero sin llegar a esas concentraciones de poder las que estamos acostumbrados en Italia».
En resumen, a la comunidad de investigadores italianos le está yendo bien aquí y no está motivada para regresar a Italia. Obviamente, existe un interés en colaborar con universidades y centros de investigación italianos: «Nosotros, los científicos italianos en el extranjero, tenemos un gran deseo de involucrarnos como puentes culturales, para promover los intercambios y fomentar la internacionalización de las universidades italianas. Debe haber una política exterior que apoye a las diversas comunidades. Nosotros, los investigadores, también contamos, no son solo la comida, el vino, el diseño, la moda y el lujo los que mantienen en alto los colores de Italia en el mundo. Hay quienes llevan a cabo investigación e innovación al más alto nivel ofreciendo avances tecnológicos. Nuestra propuesta, con las fortalezas que tenemos, es crear sinergias con el sistema productivo industrial y no solo con la investigación. En ese contexto, hay asociaciones de la emigración, como la de los Trentinos en el mundo, que organizan varias iniciativas».
Entonces, ¿cuáles son las instancias dirigidas a las instituciones italianas? «Italia tiene una red de personal científico a nivel internacional, además está el portal Innovitalia (una plataforma compartida entre el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional y el Ministerio de la Universidad y la Investigación, creada para facilitar el proceso de internacionalización del sistema italiano de investigación e innovación, nota del redactor). Pero estas iniciativas deben ser sostenibles en términos de personal y recursos económicos. Nosotros pusimos en marcha la ARIM» —concluyó Lucatello— «pero al final nuestra actividad promocional está completamente basada en el voluntariado».
Brasil
Se estima que los científicos e investigadores italianos en este país son entre quinientos y seiscientos. La comunidad científica italiana es la segunda en número después de la portuguesa. Más de un centenar de estos investigadores forman parte de la ARIB, una asociación creada en 2016 y actualmente en proceso de reorganización interna. El profesor Marco Ianniruberto es su secretario. Oceanólogo, graduado en Ciencias del Mar en la Universidad Parthenope de Nápoles, llegó a Brasilia en 2004. En la universidad de la capital federal enseña Oceanografía, Meteorología y Estadística Aplicada, además de realizar una intensa actividad de investigación. En Brasil la presencia de nuestros investigadores se concentra sobre todo en las ciencias matemáticas, físicas, naturales y humanas. «Donde yo trabajo» —señala Ianniruberto— «existe una buena infraestructura para la investigación y el camino de formación de los estudiantes implica mucha actividad de laboratorio y de campo: esta es la diferencia que veo con Italia, donde la disponibilidad de laboratorios es limitada para desarrollar investigación aplicada. Brasil ha crecido mucho en términos de investigación e innovación. Durante los años del gobierno de Lula se realizaron grandes inversiones. Por ejemplo, yo pude crear, bastante rápidamente, un laboratorio de geofísica marina con una buena cantidad de instrumentos de medición».
In Brasile gran parte della ricerca è finanziata attraverso enti pubblici. Inoltre ci sono fondi privati.«Io lavoro molto su progetti sostenuti da una quota che le grandi imprese che gestiscono, per esempio, i bacini idroelettrici, devono investire, per legge, in progetti di ricerca e sviluppo sulla base di una percentuale del loro fatturato», spiega Ianniruberto. Questo riguarda, in particolare, il settore elettrico e quello petrolifero. Le ricadute della ricerca e dello sviluppo vanno a favore dell’innovazione tecnologica, e quindi del mondo dell’impresa, con il miglioramento dei cicli produttivi o con la riduzione dell’impatto ambientale. La collaborazione tra Italia e Brasile potrebbe essere un’opportunità anche per il Belpaese. Eppure c’è una grossa domanda inascoltata. «All’ultimo bando per la ricerca bilaterale, sono stati presentati oltre duecento progetti» —ricorda Ianniruberto— «ma ne sono stati finanziati appena una decina». Non solo. «Come categoria di ricercatori» —prosegue— «chiediamo alcune facilitazioni, per esempio per il riconoscimento e il ricongiungimento della carriera accademica all’estero e dei titoli di studio acquisiti fuori dell’Italia in occasione di concorsi banditi per l’abilitazione alla ricerca in Italia».
Luego está el tema de las pensiones. Ianniruberto desearía un acuerdo entre el INPS y la institución de seguridad social en Brasil: «La carrera de los investigadores a menudo se dispersa en las contribuciones a la seguridad social acumuladas en varios países del mundo, no solo en Italia y Brasil. Además, a algunos investigadores les gustaría volver a Italia, pero no existe ningún canal, más allá de la ley sobre el regreso de “cerebros”, que contempla límites de edad bastante estrechos. Italia acepta el regreso solo de investigadores jóvenes, mientras que aquellos que han acumulado más experiencia y son mayores quedan excluidos de la posibilidad de volver».
Francia
Los miembros activos de RéCIF, la asociación de investigadores italianos en Francia, fundada en 2014, son aproximadamente cincuenta, además de cerca de mil simpatizantes. «Las personas que nos siguen han aumentado desde que comenzamos a organizar eventos en línea durante la pandemia. Hicimos un webinar sobre la relación entre ciencia y sociedad y sobre las relaciones bilaterales entre Italia y Francia, al que asistieron investigadores alejados de los grandes centros». La que nos lo cuenta es Rossana De Angelis, vicepresidente de RéCIF. Titulada en la Universidad de Calabria con una tesis sobre la Filosofía del lenguaje, hoy es profesora de Lingüística y Semiología en la Universidad de Paris-Est Créteil donde enseña Teorías y prácticas del texto escrito y la escritura. Miembro del centro de investigación Céditec (Centre d’étude des discours, images, textes, écrits, communications ), su investigación se centra en los diferentes enfoques lingüísticos y semiológicos de los textos escritos, la relación entre medios, formatos y textos, así como las prácticas editoriales tradicionales y digitales.
«En RéCIF todos somos voluntarios» —admite De Angelis— «Invertimos nuestras energías en el tiempo libre y en el deseo de crear comunidad. Pero la nuestra es una comunidad abierta, no solo de italianos o ítalohablantes. Y tenemos el objetivo de mantener los lazos entre Francia e Italia. En lo que hacemos, tenemos en cuenta que estamos en un contexto de investigación europeo e internacional. Nos interesa hacer dialogar la investigación con las instituciones y la sociedad, hacer circular la investigación y acercar a la gente, porque la investigación científica no es un trabajo individual».
Aunque su campo de acción abarca toda Francia, RéCIF realiza la mayor parte de sus actividades en París ya que las instituciones, las embajadas y el Consulado de Italia tienen su sede en la capital. «El gobierno italiano ha creado la plataforma Innovitalia, pero existe la dificultad de poder compartir esa información sensible con las representaciones diplomáticas, a través del A.I.R.E., el Registro de italianos residentes en el extranjero», se queja De Angelis. «Es por eso que no sabemos el tamaño real de la comunidad de investigadores italianos. Además, hay una movilidad muy fuerte: a veces vienen por un proyecto, trabajan dos o tres años o se doctoran y luego regresan a Italia».
In Francia De Angelis ha trovato spazio per le sue ricerche: «Lavoro sulle pratiche di scrittura contemporanea, come costruiamo testi nell’epoca dell’ipergrafia. La scrittura è ovunque. Lavoro in un laboratorio multidisciplinare. Non so se in Italia avrei lo stesso spazio per fare queste cose. Lo dico con una punta di rammarico anche se ho collaborazioni con ricercatrici e ricercatori italiani». Queste disparità di trattamento producono un’Europa a differenti velocità per i ricercatori. «Purtroppo la ricerca in Italia è intrappolata in una dinamica in cui la fedeltà viene privilegiata rispetto all’originalità e all’innovazione, anche nelle scienze umane – osserva De Angelis –. È difficile che quando si fa qualcosa di originale si possa essere accolti meglio di quando si fa qualcosa che si inserisce invece in una corrente di pensiero prestabilita. Altrove questa dinamica è opposta».
Uno dei punti di forza di RéCIF è la capacità di fare networking, di interagire con istituzioni importanti, come la nostra ambasciata o la Maison de l’Italie. «Nel 2019 abbiamo organizzato una giornata sulla relazione tra scienza, tecnica e arte sullo sfondo dell’anno delle celebrazioni di Leonardo – ricorda De Angelis –. Promuoviamo giornate e dibattiti tematici. Abbiamo predisposto un evento sugli immaginari dell’acqua a partire dalla Divina Commedia di Dante. Inoltre facciamo vedere come la scienza arriva alla società nel senso più multidisciplinare possibile. Un’altra nostra attività è la “Tesi e poi”, rivolta ai dottorandi e ai dottori di ricerca affinché sappiano cosa si può fare in Francia. Invitiamo le imprese che hanno difficoltà a entrare in contatto con dottori e dottorandi, e viceversa, e li facciamo dialogare». Cosa farebbe De Angelis se fosse a capo del Miur, il ministero dell’Istruzione, dell’università e della ricerca? Lei sorride. «Innanzitutto rivedrei le commissioni per le selezioni dei posti di ricercatore. Imporrei l’obbligo di stranieri nelle commissioni italiane per l’attribuzione dei posti di ricercatore o di insegnamento in Italia. Sarebbe un modo per istituzionalizzare un’apertura a un confronto vero con quello che si fa all’estero. Inoltre provvederei a una diversa ridistribuzione dei finanziamenti alla ricerca in modo che una comunità di scienziati possa contare su fondi certi. E, infine, darei un taglio alla precarizzazione della ricerca: questa ha bisogno di tempi lunghi. Occorre ripensare il sistema per non avere posti di ricercatore precario perché è un’assurdità!».
La reciente conferencia en la Ciudad de México impulsó la convocatoria de los Estados Generales de los investigadores italianos en el mundo, precisamente para dar a cada asociación la oportunidad de expresar sus propias ideas y opiniones. Un plan que sea objeto de debate con todas «las instituciones que dirigen el país, un proyecto que ponga la cuestión de las asociaciones italianas de investigadores en el extranjero en el centro de la agenda política», concluye De Furia, presidente de la MSIC. «Necesitamos ser reforzados directamente por la Dirección General del Sistema País Italiano. La investigación, la innovación y la transferencia de tecnología no se pueden improvisar. Y debemos tener una estrategia de desarrollo a mediano y largo plazo que utilice el conocimiento y la experiencia como aceleradores fundamentales».