06:09 hrs. - Puntodincontro entrevistó a Giovanni Solazzi, un joven directivo italiano con antecedentes de estudios en Harvard y Columbia y actualmente vicepresidente del Cancún Fútbol Club, tras cerrar la inversión a través de un grupo de empresarios estadounidenses al que pertenece.
El Cancún FC juega en la Liga Expansión, la segunda división en México, y es el nuevo equipo del famoso destino turístico del Caribe mexicano que recibe más de 15 millones de visitantes al año.
¿Cómo llegaste a México y a ser vicepresidente del Cancún FC?
Desde niño jugué futbol en el equipo de mi ciudad natal. Soy originario de Fano, en la región de Las Marcas.
Aunque jugaba, en realidad mi sueño no era tanto ser futbolista, sino ser presidente de un equipo. Mi ídolo en ese momento no eran Beckham ni Zidane, sino Florentino Pérez. Al final, los jugadores trabajan para el presidente y él decide.
De todas maneras, pasé algunos buenos años jugando y yendo a la escuela.
Después de la secundaria dejé el fútbol para enfocarme en la universidad: estudié derecho en la Universidad de Bolonia, luego gané una beca para ir a California, al Condado de Orange, lo que cambió bastante mi vida. Era uno de mis objetivos desde que era niño.
Una vez de vuelta en Italia, comencé a trabajar en el mundo del deporte, creando una agencia que permitía a los atletas italianos ir a estudiar a Estados Unidos, donde pueden estudiar y jugar futbol o practicar otros deportes a un nivel muy alto en centros que son mejores que la mayoría de los centros profesionales del Bel Paese.
Me acerqué a Paco D'Onofrio, un abogado que fue uno de mis profesores y mentores, después de lo cual regresé a Estados Unidos para ir a investigar a Harvard con el profesor Peter Carfagna. Se me abrieron muchas puertas y una de ellas me llevó a la Universidad de Columbia para cursar una maestría en Gestión Deportiva.
Luego tuve la suerte de trabajar en un family office del propietario del Leeds United, Andrea Radrizzani —un empresario milanés— que administra un fondo de inversión.
Después de un año en Londres decidí unirme a un nuevo grupo a través de Jack Baker, uno de los abogados más importantes del mundo del deporte. El plan era crear un verdadero Club de Cuervos, —una serie de televisión mexicana muy popular— en colaboración con Netflix.
No tuvimos éxito y, una semana antes de cerrar, nos preguntamos: «¿Qué hacemos? ¿Queremos invertir en el fútbol mexicano?». Yo ya vivía en México y decidimos en grupo invertir en el Cancún Fútbol Club.
Desde diciembre de 2021 tomamos el control de las operaciones y hace dos semanas nos convertimos oficialmente en propietarios. El objetivo es convertir al equipo en una de las marcas deportivas más importantes de México.
¿Cuáles son las actividades que han iniciado para avanzar hacia este objetivo?
En primer lugar, ya firmamos un acuerdo con Nike en diciembre, lo cual es una señal fuerte. Creamos un nuevo logo muy representativo de Cancún con la iguana, un animal característico de esta zona y del Estado de Quintana Roo desde la época de los mayas y que siempre genera mucho interés entre los visitantes. Las olas son un símbolo del constante movimiento de la vida y del Caribe mexicano.
Somos el primer grupo de inversionistas estadounidenses en ingresar al fútbol mexicano como propietarios mayoritarios y controlamos el 100% del equipo.
Cancún es uno de los destinos turísticos más importantes del mundo en este momento, la ciudad de mayor crecimiento en México. Aquí se puede crear algo gigante.
Además, según nuestras investigaciones, Cancún es la marca registrada mexicana más famosa del mundo en este momento.
En general, el futbol en México es pasión, casi una religión en muchos casos. La Liga MX es una de las divisiones con los sueldos más altos y es la propiedad futbolística televisiva más grande de Estados Unidos, donde tiene cuatro veces más espectadores que la Major League Soccer.
Hablamos, por lo tanto, del campeonato más importante de Centroamérica y Norteamérica y uno de los más importantes de todo el continente. Hay muchas oportunidades, especialmente para nosotros que somos un grupo muy innovador.
Más allá del ambiente futbolístico y deportivo, ¿cuál es tu sentir sobre la conveniencia de invertir en México en este momento?
He tenido la suerte de vivir en muchos lugares, en muchas ciudades de diferentes continentes, y siempre lo he disfrutado. Vine a México sin saber cuánto tiempo me iba a quedar y ahora, por primera vez en mi vida, tengo una casa, un perro y un proyecto un poco más a largo plazo. He encontrado un lugar realmente fantástico, tanto en la capital como aquí en Cancún.
Lamentablemente este país tiene mala reputación, sobre todo en Europa, aunque en realidad la seguridad en ambas ciudades, si evitas zonas y sitios a los que no tienes que ir, es equiparable a la del Viejo Continente.
México tiene una increíble tradición, historia, cultura y patrimonio artístico y la Ciudad de México, para mí, es una de las más hermosas del mundo. Por lo tanto, es un lugar que ofrece muchas oportunidades para quienes quieran invertir, aunque hay cuestiones políticas y operativas que deben tenerse en cuenta.
¿El hecho de que estés llevando a cabo este proyecto en la zona de México donde vive la mayoría de los italianos que residen en el país tiene algún efecto? ¿Se pueden crear sinergias?
Playa del Carmen es el punto central. Estuve allí un mes y lo disfruté mucho. Aquí en Cancún, sin embargo, además del cónsul honorario Filippo Strano, hasta ahora he encontrado pocos connacionales. Me gustaría involucrarme más con la comunidad italiana de Playa y tal vez invitarlos a los partidos para fundar un club de fans.
En tu perfil, afirmas que también estás interesado en proyectos sin fines de lucro. ¿Podrías hablarnos de ellos?
He sido parte de varios proyectos de este tipo. Viví en África, donde fui voluntario y durante el Covid me uní a una empresa llamada Covaid Africa con el objetivo de organizar conciertos online con artistas africanos.
El proyecto en el que estoy involucrado en este momento se llama FAIL! Inspiring Resilience , creado en el MIT de Boston y entre cuyos fundadores hay tres italianos.
El objetivo es comprender cómo aprovechar al máximo los fracasos, cómo administrarlos y superarlos. El principio detrás de esto es ofrecer a personas de alto perfil —como expertos, directores ejecutivos o profesores universitarios— la oportunidad de ingresar a una plataforma para hablar sobre sus fallas personales, sociales y colectivas y cómo estas situaciones han contribuido a su formación. Para mí es un orgullo ser parte de esta iniciativa.