06:57 hrs. - La historia de la Befana —figura típica del folclore italiano vinculada a la celebración de la visita de los Reyes Magos— comienza en tiempos antiguos y desciende de tradiciones precristianas. El término deriva del griego “Epifanía”, es decir “aparición” o “manifestación”. La Befana se celebra por lo tanto el 6 de enero y suele cerrar el periodo vacacional de Navidad.
El personaje es representado, en el imaginario colectivo, por una anciana de nariz alargada y mentón puntiagudo que, recorriendo aldeas y ciudades montada en una escoba, lleva regalos a los niños. En la noche entre el 5 y el 6 de enero, bajo el peso de un costal rebosante de juguetes, bombones y caramelos (en cuyo fondo siempre hay una buena dosis de cenizas y carbón), la Befana vuela sobre los tejados y, bajando por las chimeneas, llena las medias que dejaron colgadas antes de irse a dormir los más pequeños. Estos, por su parte, preparan para la buena viejita, en un plato, una mandarina o una naranja y una copa de vino. A la mañana siguiente, además de los regalos —y el carbón para quienes hayan sido un poco más traviesos— los niños encontrarán el plato vacío y la huella de la mano de la Befana en las cenizas esparcidas.
Como dice una famosa canción infantil «La Befana viene de noche con los zapatos todos rotos, con el sombrero romano, ¡viva la Befana!», este ícono italiano viste una falda oscura y ancha, un delantal con bolsillos, un chal, así como un pañuelo o un gran sombrero en la cabeza, todo ello adornado por numerosos parches de colores.
Originalmente era un símbolo del año que acababa de pasar, un año ya viejo, al igual que el propio personaje. Los regalos que traía la anciana eran símbolos auspiciosos para el año que estaba empezando.
Cuenta la leyenda que en una noche muy fría de invierno Baltasar, Gaspar y Melchor —en el largo viaje para llegar a Belén donde se encontraba el Niño Jesús y sin poder hallar el camino— pidieron información a una anciana quien les indicó la ruta. Los Reyes Magos invitaron entonces a la mujer a unirse a ellos, pero a pesar de la insistencia, ésta se negó. Una vez que los Reyes Magos se fueron, se arrepintió de no haberlos seguido, preparó un costal lleno de dulces y comenzó a buscarlos, pero sin éxito. Entonces la anciana comenzó a tocar todas las puertas, regalando dulces a cada niño que encontraba, con la esperanza de que uno de ellos fuera realmente el Niño Jesús.
Algunas celebraciones dedicadas a la Befana en Italia
En Véneto, en la noche del 5 al 6 de enero, «Se brusa a vecia», se quema en los campos un títere de paja con la forma de la Befana. Es un rito propiciatorio para alejar los problemas y las negatividades del año anterior. También es importante la dirección en la que irán las chispas y el humo: «Faville a ponente pannocchie niente, faville a levante pannnocchie tante…» (chispas hacia el oeste, nada de mazorcas, chispas hacia el este, muchas mazorcas…). Es una forma de unir a la comunidad en un momento importante de la vida campesina: se bebe vino caliente y se come la pinza, un postre típico de la región del Véneto.
En Urbania, en Las Marcas, se celebra todos los años desde hace más de dos décadas la Fiesta Nacional de la Befana, una tradición que ya es conocida en toda Italia. También en Barga, en Lucchesia, una asociación que protege la tradición folclórica de la Befana sitúa la residencia oficial de la anciana en los bosques adyacentes al pueblo, con diversos actos e iniciativas que culminan los días 5 y 6 de enero.
También en Toscana, en la provincia de Grosseto, existen los Befanos (en la isla de Elba se llaman Befanotti), hombres que el día de la Epifanía van junto a la Befana por las calles de los pueblos cantando canciones tradicionales de la región de la Maremma. En Capezzano Pianore, una aldea de la provincia de Lucca, la fiesta culmina el 5 de enero, con la participación de grupos que acompañan con canciones y música popular a las brujas que llevan regalos y dulces a los pueblos hasta altas horas de la noche. El 6 de enero, la festividad termina con la procesión litúrgica que lleva la imagen del niño Jesús.