La Ley de Lidia Poët: el encanto de Turín en una cautivadora serie de Netflix

La Ley de Lidia Poët: el encanto de Turín en una cautivadora serie de Netflix

08:03 hrs. - La historia de Lidia Poët —la primera mujer que ingresó al Colegio de Abogados de Italia en 1883— es interesante en sí misma, pero contada por la nueva serie de Netflix, que se transmite desde el 15 de febrero, es aún más cautivadora y fascinante.

Un thriller contaminado por el romanticismo es la interpretación que los autores Guido Iuculano y Davide Orsini han querido dar a los 6 episodios. La vida de la primera abogada del Bel Paese sirvió de inspiración para La Legge di Lidia Poët, punto de partida para la creación de una trama con casos difíciles en cada episodio, resueltos con el espíritu libre y poco convencional de una personalidad que brilla por talento y originalidad. Un auténtico himno a la libertad, como apunta el productor y director de los dos primeros episodios, Matteo Rovere.

Lidia es interpretada por Matilda De Angelis, actriz de veintisiete años nacida en Bolonia, emancipada e independiente tanto en la ficción como en la vida real.

La directora de los siguientes cuatro episodios es, en cambio, Letizia Lamartire quien, además de elogiar a De Angelis por cómo «interpreta a la protagonista con gran apego a la psicología del personaje, siguiendo su ritmo, pasión y fuerza», también rinde homenaje a Turín, «que se despliega espléndidamente, mostrando sus colores, su arquitectura, sus contornos, cuya belleza no sólo pertenece a la época narrada, sino que continúa su persistencia en el paso del tiempo».

La escenografía muestra continuamente la ciudad de los Saboya a finales del siglo XIX, muy llamativa no sólo por sus palacios y plazas, sino también por los acontecimientos históricos convulsos de aquella época: un empresario está a punto de fundar FIAT, comunidades judías se mezclan en los barrios, círculos anarquistas, camorra napolitana, socialistas y la presencia de Anna Kuliscioff, ligada sentimentalmente a Filippo Turati con quien dirigió la revista Critica Sociale.

El final del siglo XIX en Turín es luminoso, pero también oscuro, por la presencia de Cesare Lombroso con sus teorías sobre la antropología criminal, los hospitales psiquiátricos, los fanáticos del espiritismo y los primeros sobornos.

En resumen, el contexto presenta un lugar extraño donde vive gente extraña, una ciudad entonces de doscientos mil habitantes que Guido Iuculano define varias veces como «un polvorín» a punto de estallar, pirotécnico, excesivo, grandilocuente, contradictorio y autodestructivo.

A partir de la visión de los diversos episodios, se pueden notar detalles precisos, desde el broche más pequeño hasta la vista panorámica más grande, con la Mole Antonelliana en construcción, transformada por la escenógrafa Luisa Iemma también gracias al uso de manipulaciones digitales. Se ocultaron o rehicieron kilómetros de pasos peatonales, estacionamientos, escaparates, intercomunicadores, cuadros eléctricos, toboganes y barandillas por requerimientos de ambientación. Si bien no todo es filológicamente correcto, el resultado es creíble, gracias a que los edificios de la capital piamontesa siguen conservándose casi como en un principio.

Se pueden reconocer en las escenas la Ex Curia Maxima en via Corte d'Appello, el Palazzo Falletti Barolo, el Palazzo dei Cavalieri, el Museo de la Prisión Le Nuove, Villa Barberis, así como las hermosas plazas Cavour, San Carlo y Carignano. Fuera de la ciudad se utilizaron ambientes como la Villa San Lorenzo en Racconigi, el interior de la Casa Poët, la antigua fábrica de lana Bona en Carignano y el Teatro Alfieri en Asti, representando el más imponente Teatro Regio de Turín. Además, también fueron protagonistas el Castillo y la Certosa di Collegno, el Museo del Ferrocarril Piamontés de Savigliano, la Basílica de Superga y varios atisbos de Borgo Cornalese y Villastellone.

El vestuario, muy cuidado por Stefano Ciammitti, está inspirado en los tejidos de la histórica Tessitura Luigi Bevilacqua de Venecia, donde los terciopelos aún se elaboran a mano en telares del siglo XVIII.

Por el momento, no se ha confirmado si La ley de Lidia Poët —el título en español de la serie— tendrá una segunda temporada, ya que Netflix tomará una decisión tras evaluar los resultados de los primeros 28 días.

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