«No hay suficiente preparación para enfrentar el cambio climático»

«Non c’è abbastanza preparazione per affrontare il cambiamento climatico» / Foto: Cable News Network

11:07 hrs. - Aunque algunos científicos siguen ajustando sus perspectivas, se está llegando a la coincidencia de que julio de 2023 fue el mes más caliente de los últimos 120 mil años.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, dijo que es necesaria una acción urgente: «El cambio climático está aquí» —comentó— «es aterrador y es solo el comienzo. La era del calentamiento global ha terminado, ha llegado la era de la ebullición».

La Secretaría de Salud de México informó que desde el 19 de marzo hasta el 22 de julio se registraron en el país 249 defunciones asociadas a las temperaturas naturales extremas.

En este contexto, la periodista mexicana Carmen Aristegui entrevistó el pasado lunes para el canal de televisión CNN en Español a Simone Lucatello, reconocido con la Orden de la Estrella de Italia por el presidente Mattarella en 2021, ex presidente de la Asociación de Investigadores Italianos en México (ARIM) y coordinador líder del informe GEO 7 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre el estado actual del planeta tierra.

«Si tratta» —ha detto lo specialista italiano— «di uno scenario che dal campo scientifico sapevamo sarebbe arrivato prima o poi, ed è già qui, con tutta la sua forza e potenza».

«El tema de la ebullición global» —continuó Lucatello— «es algo que debería llamarnos la atención por los incumplimientos y las cosas que no hemos hecho bien hasta ahora, ya que llevamos casi cuarenta años diciendo que esto iba a pasar».

«El planeta nos está avisando que hemos alcanzado un punto que, para algunos, es irreversible y, para otros, nos enfrenta a un cambio global. Las olas de calor son una tendencia desde hace aproximadamente cuatro o cinco años y hemos alcanzado temperaturas que nunca habíamos experimentado y que nos ponen en el límite como seres humanos. Todo esto implica una serie de respuestas que tenemos que empezar a dar de manera muy urgente. Es como si hubiéramos prendido la calefacción o la chimenea: sabemos como apagarla, pero no lo hemos logrado. Tenemos horizontes temporales complicados para reducir las emisiones y bajar esta tendencia global y se trata de un tema sumamente grave, creo que ya es el primero de la agenda, sin dejar de tomar en consideración las guerras».

«Desde un punto de vista científico, este es un calentamiento contemporáneo, correspondiente a los últimos 120-140 años, después de la revolución industrial. Las emisiones de gases a efecto invernadero, propias de nuestro modelo de desarrollo, han provocado una contaminación muy importante del planeta».

«Es claro que, para modificar la situación y bajar las temperaturas, tenemos que llegar en poco tiempo a una importante transición ecológica, con emisiones reducidas prácticamente a cero. Estamos hablando de un horizonte de aproximadamente 25 años, fijándonos metas para el 2050, pero lo tenemos que implementar de una manera más agresiva, porque los datos observados nos están diciendo que el planeta se está enfermando más rápidamente de lo que pensábamos».

«Varios eventos extremos —que incluyen, además de las olas de calor, súper tormentas, súper huracanes, así como lluvias y precipitaciones cortas e intensas— han proliferado como consecuencia del calentamiento. En días recientes se está registrando también un incremento anómalo en la temperatura del Océano Atlantico, en el Mar Caribe, al sur de la Florida y en la península de Yucatán, con niveles de 3 o 4 grados superiores a las observaciones anteriores».

«Los seres humanos podemos adaptarnos a las variaciones, pero el planeta no está en condiciones de hacerlo. Los esfuerzos de mitigación y adaptación son tareas que corresponden tanto a los gobiernos como a las personas».

«Recordemos, además» —subrayó el investigador nacido en Vicenza en 1973— «que hay países que, por su nivel de desarrollo, no son los principales responsables de esta situación, pero serán los que más resulten afectados por ella, lo cual implica otro tipo de responsabilidades globales. Es un conjunto de factores, llamados sistémicos, que tenemos que comprender y controlar».

«Hay varios niveles de ataque al problema. La responsabilidad de la comunidad internacional fue formalizada en el famoso acuerdo de París, en el que las naciones —a diferentes velocidades y en diferentes formas— se han comprometido a bajar sus emisiones y a transitar hacia un sistema libre de combustibles fósiles y de contaminantes».

«Estas iniciativas, sin embargo, tienen que tomar en cuenta el derecho al desarrollo de los países, una situación legítima que se suma al rebote de emisiones registrado a nivel mundial después de la pandemia para retomar el camino del crecimiento económico».

«En niveles más bajos del esfuerzo de intervención, los municipios y centros urbanos tienen también que adaptarse y tratar de conocer qué implica para su propio desarrollo enfrentar este fenómeno. Menciono, como ejemplo, la infraestructura hospitalaria necesaria para hacer frente a las necesidades de las víctimas de las olas de calor».

«El tercer nivel es el que le corresponde a los individuos. En este contexto, las acciones que podemos llevar a cabo están vinculadas a los consumos, a la movilidad así como a nuestra forma de vida en las ciudades y en los hogares».

«En lo que se refiere a los costos, la implementación de estas acciones puede incidir significativamente en el producto interno bruto de los países y hoy en día tenemos que admitir que nadie está lo suficientemente preparado para este enfoque integral», concluyó Lucatello.

Foto: Cable News Network

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