16:05 hrs. - Faltan pocos días para la partida del embajador de Italia en México, Luigi De Chiara, quien concluye su misión en este país latinoamericano el próximo fin de semana. Puntodincontro le dirigió algunas preguntas.
¿Cuáles fueron sus objetivos, los principales éxitos y las mayores decepciones en los cuatro años de su gestión como Embajador de Italia en México?
Desde el punto de vista de los objetivos, digamos que –con un gobierno mexicano como el actual, muy concentrado internamente y, en política exterior, dedicado casi al 100% a la relación con Estados Unidos– me pareció claro desde el principio que no había mucho que esperar.
Entre otras cosas, el Covid comenzó inmediatamente después de mi llegada, lo cual nos impidió realizar algunas actividades que estaban programadas, como, por ejemplo, la comisión binacional.
Por ello consideré útil concentrar todas mis energías en el sector económico-comercial, que parecía tener mayor potencial.
Me parece que los resultados han sido bastante buenos: no solo fue mérito de la Embajada y del sistema Italia en México, pero vimos una intensificación importante en los intercambios comerciales. México se convirtió en el principal mercado del Made in Italy en toda América Latina, superando incluso a Brasil, con una economía dos veces más grande y una comunidad mucho más extensa de ciudadanos italianos y descendientes.
Desde el punto de vista de las inversiones productivas, la embajada estuvo muy cerca de las empresas italianas. Vimos empresas que ya estaban presentes en el país inaugurar una nueva temporada de expansión y muchas otras compañías acercarse por primera vez al mercado local.
Hoy —debido al fenómeno del nearshoring, que ya es una realidad y seguramente seguirá siéndolo en los próximos años— en Italia se habla mucho más de México. Sumado a la extraordinaria acción promocional llevada a cabo por la Embajada de México en Roma en los últimos años, los resultados se han hecho tan evidentes que fue más fácil impulsar la presencia italiana aquí.
Sin duda dejo una embajada muy distinta a la que encontré hace cuatro años. Hemos inaugurado la agregaduría militar, estamos construyendo la nueva sede de nuestra representación diplomático-consular en la colonia Polanco de la Ciudad de México y hay una importante ampliación de personal. En particular, llegará un quinto funcionario diplomático, se ha incorporado al equipo una subdirectora del Instituto Italiano de Cultura proveniente de Roma y contaremos con un responsable agrícola-fitosanitario. En definitiva, muchas novedades en una embajada que va ampliándose y adquiriendo mayor capacidad de actuación en un país que nos ofrece un terreno particularmente fértil.
Debo mencionar también el sector artístico y cultural, donde creo que hemos sido una de las embajadas más activas y visibles, a pesar de que somos relativamente pequeños en comparación con las representaciones de los países con los que normalmente nos comparamos. La visibilidad continuará también este año, en el marco de la celebración de los 150 años de relaciones bilaterales, con un programa muy importante.
Por lo tanto, gran satisfacción por los resultados obtenidos. Fue un trabajo desafiante y divertido. No hubo decepciones en estos cuatro años y dos meses en México. La relación con una administración federal tan peculiar fue bastante desafiante, pero esto nos empujó a trabajar mucho con las autoridades a nivel estatal y local, que son quizás las más importantes en lo que respecta a la salud de las inversiones italianas en México. La relación con la Cancillería siempre ha sido absolutamente colaborativa y también de gran simpatía personal con todos los interlocutores.
¿Cuáles son sus previsiones sobre el futuro desarrollo de las relaciones entre Italia y México?
Vuelvo a lo que dije antes: creo que ciertamente hay una situación en el sector económico y comercial que es muy favorable a un mayor incremento y profundización de la relación bilateral.
Después del Covid, las energías y la atención de Roma, como ocurrió con todos los países europeos, fueron absorbidas por la invasión rusa en Ucrania, por la crisis energética que derivó de ella y ahora también por la crisis de Gaza.
Espero que pronto se puedan crear las condiciones para reanudar un diálogo político que, sin embargo, nunca se ha interrumpido. Me gusta recordar que, si bien no pudimos organizar la Comisión binacional, hubo reuniones entre los entonces ministros Ebrard y Di Maio al margen de dos presidencias diferentes del G20, tuvimos la visita de la viceministra Sereni en 2020, el subsecretario Della Vedova en 2021 y dos veces el subsecretario Silli en 2023.
Creo que México ha sido el país latinoamericano más presente en la agenda política de la Farnesina hasta donde lo han permitido las difíciles circunstancias que hemos vivido en los últimos cuatro años.
De cara al futuro mexicano, después de las próximas elecciones —de las que resultará un nuevo gobierno federal y que darán inicio al próximo sexenio presidencial— habrá una gran oportunidad para invertir en términos de relaciones entre un gobierno en Italia que ya está consolidado y un ejecutivo local que dará sus primeros pasos.
Muchos aspectos son prioritarios tanto en Italia como en México, entre ellos los problemas de la paz y la seguridad internacionales, incluyendo el tema de la migración, que hace que Italia y México sufran —quizá como ningún otro país del mundo— el papel de puente geográfico entre el sur y el norte del planeta.
Creo, por lo tanto, que existen todas las condiciones para no solo ampliar la relación económico-comercial, sino también retomar los contactos políticos con nuevo vigor. En los sectores cultural y de colaboración científico-tecnológica las actividades nunca han cesado, ni siquiera durante la Covid.
En México existen diversas asociaciones e instituciones cuyo objetivo principal es la promoción de Italia y el apoyo a los italianos residentes (Cámara de Comercio, ICE, Dante Alighieri, Instituto Italñiano de Cultura, Academia de Arte de Florencia, Asociación Italiana de Asistencia, Patronato Ital, Asociación de Investigadores, Comites, Consulados Honorarios, etc.). ¿Cree que hay algo que puedan hacer para ser más eficaces en su trabajo?
No es casualidad que desde que llegué haya estado hablando de un Sistema País italiano en México, porque en realidad hay una presencia bastante estructurada y variada del Bel Paese.
Además del ICE, el Instituto de Cultura y la agregaduría militar, que son instituciones públicas que trabajan de manera sinérgica con la embajada, hay una serie de organizaciones que se crearon con base en iniciativas de voluntariado.
El hecho de que tradicionalmente hemos invertido menos en México que en otros países importantes de América Latina me llevó casi instintivamente a trabajar en equipo con estas asociaciones. Tuvimos una colaboración sinérgica que creo que fue en cierto modo el secreto de los resultados que logramos en estos cuatro años.
Al reunir todas las instituciones del sistema país italiano en México se tiene un poder de fuego mucho mayor que el que tiene cada una de ellas —incluyendo la embajada— al actuar individualmente. Gracias a esta cooperación fue posible hacer muchas cosas, especialmente desde el punto de vista de la promoción del Made in Italy. Hemos establecido un canal de comunicación —también con las empresas italianas— que es mucho más eficaz y directo que el que existía en el pasado.
¿Qué más pueden hacer? En mi opinión ya hacen mucho. Todos juntos podemos mejorar si trabajamos para aumentar aún más la efectividad de esta colaboración sinérgica entre las instituciones del Sistema Italia en México.
¿Quiere enviar un mensaje a los italianos en México?
Antes que nada un mensaje de agradecimiento a todas las personas que tuve la oportunidad de conocer, no sólo en la Ciudad de México, sino también al viajar por el país.
De una forma u otra logré cubrir 28 de los 32 Estados federados, lo cual no es poco, teniendo en cuenta también que durante el primer año y medio prácticamente no me pude mover debido al Covid.
México es un país realmente enorme, por lo que claramente no fue posible encontrar italianos residentes en todas partes y les ofrezco una disculpa.
Creo que la Embajada y el ministerio de Asuntos Exteriores han invertido en tratar de brindar un servicio consular cada vez mejor y más humano a nuestros connacionales, pero aún es muy poco. Estoy seguro de que también gracias a las contrataciones y concursos que se se están llevando a cabo en los últimos tiempos —y que continuarán en el futuro— la situación debería mejorar. Al utilizar cada vez más herramientas digitales, sin duda tendremos la capacidad de brindar servicios más rápidos y eficaces en los próximos años.
Mi mensaje a los italianos es también que miren al futuro con optimismo. Creo que por toda una serie de razones podemos tener confianza al considerar el porvenir de esta nación en el corto y mediano plazo. Es un país extraordinario, donde nuestros connacionales se sienten muy cómodos y que tiene muchas cosas en común con Italia.
Creo que la dinámica económica será bastante sostenida, por lo que confío en que estos serán años positivos para todos: ciertamente para los mexicanos, pero también para los italianos que viven aquí.
Por ello aprovecho para despedirme, aclarando que se trata solo de un “hasta luego”, porque después de esta experiencia estoy seguro que regresaré a México tantas veces como pueda, para seguir descubriendo este interesantísimo país.
Cuatro años son muy pocos para decir que lo conozco bien.
Foto: Puntodincontro