06:34 hrs. – Estamos acostumbrados a hablar de identidad, considerándola como algo invariable, en cualquier momento y lugar.

Sin embargo, siempre estamos en constante evolución, las experiencias que vivimos nos cambian, haciéndonos siempre dis-idénticos a nosotros mismos. Mudarse a vivir a un país nuevo, con una cultura diferente a la propia, puede provocar cambios en la forma en que nos sentimos y nos vemos a nosotros mismos.

El estrés de la transculturación es el cansancio que experimentan los expatriados en un país con una cultura diferente a la suya.

Quienes la padecen pueden experimentar sentimientos de extrañeza, soledad, nostalgia, preocupación. Esto puede dificultar aún más el enfrentar los retos que surgirán en el nuevo país, en primer lugar entre ellos, la comunicación o el cambio de estatus social.

Sin embargo, el estrés no es una condición negativa en sí misma, sino una señal de que estamos ante una situación desafiante, que requiere que movilicemos nuestras energías. Las implicaciones de este proceso pueden ser positivas, pueden hacernos dar cuenta de lo fuertes y resistentes que somos.

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Anna Casirati – Michela Lussu