05:49 hrs. – Falleció hoy, 20 de abril, en Roma, el cardenal Javier Lozano Barragán, arzobispo emérito de Zacatecas. Tenía 89 años. Tras su desaparición, el Colegio Cardenalicio está compuesto ahora por 210 cardenales, de los cuales 117 son electores y 93 no electores.
El cardenal, nacido el 26 de enero de 1933 en Toluca, México, estudió en el seminario diocesano de Zamora y fue ordenado sacerdote el 30 de octubre de 1955. Tras los años de especialización en la Universidad Gregoriana de Roma, que culminaron con la licenciatura y el doctorado en Teología Dogmática, regresó a su tierra natal y en la década de 1970 fue presidente de la Sociedad Teológica Mexicana y después del Instituto Teológico Pastoral de la CELAM. Nombrado auxiliar en el '79, hasta 1984 realizó sus labores en la arquidiócesis del país latinoamericano, en el tercer vicariato episcopal, y en esos años estuvo entre los fundadores de la Universidad Pontificia de México, desempeñando entre otras cosas el oficio de secretario general en el Sínodo sobre la familia de 1980.
La renovación del clero, las estructuras diocesanas y el diálogo con la cultura fueron el centro de su ministerio durante los años al frente de la diócesis de Zacatecas (1985-1997). En este período se intensificaron sus actividades al servicio de la Santa Sede. En 1988 se convirtió en miembro del Pontificio Consejo para el Diálogo con los No Creyentes —que más tarde se convirtió en Pontificio Consejo para la Cultura—, hasta que en 1989 se incorporó a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. En 1997 se convirtió en consejero de la Comisión Pontificia para América Latina y en el año 2000 fue nombrado miembro de la Congregación para los Obispos. En 1996 Juan Pablo II lo eligió como presidente del Consejo Pontificio para los Trabajadores de la Salud, cargo para el cual fue nombrado arzobispo. El Papa Wojtyla la nombró cardenal en el consistorio del 21 de octubre de 2003 y en abril de 2005 participó en el cónclave que eligió a Benedicto XVI. Cesó su servicio activo en 2009, cuando el se convirtió en presidente emérito del Pontificio Consejo para los Trabajadores de la Salud.
Sus restos serán trasladados a México para una misa en la Basílica de Guadalupe antes de ser sepultados en el santuario de Zamora. Primero se celebrará una liturgia en la Basílica de San Pedro, a la que asistirá el Papa Francisco.