08:20 hrs. - Protegido durante 2300 años por el barro ha resurgido en estos días de las excavaciones de San Casciano dei Bagni, en Toscana, un depósito de ofrendas nunca antes visto, con más de 24 estatuas de bronce de hechura muy refinada, cinco de las cuales de casi un metro de altura, todas intactas y en perfecto estado de conservación.

«Un descubrimiento que reescribirá la historia y en el que ya están trabajando más de 60 expertos de todo el mundo», explica el arqueólogo Jacopo Tabolli, joven docente de la Universidad para Extranjeros de Siena que lidera el proyecto con la concesión del Ministerio de Cultura (MiC) y el apoyo, también económico, de la pequeña ciudad a medio camino entre Florencia y Roma.

Un tesoro «absolutamente único», subraya, que va acompañado de una increíble cantidad de inscripciones en etrusco y latín a las que se suman miles de monedas así como una serie de ofrendas vegetales igualmente interesantes. En el cargo desde hace unos días, el Ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, ya visitó el laboratorio de restauración que acaba de recibir las estatuas y ahora aplaude: «Un hallazgo excepcional que confirma una vez más que Italia es un país hecho de tesoros inmensos y únicos. La estratificación de diferentes civilizaciones es exclusiva de la cultura italiana», se apasiona el responsable del Colegio Romano.

«Es el hallazgo más importante desde los Bronces de Riace y sin duda uno de los descubrimientos más significativos jamás realizados en la historia del Mediterráneo antiguo», comenta junto a él el director general de Museos del MiC Massimo Osanna, que acaba de aprobar la adquisición del palacio del siglo XVI que albergará en el pueblo de San Casciano las maravillas devueltas por el Bagno Grande, un museo al que se añadirá en el futuro un parque arqueológico.

Luigi La Rocca, director general de arqueología, comparte el entusiasmo y subraya «la importancia del método utilizado en esta excavación», que al igual que en los descubrimientos más recientes en Pompeya, es caracterizado por la participación de «especialistas en todas las disciplinas: arquitectos, geólogos, arqueobotánicos y expertos en epigrafía y numismática».

Una de las cabezas votivas inscritas en etrusco. Las estatuas están fechadas entre el siglo II. a.C. y el siglo I. d.C.