06:43 hrs. - El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, que recuerda la importancia de un bien que muchas veces se da por sentado. El tema de este año es acelerar el cambio para resolver la crisis de salud e hídrica del planeta. «En este momento estamos lejos de alcanzar la meta número 6 para el desarrollo sostenible, es decir, agua y salud para todos en 2030», se lee en la página oficial dedicada a este aniversario.
A continuación presentamos algunos de los desafíos que enfrentan Italia y México en este contexto, con base en los análisis realizados por la asociación Legambiente y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
ITALIA
La asociación ecologista Legambiente destaca el potencial que tendrían en conjunto la captación de aguas pluviales en zonas urbanas y la reutilización de aguas residuales para la agricultura, equivalentes a 22 mil millones de metros cúbicos anuales, lo que corresponde a cerca de 3 veces la capacidad contenida en los 374 grandes embalses en operación, que asciende a aproximadamente 6.9 miles de millones de metros cúbicos.
En el contexto urbano, la asociación propone el siguiente decálogo:
1) aprobar reglamentos de edificación en todos los Municipios con obligaciones de recuperación, reutilización y ahorro de agua;
2) criterios ambientales mínimos para mejorar la gestión del agua a través de la contratación pública;
3) infraestructura y techos verdes, beneficiosos para la captación y tratamiento de agua de lluvia, sombreado y mitigación del efecto isla de calor;
4) reutilización, valorización y reciclaje para reutilizar y aprovechar las diferentes fuentes de agua con un tratamiento que corresponda al uso, asegurando una calidad adecuada al fin del uso y la gestión integrada de los recursos hídricos;
5) Modernización de la red de agua para evitar fugas y desperdicios en la red;
6) Hacer más eficiente la depuración de las aguas residuales urbanas, para su completa reutilización en sectores estratégicos, como el agrícola, tanto apoyando los ambiciosos objetivos marcados por la revisión de la Directiva sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas como superando los obstáculos normativos nacionales (DM 185/2003) con respecto a la reutilización de aguas residuales según lo exigido por el reglamento de la UE 741/2020;
7) Innovación tecnológica para numerosos propósitos, desde monitorear recursos hasta rastrear pérdidas en la red;
8) Reponer los cuerpos de agua y sus ecosistemas, descargando sólo lo que puede ser absorbido por el medio natural, reduciendo los suministros de agua y asegurando su calidad;
9) Modularidad de los sistemas, asegurando múltiples opciones de recursos, tratamiento, almacenamiento, conducción, mejorando los niveles de servicio y la resiliencia de los sistemas urbanos de agua;
10) Estar preparados para eventos extremos, involucrando a la ciudadanía en la gestión sostenible de los recursos hídricos urbanos y en la concientización de la comprensión de riesgos y oportunidades.
Prácticas virtuosas
Legambiente indica algunas «prácticas virtuosas» que se pueden implementar en Italia para mejorar la disponibilidad y la gestión del agua. Un buen ejemplo de retención del exceso de agua en las zonas urbanas viene de Trento que, en el contexto del proyecto Santa Chiara Open Lab, ha diseñado un parque para el tratamiento y reutilización del agua de lluvia, para el riego de zonas verdes y para aumentar la biodiversidad.
También se menciona la experiencia de Forlì en aumentar la permeabilidad del tejido urbano con la creación del Jardín de los Museos, un nuevo gran espacio verde para reurbanizar y valorizar el territorio, desprecintándolo y restaurando el paisaje de los edificios históricos, recordando las antiguas huertas.
Legambiente también recuerda las experiencias positivas en la reutilización de aguas residuales en la agricultura, como la depuradora de Fregene, a unos 30 km de Roma, o la de Fasano-Forcatella, en la provincia de Brindisi, que prevén la reutilización para el riego de zonas agrícolas, además de subrayar el caso destacable de las depuradoras del área de Milán.
La propuesta
Legambiente pide al Gobierno que defina una estrategia hídrica nacional para iniciar un nuevo contexto de gestión del agua, que tenga como objetivo no sólo la acumulación para hacer frente a los períodos de escasez, sino sobre todo la reducción de la demanda.
La asociación propone un plan de remodelación y rediseño de los espacios libres y edificios de las ciudades que pretende recuperar al menos el 20% del agua de lluvia para 2025, el 35% para 2027 y el 50% para 2030. Se subraya, además, la necesidad de que la aplicación del reglamento de la UE 741/2020 para la reutilización de aguas residuales —en observación en el Ministerio de Medio Ambiente y Seguridad Energética— se realice con rigurosidad, teniendo en cuenta el análisis de riesgos.
MÉXICO 
México ya experimenta los efectos negativos de la falta de agua. Durante los últimos años, las regiones centro y norte del país han vivido un aumento de las sequías. De acuerdo con datos del Banco Mundial, a nivel nacional la disponibilidad promedio anual per cápita pasó de 10 mil metros cúbicos en 1960 a 4 mil en 2012. Se estima que para 2030 esta disponibilidad descienda debajo de los 3 mil metros cúbicos por habitante al año.
Por su importancia para el desarrollo económico, ambiental y social, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizó un estudio con el objetivo de ofrecer un diagnóstico de la situación actual del agua en el país, desde entender a los cuatro grupos consumidores hasta los retos que enfrentan los tipos de recursos hídricos.
Para garantizar el abastecimiento de la demanda futura, el Estado mexicano requiere actualizar los marcos regulatorios que rigen el manejo del agua y modernizar la infraestructura hidráulica. Es necesario tomar en consideración las distintas características técnicas -en particular las geofísicas- y los desafíos actuales, tales como el aumento poblacional, el crecimiento de la mancha urbana, la evolución de las sequías y la variabilidad de las precipitaciones.
En el país existen cuatro grupos consumidores de las concesiones de agua:
1) Sector agropecuario. En 2020, este sector tuvo el 76% del total de agua concesionada para riego de cultivos y ganadería.
2) Abastecimiento público. Representa el 15% del total concesionado y se distribuye a través de las redes de agua potable a domicilios, industrias y otros usuarios.
3) Industria autoabastecida. Representa el 5% del total concesionado e incluye a las empresas que toman agua directamente de ríos, arroyos, lagos y acuíferos.
4) Centrales termoeléctricas. Representa el 4% del agua concesionada.
Los recursos hídricos en México enfrentan distintos retos dependiendo de su tipo (superficial o subterráneos), así como del tipo de fenómenos climatológicos (precipitaciones o sequías):
Agua superficial
En México, 60% del agua potable proviene de los cuerpos de agua superficiales. De los principales ríos, siete representan 71% del agua superficial del país, distribuidos en la zona centro y sur del país, mientras que sólo 29% del agua superficial se ubica en la zona norte. El principal problema de las aguas superficiales es la contaminación, en particular por las aguas residuales, ya sean domésticas, industriales, agrícolas o ganaderas, que en la mayoría de los casos son vertidas sin tratamiento previo y que contienen elementos y sustancias contaminantes disueltas.
Agua subterránea (acuíferos)
En 2018, 18% de los acuíferos subterráneos de México estaban sobreexplotados. Esto afecta tanto el abasto humano como las actividades agropecuarias e industriales, elevando los costos de extracción y ocasionando hundimientos en el terreno.
Asimismo, 5% de los acuíferos tuvo problemas de salinización del suelo, proceso por el cual se incrementa la concentración de sales y minerales de las aguas subterráneas con un consecuente deterioro de los parámetros de calidad. Aunado a ello, 3% de los acuíferos en México tiene problemas de intrusión marina.
Precipitaciones
México recibe en promedio alrededor de 1.5 millones de hectómetros cúbicos de agua al año en forma de precipitación. El 67% cae entre junio y septiembre, en su mayoría en la región sur-sureste, donde tiene lugar el 50% de las lluvias. La precipitación promedio anual a nivel nacional ha aumentado a través del tiempo debido al cambio climático. Este fenómeno no se ha presentado con la misma intensidad en todo el territorio: en la Ciudad de México y el Estado de México la precipitación se redujo entre 2000 y 2021, mientras que en el mismo periodo aumentó en Campeche, Quintana Roo, Veracruz y Guanajuato.
Sequías
México es un país vulnerable a las sequías, con 52% de su territorio —14 Estados— ubicado en climas áridos o semiáridos. Aunque las sequías son fenómenos recurrentes, durante la última década han ido en aumento en frecuencia, intensidad y duración. En 2021 se registraron 8,491 sequías, de las cuales 71% fueron severas —con riesgo de pérdida total de los cultivos—, 26% fueron extremas —con pérdidas mayores en cultivos y riesgo de incendios forestales- y 3% fueron sequías excepcionales, con escasez de agua en embalses, arroyos y pozos.
México debe abordar la problemática del agua con datos y evidencia. A partir de este diagnóstico, el IMCO Propone una serie de recomendaciones de política pública que abordará a detalle en estudios posteriores que atiendan la problemática del agua desde los ángulos de regulación, infraestructura y gestión.
La propuesta
Mejorar el monitoreo del uso del agua, principalmente en el sector ganadero y agricultor —que actualmente no está basado en mediciones precisas, sino en estimaciones—, con el objetivo de contar con datos que permitan una gestión más eficiente.
Desarrollar proyectos climáticos en el sector ganadero y agricultor, a través, por ejemplo, de la compra y venta de bonos de carbono o financiamientos climáticos como el Fondo Verde del Clima (GCF por sus siglas en inglés). Es fundamental desarrollar infraestructura.
Evaluar y actualizar la delimitación de los acuíferos en que se encuentra dividido el país con criterios geofísicos en vez de geopolíticos.
Invertir en modernización y conservación de infraestructura hídrica para una gestión más eficiente, principalmente para atender el problema que representan las tomas clandestinas y las fugas.