06:48 hrs. - Una semana después de Austin, la Fórmula 1 se desplaza 1,200 kilómetros al sur para el GP de la Ciudad de México, en el trazado que lleva el nombre de los hermanos Rodríguez.

Según los técnicos de Brembo —una de las principales empresas italianas presentes en el país latinoamericano— el circuito entra en la categoría de los más exigentes con los frenos. En una escala del 1 al 5, obtuvo una dificultad de 4, superior a las pistas estadounidenses del Campeonato del Mundo y al mismo nivel que el autódromo canadiense de Montreal.

A diferencia de otros componentes, la altitud récord del circuito de la capital mexicana no afecta al funcionamiento del sistema de frenos, que, sin embargo, se ve puesto a prueba por los picos de velocidad. Pero la baja densidad del aire contribuye a una menor capacidad de refrigeración de los discos, pastillas y pinzas, así como de los radiadores y los motores.

A pesar de ser el tercer circuito más corto de la temporada, los frenos se utilizan 9 veces por vuelta, para un total de 16 segundos y medio por piloto, equivalente al 21 por ciento de la duración total de la carrera, con 6 tramos de frenada contenidos en el primeras 7 curvas. De la curva 8 a la 17 el sistema se utiliza sólo 3 veces.

Las curvas 6 y 7 son las únicas consecutivas en las que el conductor debe aplicar más de 100 kg de fuerza en el pedal del freno. Sin embargo, hay tres curvas con desaceleraciones de al menos 4 G, aunque el pico máximo es de 4,1 G, como en el GP de Qatar. Desde la salida hasta la bandera a cuadros, cada piloto aplica una carga de 67 toneladas sobre el pedal del freno.

De los 9 tramos de frenada del GP de México, 3 se consideran de alta exigencia para los frenos, 2 son de dificultad media y los 4 restantes son ligeros.

El más duro es el primero tras la salida, porque —aprovechando la larga recta— los monoplazas llega a la frenada a una velocidad de 343 km/h, bajando a 113 km/h: tardan 2.68 segundos en recorrer 147 metros. En esta curva, el esfuerzo de los pilotos es elevado: 4,1 G y 128 kg de carga sobre el pedal.

Brembo en México

Con una inversión de 131 millones de euros, Brembo construyó a mediados de la década de 2010 una nueva fundidora y una planta para la producción de pinzas de aluminio en Escobedo (en las afueras de la ciudad norteña de Monterrey), empleando a más de 1,800 personas. Con una superficie de casi 25,000 metros cuadrados, la instalación tiene una capacidad de fundición de 14,000 toneladas.

La fábrica, que entró en funcionamiento en octubre de 2016, permite producir hasta dos millones de pinzas al año. En esta zona del país, notoriamente pobre en recursos hídricos, Brembo está muy atento a la sostenibilidad, hasta el punto de que ha activado un proceso de tratamiento y filtrado de aguas negras, permitiendo así la reutilización de los recursos hídricos depurados procedentes de las actividades de limpieza de las máquinas y del uso de compresores.

Foto: brembo.com