Las notas de Rossini inundan la ciudad de Pésaro. De Paola Cecchini

Las notas de Rossini inundan la ciudad de Pésaro

18:42 hrs. - La 43ª edición del Rossini Opera Festival (ROF) —cita operística que desde 1980 se dedica cada año al patrimonio musical del célebre compositor italiano— está en marcha en Pesaro hasta el 21 de agosto. A continuación, presentamos la reseña de Paola Cecchini sobre las primeras noches del evento.

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En 1828, Rossini llevaba cinco años en París, pero —además de la partitura de celebración de El viaje a Reims compuesta para festejar la coronación de Carlos V y representada durante algunas noches—aún no había ofrecido una nueva ópera a los teatros franceses. Las dos recreaciones de Mehmed II y Moisés en Egipto (Le Siège de Corinthe y Moise et Pharaon) habían despertado el entusiasmo del público que esperaba la llegada de una obra original en francés para ser representada en el mayor teatro de París.

La tarea de escribir rápidamente un libreto para la nueva partitura fue confiada al hombre más experimentado del teatro de la época, Eugène Scribe (autor de aproximadamente cuatrocientas obras) y a su colaborador, Charles Gaspard Delestre-Poirson.

Según la costumbre de la época, Scribe le propuso a Rossini reciclar, ampliándolo, un tema ya utilizado: uno de sus vodeviles (comedias ligeras y brillantes, basadas en la intriga y la sátira) representada en París en 1816, para la cual el dramaturgo había obtenido inspiración de una balada medieval, a su vez tomada de una leyenda pícara en la que se celebraban las aventuras de un libertino (el Conde Ory), que había entrado al convento de Formoutiers con un grupo de caballeros disfrazados de monjas para «complacer a las religiosas y ahuyentar el aburrimiento».

Las últimas líneas de la divertida balada advertían maliciosamente al lector que nueve meses después, cada monja tuvo «su caballerito».

Para no toparse con las flechas de la censura y no ser acusado de vilipendio a la religión, en el vodevil Scribe había recurrido a un juego de alusiones más sutil y menos explícito, transformando a las monjas en una castellana y sus damas y eliminando el final licencioso: el libreto de hecho termina con la derrota de los aspirantes a seductores, obligados a abandonar el intento y a abandonar apresuradamente el castillo debido al repentino e inesperado regreso del señor feudal y sus hombres (las piezas musicales del vodevil alternaban canciones populares francesas y arias de ópera de varios autores, incluyendo a Mozart).

La redacción del libreto planteó algunos problemas: partiendo del escaso material del único acto del vodevil era necesario construir una historia capaz de 'llenar' los dos actos de la ópera, tomando en cuenta al mismo tiempo la intención del compositor de reciclar algunos pasajes del Viaje a Reims (en lengua italiana y por lo tanto con acentos musicales ajustados a diferentes valores métricos).

Dado que la tarea no fue fácil ni libre de conflictos, las relaciones entre el Músico y Scribe se volvieron tan tensas que este último, acostumbrado a imponer sus productos a los grandes autores de la época, de acuerdo con su colaborador, se negó a que el libreto mencionara sus nombres (aunque se apuró a pedir que fueran incluidos tras el triunfo de la obra).

La ópera (la penúltima del Maestro de Pésaro) se presentó en la Ópera de París el 20 de agosto de 1828 y —al ser capaz de mantener despierta la atención del público desde las primeras notas— obtuvo inmediatamente un gran éxito.

Le tocó a Le Comte Ory —con una nueva producción firmada por el director argentino Hugo de Ana y el regreso a la escena del tenor superestrella Juan Diego Flórez en uno de sus papeles más exitosos— inaugurar la 43 edición del ‘Rossini Opera Festival el pasado 9 de agosto en la Arena Vitrifrigo de Pésaro, completamente reabierta al público y sin limitaciones después de aproximadamente dos años.

Para de Ana —responsable de la dirección, la escenografía y el vestuario— se trata de un regreso después de treinta años: en 1992 curó una histórica y visionaria puesta en escena de Semiramide.

Desde los ensayos, la puesta en escena prometía ser divertida y colorida, un juego de malentendidos y disfraces entre lo sagrado y lo profano, gracias también al juego de luces de Valerio Alfieri.

Para algunos, sin embargo, de Ana creó un espectáculo caracterizado por el absurdo total, más comparable con Helzapoppin (una película de comedia musical de 1941, dirigida por H.C. Potter e inspirada directamente en la revista homónima puesta en escena en Broadway) que a las obras del francés Feydeau, que es en muchos sentidos el creador del tipo de comedias bautizadas en Italia con el nombre francés pochade y que en Francia, en cambio, se definen como vodevil, con escenas inspiradas en el pintor Hyeronimus Bosch: plantas antropomórficas, dinosaurios y pájaros gigantes en los momentos culminantes.

Y así fue: carcajadas interminables, aplausos durante la ejecución para las arias más difíciles y al final casi 15 minutos de ovación (y también de estruendo con los pies, como es tradición en Pésaro).

Una acogida triunfal sobre todo para la parte musical del espectáculo, conducido como gran protagonista por el peruano Flórez (quien también ocupa el cargo de director artístico del ROF) en estado de gracia en el papel principal, caracterizado por «una voz de tenor brillante e inalcanzable».

Junto a él aparecen en el reparto Julie Fuchs, Nahuel Di Pierro, Maria Kataeva, Andrzej Filonczyk, Monica Bacelli y Anna-Doris Capitelli.

Fue definida «cautivadora» la dirección de la Orquesta Sinfónica de la Rai y del Coro Ventidio Basso (curado por Giovanni Farina) a cargo de Diego Matheuz, quien pertenece a la primera generación de músicos surgida de El Sistema, el modelo didáctico musical concebido e impulsado en Venezuela por José Antonio Abreu que consiste en un «sistema de educación musical pública, generalizada y enfocada, con acceso libre y gratuito para niños de todos los niveles socioeconómicos».

El festival continuó el 10 de agosto con la reanudación en el Teatro Rossini de La gazzetta en la exitosa puesta en escena de Marco Carniti que fue un gran éxito en el ROF 2015 (Carlo Rizzi dirige la Orquesta Sinfónica G. Rossini y el Coro del Teatro della Fortuna preparado por Mirca Rosciani). Entre los artistas Carlo Lepore, Maria Grazia Schiavo, Giorgio Caoduro y Martiniana Antonie.

El 11 de agosto se estrenó en la Arena Vitrifrigo la tercera ópera: Otello, dirigida por Yves Abel, al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional de la Rai y del Coro Ventidio Basso. La puesta en escena es de Rosetta Cucchi, con escenografía de Tiziano Santi, vestuario de Ursula Patzak e iluminación de Daniele Naldi. En el reparto, Enea Scala, Eleonora Buratto, Evgeny Stavinsky, Dmitry Korchak y Antonino Siragusa.

También están en el programa El viaje a Reims de la Accademia Rossiniana (13 y 15 de agosto), cuatro conciertos lírico-sinfónicos, dos conciertos de bel canto y el regreso del divertissement Rossinimania (entretenimiento musical concebido por Sergio Ragni con actores y cantantes).

Para el cierre, el 21 de agosto, será presentada una gala de celebración de los 40 años de Pier Luigi Pizzi en el ROF, Entre rondò y tournedos, que será videoproyectada en la Piazza del Popolo en Pésaro.

Le Comte Ory en el Rossini Opera Festival 2022

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