La opinión de un investigador italiano sobre la nueva ley científica en México

México, la opinión de un investigador italiano sobre el nuevo Conahcti

15:57 hrs. - En México, el sábado 29 de abril, el Senado de la República aprobó la Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, norma que reemplaza a la Ley de Ciencia y Tecnología y crea el Consejo Nacional de Humanidades, Tecnologías e Innovación (Conahcti) en sustitución del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

La coordinación de comunicación social de la Cámara Alta del Congreso señala en un comunicado que las nuevas disposiciones reconocen «el derecho humano a la ciencia y su relevancia para poder acceder a otros derechos fundamentales, estableciendo elementos, principios y líneas de acción en torno a temas estratégicos para el desarrollo del país».

«Se establece también» —continúa el texto— «que el Estado debe fomentar que la formación, investigación, divulgación y desarrollo de proyectos en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación se realice bajo los principios de rigor epistemológico, igualdad, no discriminación, libertad académica, inclusión, pluralidad e interculturalidad, así como de diálogo de saberes, producción horizontal y transversal del conocimiento, trabajo colaborativo, solidaridad, beneficio social y precaución».

Parte de la comunidad científica y universitaria del país, sin embargo, se ha declarado contraria e este nuevo ordenamiento, argumentando preocupaciones de forma en el proceso legislativo y de fondo por el contenido que «hace perder una oportunidad al país de tener una verdadera ley de Estado que fomente el desarrollo de la ciencia, dado que deja sin apoyos a las universidades privadas y a sus estudiantes».

Sobre este tema, con el fin de conocer su opinión, Puntodincontro contactó a Simone Lucatello (en la foto), ex presidente de la Asociación de Investigadores Italianos en México, docente del Instituto Dr. José María Luis Mora del Conacyt y coordinador líder del informe GEO 7 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre el estado actual del planeta tierra, además de haber sido galardonado con la condecoración de la Estrella de Italia por parte del presidente Sergio Mattarella en 2021.

«Participé en algunos debates parlamentarios sobre este tema», respondió Lucatello. «Hablando a título personal, no de la institución para la que trabajo» —añadió— «hay un poco de amarillismo en la prensa contraria al gobierno. Lo que puedo decir es que, hasta el momento, nuestra actividad no ha sufrido cambios profundos y que los beneficios laborales han aumentado en el último año».

«La nueva ley implica sin duda una redistribución de recursos, fortaleciendo el sector público en detrimento del privado. El Conacyt no desaparece, pero cambia de nombre porque se ampliarán sus actividades a favor de las humanidades, lo cual me parece positivo, dado que hasta ahora nos hemos concentrado solo en las disciplinas físico-naturales y en la tecnología, aunque hay muchos investigadores en áreas de humanidades y sociales. Por lo tanto, habrá más becas y más fondos para la investigación de estos temas».

«Lo que va a cambiar profundamente respecto a las pasadas administraciones será el control de la institución. Se suprimirá la Junta de Gobierno, es decir, las reuniones con los titulares de las secretarías y las principales universidades del país, públicas y privadas. A partir de ahora, la dirección de la política estará encomendada a una comisión intersecretarial que también incluye a la Secretaría de la Defensa Nacional y a la Secretaría de Marina, es decir, a los militares. Esto no significa que Conahcti será militarizado. Hasta ahora el ejército, la fuerza aérea y la armada de México, a diferencia de lo que sucede en Estados Unidos y otros países, no hacían investigación tecnológica, por lo que habrá una redistribución de recursos en este sentido. No puedo decir si esto es un aspecto positivo o negativo, habrá que esperar y analizarlo».

«La ley llegó tarde y representa sin duda un cambio, pero no una revolución profunda. Otra cosa que podría ser delicada, pero que no ha sucedido hasta ahora, es el proyecto de alinear los centros públicos para transformarlos en agencias federales de investigación, algo que ya se está haciendo en EE.UU. Pasaríamos entonces a una clara dependencia del ejecutivo federal. Evidentemente, no sería deseable que se impusieran las líneas de investigación, pero —en mi opinión— no están en juego la libertad de docencia y de investigación».

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